Tamales pintos
Sucedió hace poco más de un año en la tornaboda de mi hija. Habían llegado días antes unos familiares del sur y nos reencontramos en una quinta el día siguiente, comimos, bebimos y disfrutamos de un día, entre frío y cálido.
La charla se sucedió y Lucio y Nidia, los familiares del sur empezaron a hablar de lo delicioso de los tamales que preparo. El ahora marido de mi hija mencionó no haberlos probado, ¿cómo es posible si están buenísimos?, pues no lo sé, no me han tocado.
Un año después, mi hija vino a casa y me pidió que hiciéramos tamales porque su marido seguía sentido, accedí con la condición que tenía que ayudarme, al día siguiente empezó la preparación, cocinar todo y dejar preparados los guisos y las salsas, al día siguiente sería la preparación. Esto se hace así porque son de proceso largo.
Al día siguiente llegó mi hija (impuntual como siempre); yo ya tenía todo listo, incluido el amasado para introducir suficiente aire a la masa; ya solo faltaba prepararlos, la ayuda de mi hija brilló por su ausencia (como siempre hace), platicando por aquí y por allá, poniéndose al corriente de los acontecimientos se pasó el día.
Le pedí me consiguiera una moneda pequeñita y la pusiera en el fondo de la olla vaporera, la buscó, la lavó, la desinfectó y la colocó al fondo, luego puso agua caliente hasta el máximo de la olla y me dispuse a acomodar los tamales en forma vertical.
— No los toques, que luego no se cocinan — se lo dije y sonreí (no creo en supersticiones), mi hija me miró con esa mirada entre traviesa y retadora, metió la mano y la pasó alrededor de la olla y tocando los tamales — te faltó esta parte — mencioné, volvió a meter la mano y sonrió.
— Mami, ¿en cuánto tiempo estarán? — tres horas — vale, voy y vengo
Tres horas después me llamó, estaba preocupada — Mami, sí se cocinaron, ¿cierto? — Diría que no, salieron pintos — Mami, no me digas eso, ¿es en serio? — Sí, es en serio — Anda, mi marido me ha estado diciendo que eso no se hace, que su abuela no les permitía meter la mano y me ha dicho que es mi culpa que salgan mal — Tranquila, solo son dos días de trabajo echados a perder — Pero mami, arréglalo — ¿Y cómo hago — Jaja, me estás mintiendo, bueno, vamos para allá y si no salieron, pues ni modo.
Los tamales estuvieron, se cocinaron bien y la superstición (como siempre) quedó en solo un mito, pero igual, antes de marcharse mi hija prometió que a la próxima no volverá a meter mano en los tamales.
Mi participación en el tema; Supersticiones, propuesto por Campirela
En México, como seguro sucede en el resto del mundo, hay supersticiones, algunas más arraigadas, como lo son, "No ver a la novia antes de la boda", "Derramar sal", "La herradura", "Cruzar los dedos", "Tocar madera", "Soplar una pestaña, "El huesito superior de la pechuga", "Vestir de amarillo", "Levantarse con el pie izquierdo", etc. Una de las supersticiones más arraigadas que se remonta a más de cinco siglos atrás en Texcoco, Tlatelolco y Tenochtitlán son "Los tamales pintos".
Se cree que los tamales son delicados y celosos; y por ello se debe dedicar especial atención a la masa para lograr un batido perfecto ¿y cómo hacer esto si no existe un tiempo determinado?, ¡a ojo!, solo una persona puede meter su mano a la olla para acomodarlos, de no ser así, los tamales saldrán pintos, también debes tener buen humor al momento de la preparación porque de lo contrario tu enfado se trasmitirá a la masa volviéndolos agrios o aceda; y por ningún motivo una mujer embarazada o en su período puede acercarse a su elaboración. Si algo de esto ocurriese por no prestar atención, la forma de solucionarlo es bailar alrededor de la olla vaporera, regañarlos y hasta cantarles; y rezar para que haya sido suficiente.
Supersticiones, como las meigas, haberlas...¡haylas!
ResponderEliminar;)))
¡En todas partes cuecen habas!
Un saludo.
Por supuesto, Alfred =)
EliminarSaludos
Sólo hay una cosa en esta vida que verdaderamente trae mala suerte: ser supersticioso.
ResponderEliminarEste tipo de supersticiones son herencias de un tiempo sin ciencia para explicar y entender el mundo, mantenerlas es peligroso, ya que instaura dogmas inquebrantables basados en absolutamente nada, y eso jode vidas a muchos niveles.
