Lo siento latir a corta distancia ... se acerca más ... su respiración calma agita la mía ... aspiro hondo y prolongado hasta sentir, que poco a poco mi sangre fluye con lentitud.
Se relajan mis muñecas; ya no siento sus cadenas, los tobillos se mantienen en calma, no hay más intento por liberarlos.
Soy consciente de su tacto, de su cercanía ... muevo un poco la cabeza, intentando soltar el lazo que cubre mis ojos, son movimientos inútiles porque solo consigo enredar mis cabellos, él se muestra generoso y con suavidad los desenreda.
Se mece con lenta suavidad por encima de mi cuerpo, tiene la dulce capacidad de volverlo hambriento de su roce, desliza su dedo corazón por en medio de mis labios ... se empuja y mientras ... sus palabras en mi oído me acarician.
Si pudiera ver el brillo de sus ojos, sus gestos armoniosos, la plenitud manifiesta cuando desliza sus pestañas cuesta abajo, porque solo siento su firmeza palpitante al internarse ... intento recrearlo, en la imagen que guardo en mi memoria; y las imágenes se suceden espontáneas ... De su beso húmedo desfilando por mi piel, de su cuerpo agitándose sobre el mío, de sus piernas impulsándose hacía adentro ... Hasta el total vencimiento de nuestros cuerpos.