Desde lo profundo de la noche, se escucha el crepitar de tu cuerpo en llamas que avanza ... y en su trayecto, todo lo viene incendiando.
Sopla la brisa suave, sacude las ramas del roble, que arañan el cristal de mi ventana cuando intentan detenerlo, pero es tanto el fuego que expele tu cuerpo, que nada puede frenarlo.
Ven ... envuélveme con vehemencia y devórame lento ... porque es tan intenso que, de tan solo sentirte ... ya me estoy quemando.