Luego de unos shot de tequila veo mi reflejo en su pupila ... sus dedos me perfilan lentamente deteniéndose en mis labios, se acerca ... siento su respiración calentándome el rostro, me sonríe, tiene una sonrisa amplia, intento mantenerme seria ...se introduce paciente, su lengua juega con la mía ... su mano se desliza por la mejilla y va a posarse en mi cuello, me recorre hacia atrás, sus dedos se enredan entre mis cabellos, se empuja con más intensidad presionándome los labios, el fuego de su lengua me subyuga, me envuelve entre sus brazos con urgencia, la fuerza de su mano se clava en mi espalda rasgando con desdén algún recuerdo fatuo.
Salimos del bar ... no hay prisa, pero sí una intensa necesidad de alargar ese momento.
En el estacionamiento me suelto de su mano y lo observo, es una sombra sin identidad caminándome lentamente, su mirada infinita me perturba, me asusto y retrocedo, intento escapar, alejarme sin mirar atrás ... me llama y su voz es tan dulce como su mente tan perversa, me desliza por sus bordes y me abre a su misterio, cadencioso, la presión de sus dedos en mi espalda deja marcas.
Me arqueo hacia atrás, aspiro profundo ... escucho su respiración ... intermitente.