Cuidado con lo que crees.
Buen relato, me ha encantado.
Quizás esto se dio para culpar a alguien si no salían bien, a saber ...
EliminarGracias, Kiffi
Qué bonita historia, me encanto, muchas gracias.
ResponderEliminarEs cierto que en la comida hay muchas supersticiones al igual que con las plantas, aquí se dice que cuando una mujer está con la menstruación no debe tocar las plantas, estas es ponen pochas.--La verdad que mi madre nunca me dejo tocarlas y si alguna vez lo hice es planta zas, no llegaba a buen puerto jajajá.
Un besote grande por tu aporte a este jueves, te lo agradezco mucho.
¿Ponchas?
EliminarAnda, mejor hacerle caso
Besos, Campirela
Siempre he considerado las supersticiones como un medio para someter u obtener obediencia. Supongo que su origen era ese. Algo así como " pórtate bien que si no viene el coco" o "no hagas eso que el Señor te castigará".
ResponderEliminarCreo lo mismo, Cabrónidas
EliminarTodas esas supersticiones son casi universales, yo agregaría pasar por debajo de una escalera, yo no soy supersticioso e imagino que tu hija tampoco, no la veo bailando, cantando y rezando por los tamales :D Por cierto, yo nunca he probado tamales, así que ya sabes ;)
ResponderEliminarBesos dulces y dulce diciembre MdN.
=) No, no lo es, Dulce
EliminarBesos y bellos sueños
Me encanta verte escribir y hacerlo como lo haces, MdN. Yo no soy supersticioso, ni ahora, ni antes, pero me gusta conocer a quienes lo son y por qué.
ResponderEliminarFuerte abrazo, escritora.
Gracias, Enrique, tampoco lo soy
EliminarAbrazo inmenso, amigo
Hola.
ResponderEliminarMe hiciste acordar a todo un arco argumental de la serie de El Zorro, con los tamales.
Por acá, también hay. Pero no circula esa historia de que sólo puede prepararlos una persona.
Besos.
Lindo eso, Dem
EliminarBesos
Hola, curioso relato, aquí en España no existe esa superstición que cuentas de los tomates, o, al menos, yo no lo había escuchado nunca. Las demás que comentas sí. En cualquier caso, buen relato, original y curioso.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
De los tamales, Merche, sí, eso lo vengo escuchando desde mis abuelos, pero nunca he sido supersticiosa
EliminarAbrazo
Tengo sentimientos encontrados con tu hija. Por un lado me gustan las personas que ponen a prueba todo lo aprendido (y eso son las supersticiones) pero, por otro lado, no me gustan las personas que no respetan el trabajo ajeno.. oye, si túi cocina, pones las reglas :)
ResponderEliminarMe alegra que lo tomases con humor.
Ella mete mano en todo lo que puede; y sabe los límites de las otras personas, también que no soy supersticiosa, quizás por eso lo hace, por ponerme a prueba de ver si realmente lo soy.
EliminarUn abrazo, Beauséant
Yo creo no ser muy superticioso y de serlo mal asunto ya que vivo en un numero 13 y en mis tiempos de estudiante recuerdo realice un examen en martes y 13 algo de mal augurio por aquí, por cierto sin apenas preparar sali airoso.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegro que no lo seas,. Tomás, o no tanto.
EliminarSaludos
ya veo que hacer tamales es muuuuy tedioso. ¿qué tal las humitas? jajaja.
ResponderEliminarun buen texto.
un beso.
Interesante las humitas, Pirata
EliminarBeso
Un relato que si no se conoce la cocina mejicana se entiende poco. Por suerte lo explicas perfectamente. Hay supersticiones que parecen absurdas, casi todas, pero ahí siguen :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Y seguirán, Albada
EliminarAbrazo
La elaboración de los tamales parece casi una liturgia más wue una tradición y quitar la moneda o permitir qu otro toquen la comid, una traición, a castigar como mínimo c, con que salgan mal. Un castigo mal enfocado porwue el castigado sería el que cocina. El " tocon" sería castigado por su conciencia, dependiendo de si tiene o no. tu hija parece que sí, aunque aquí no hubo castigo.
ResponderEliminarCuanto saben las tradiciones!!
La cocina me recordó a la además "agua para chocolate", creo, hace mucho.
