Hoy fuimos a una de esas citas médicas

Hora: 9:45 am

Lugar: Consultorio 7, [ otorrino ], segundo nivel

Llegamos a las 9:02 am, mi hija hizo acto de presencia y nos dijeron que pasáramos y nos sentáramos, [ no había lugar ], caminamos lentamente por el corredor, a medio trayecto se desocupan dos lugares ... nos sentamos.

Frente a nosotros el consultorio 3 [ pediatría ]

La enfermera pregunta, — ¿ vienen aquí ?

— ¡ No, señorita ! ... sonríe ... sonrío ... mi hija se enfada. [ es devora años ], a las tantas sonrío, me hace gracia los pucheros que hace cuando está enfadada.

Se desocupan dos asientos más cerca, nos recorremos

Consultorio 4 [ Psiquiatría ]

La enfermera pregunta, — ¿ señora,  viene aquí ?

— ¡ No !, así, seria, mi hija sonríe, al rato también lo hago, no pasa nada, me digo.

Se desocupan dos asientos aún más cerca, volvemos a cambiarnos

Consultorio 5 [ Geriatría ]

Mi hija me observa divertida cuando la enfermera se asoma para preguntar, en ese momento levanto el dedo índice en señal de advertencia, la enfermera [me] lo observa, sonríe y se retira ... mi hija sonríe y yo le lanzo una mirada que intenta ser intimidante y solo causa risa.

Horas más tarde salimos del hospital, respiro hondo, de un tiempo a la fecha esos lugares me sofocan.

— ¿ Qué hacemos ?

— ¡ Vamos al super !

Llegamos, mi hija está muy animada, las noticias con el médico fueron satisfactorias [para ambas] y constantemente está de broma.

Trato de seleccionar el pan, integral, doble fibra, grano ... naaa, mejor bolillo, luego el bolillo, integral, con ajonjolí, con linaza, mini chico, chico, mediano ... naaa, mejor francés, pues eso, este está guapetón, esté tiene una pequeña protuberancia, esté es largo, este ancho y en esas estoy cuando mi hija viene por detrás, se deja pegadita a mi cuello y me susurra algo, no le pongo atención y solo muevo la mano en señal que me deje un momento, luego brota ese instinto materno y me pregunto, ¿ qué dijo ? y recuerdo que ha estado haciéndome bromas y estiro la mano, [sin voltear], ¡va la mía !, me digo.


Empiezo a tocar su traserito [sé que eso le incomoda] y lo palpo y lo presiono y lo pellizco y lo jalo, lo acaricio y ... nada, no me dice nada, no se queja, no se mueve, al contrario, parece que se acerca y sonrío y pienso, bueno ... si eso quiere ... y sigo palpando, acariciando y vuelvo a pensar ... bueno, a esta niña qué le pasa?, que no es su comportamiento habitual y volteo ... el hombre maduro me observa divertido y cuando me ha visto se da la vuelta y me dice.
— ¡ Sigue, sigue ... ya me gusta !.