En respuesta a Noel, amigo bloguero.
Noche agitada, agotamiento satisfactorio y relajante y después ... Madrugada tranquila.
Dormía plácidamente al lado derecho de la cama, a él se le ocurrió hacer caminito en mi brazo izquierdo con sus dedos, desperté asustada, creyendo que me recorría un bichito, aún ahora y después de tanto, no sé de dónde saqué tanta fuerza y fui a estrellar el brazo en el torso desnudo de mi compañero.
A oscuras, desorientado y con un dolor punzante en el pecho pregunta:
— ¿ Qué ha pasado ... ?
Encendí la luz, preocupada me acerqué
— ¿ Te encuentras bien ?
— Me duele el pecho
Moría de risa por dentro, pero al sentir su desamparo y ver su torso enrojecido lo abracé.
— ¡ Tranquilo !, todo está bien
— Sentí un calambre, pero uno muy intenso, seguido de un fuerte dolor en el pecho.
La mañana siguiente su torso de un morado acusador.
— ¡ Adel !, ¿ me pegaste ?
— ¿ Yo ?, ¿cómo crees ... ?, se mostró incrédulo, a su vez, me mostré ofendida y dignamente cerré el tema.
Entrada la tarde, a mi puerta llegó un radiante ramo de rosas rojas.
¡ Me sentí culpable ... !
¡ Me sentí culpable ... !