Besosss MdN
gabiliante
Sí, es casi religioso, Gabilante; yo no creo en las supersticiones pero entiendo, por todo el ritual en su elaboración, el tiempo y dedicación que lleven las cosas a nivel de creencias porque para elaborarlos; y hacerlo bien (hablo de la receta tradicional, aunque en México, en cada región tiene la propia) es casi agotador.
EliminarBesos
¡Je, je...! Me encantan todas esas supersticiones.
ResponderEliminarBesos góticos.
A mí me encanta conocer lo que hay detrás de ellas, Erik
EliminarBesos
Se aprende algo siempre, que lindo!, no sabía que los tamales necesitaban tanta preparación. quizás ahí está la superstición, que nadie toque la preparación, sería muy triste que después de tanta elaboración, la cocinera tuviese que tirarlo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Creo lo mismo, Cecy
EliminarAbrazo
Desconocía esta superstición mexicana.
ResponderEliminarComo bien dice el Demiurgo, en el norte de Argentina es una comida típica, pero no recuerdo que tengan algún mito al respecto
Abrazo
Yo desconocía que fuera comida típica en Argentina.
EliminarAbrazo, Frodo
En todos sitios cuecen habas, Mujer de negro.
ResponderEliminarCreo que no hay lugar de la tierra donde no existan supersticiones. Lo de las embarazadas me ha llamado la atención. En España hay zonas en las que creen que una mujer en periodo de lactancia no debe planchar o se le cierra el conducto. A mi abuela casi le da un infarto cuando me vio planchar teniendo mi bebé dos meses. En otros lugares aun creen que bañarse con el periodo no es bueno. En pleno siglo XXI En fin...
Me ha gustado mucho tu relato. ¿Lo de poner la moneda en el fondo es también por creencias populares, o realmente tiene una explicación?
Tiene su explicación, Ardilla Roja y no es por superstición. La moneda pequeña se pone y al momento de empezar el hervor la moneda empezará un movimiento que llaman "baile" haciendo un sonido característico, como si fuera un pequeño cascabel, cuando el agua que crea el vapor para la correcta cocción de los tamales se acaba, la moneda deja de bailar, se revisan los tamales, si ya se desprenden de la hoja es suficiente cocción, de lo contrario agregas más agua hirviendo y vuelven a la llama.
EliminarMe ha encantado leer sobre esta superstición de México, MdN *.* Gracias a mi trabajo, estoy continuamente con personas de todo el mundo (mi actual compañera es de Panamá, y también he trabajado codo con codo con gente de Colombia y Venezuela) y adoro conocer otras costumbres. ¡Y por supuesto comer deliciosos platos!
ResponderEliminarAhora me apetece probar esos tamales...
Un besazo
Cada pueblo es un mundo en sí mismo.
ResponderEliminarInteresante anécdota/relato.
Saludos!
J.
No conocía esta superstición en cuanto a la cocción de los tamales, pero está bueno conocerla. En tu relato me recordaste a mi hija que siempre que vienen a comer con mi yerno me piden platos especiales, pero nunca me ayudan ni a poner un tenedor en la mesa, creo que en todos lados los hijos actúan igual.
ResponderEliminarMuy buena historia, saludos.
PATRICIA F.
Ao contrário da minha mãe, não tenho nenhuma superstição.
ResponderEliminarAcredito em mim e na ciência.
Bjs, boa semana
Las supersticiones se encuentran en el trasfondo de muchas culturas y han pervivido a través de los tiempos. Buena aportación. Saludos!
ResponderEliminarlady_p
Qué preciosidad de historia. Su hija disfrutó de la comida, pero por si acaso mejor no tocar los tamales. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarEntrañable historia familiar, ¡que gran cocinera mujer de negro!.
ResponderEliminarEn cuanto a las supersticciones, tienen mucho que ver con el TOC (trastorno obsesivo compulsivo). El TOC conduce a conductas repetitivas (por extrañas que éstas puedan parecer) con el único objetivo de aliviar toda la ansiedad que la misma obsesión les provoca.
Es esta variedad posiblemente ( llamemosle "pensamiento mágico"), es uno de los más normalizados y primeros en origen, en cuanto que entronca con distintas tradiciones o cuentos tradicionales. Además pueden tener connotaciones emocionales desde la niñez, por ejemplo que un familiar, padre, madre, ser querido lo transmitiese por imitación. Nada de que preocuparse, si no incide y causa perjuicio a nuestras vidas. Pero con todo, hay que ser consciente que casi todo tiene una explicación que va más allá de la "magia".
Besos, mujer de negro, gran historia y gran relato.