Adieu / 1892 / Alfred Guillou (1844-1926)
Caminé hacía ti
limpia, incólume, casta,
sin un recuerdo pasado
ajena a todo mal sentimiento.
Deseaba ceñirme a tu pecho
y cuando lo hice
tu aliento fue una cálida caricia
que recorrió mi cuello
erizando toda mi piel.
Al mismo tiempo
que descendiste con ligereza
por la línea media de mi espalda.
Hoy soy para tu cuerpo
el más puro latido
que se mantiene vivo
en la fuerza de tu abrazo
y en tu deseo inagotable
a dominarme.
¡ Deja que vaya a tu encuentro !
y me entregue a ti
más allá de mí.
¡ Deja que abandone mi ser interno !
por la inmortalidad en el tuyo
¡ Siénteme ... !
Camino a tu lado
desnuda de alma,
porque he renacido en ti.
Un Jueves, Un Relato, esta semana repetimos con Mag
su blog: La Trastienda del Pecado
El tema: Ucrónia
125 palabras