22 noviembre 2023

Olvidarme sería borrarte



Entre las hojas desgastadas de un viejo libro que en su apurar hacía la puerta dejó olvidado, se encuentra resaltada una frase que vuelve mis noches eternas. "Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas". 

Estoy recostada en la intimidad de mi habitación, antes de tu partida, la oscuridad nunca fue tan pronunciada, solo cuelga de mi cuello el collar con tu inicial, aquel que prometí nunca sacarme, pero nada es lo que parece.

La noche ha abierto sus brazos hacía mí, me llama silenciosa y el bostezo se pronuncia inevitable; y a punto de dejarme envolver me desprendo, no puedo sucumbir al agotamiento, ¡estoy pensando en ti!; y los pensamientos se escapan de mi interior; y frente a mí, poco a poco se va formando tu silueta suave, avanza con lentitud matando la realidad inexistente.

Porque yo elijo las noches que pasas en mi alcoba, elijo el cordel que sujeta mis muñecas al dosel de la cama maliciosamente acogedora. Elijo la sádica nocturnidad que me aleja de todos y me acerca a ti, en esta aventura de la mente, tan abierta a la emoción que respira en mi piel de mil maneras diferentes.

Porque conozco la oscuridad de tus pensamientos que apenas vislumbran la luz, puedo verte desnudar tus perversiones llegando hasta lo más íntimo, perdiendo toda noción, atrapado, derritiéndote en el fervor de mi sometimiento, suspirando y gimiendo desvanecido; y dejando caer lágrimas blancas que se reflejan en mi piel humedecida. 

Este es mi hogar, donde lo que se muestra real puede ser imaginario; y lo imaginario esconde su naturaleza y solo deja fluir el tapiz del enigma; y se siente tan real, que puede ser el único lenguaje coherente que me hable de tu presencia.

280 Palabras
Este relato forma parte de la propuesta de Mag, desde su blog, La Trastienda del Pecado, basar el tema en alguna de las frases colocadas, he elegido una:

Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas. 
El infierno de Gabriel, 
Sylvain Reynard

29 octubre 2023

El destino del que nadie escapa


                                                                    Juan Ramón 1948/2002

Somos mortales porque estamos hechos de tiempo y de historia. 
Pero hay salidas instantáneas a través de la cultura, 
que es un acto poético, que disuelve el tiempo, 
para escapar de la historia y de la muerte.- 
Octavio Paz.

El 02 de Noviembre de cada año es la fecha que los mexicanos nos unimos a festejar a las almas que ya no caminan con nosotros en la tierra, porque en México se celebra la vida y la muerte como una sola esencia pero, ¿qué significa el día de muertos?... Es el destino del que nadie escapa.

Es un tiempo de unión con nuestros difuntos, de reconciliación que imposibilita el olvido, porque las almas de los que ya partieron regresan y se les recibe como un visitante distinguido al que se le brinda homenaje; y convergen en un mismo espacio-tiempo que se vive con respeto, se reafirma lo espiritual, lo religioso y la memoria colectiva en la que el recuerdo prevalece.

Yendo un poco más al fondo, la tradición del Día de Muertos se remonta a la época prehispánica -antes que los españoles vinieran a conocernos- desde esos tiempos ya era una celebración realizada por las culturas Totonaca, Mexica, Purépecha y Maya.

En dichas culturas, la muerte era concebida como el inicio del último viaje de las almas hacia Mictlán -lugar de los muertos-, para llegar allí, el alma del difunto debía atravesar por diversos obstáculos hasta llegar con Mictlántecuhtli -señor de los muertos- y Mictecacíhuatl -señora de los muertos- dioses de Mictlán, allí, se les hacía una ofrenda para conseguir el descanso eterno.

En la actualidad, algunos hogares o instituciones siguen con la tradición de colocar el  Altar de Muerto -ofrenda- con diversos objetos y cada uno de ellos tiene un propósito concreto, también se coloca una fotografía, alimento y bebida que gustaba en vida, algunos de los cuales son:

La veladora que ilumina el camino de regreso de las almas al lugar que los acogió como su hogar
Las calaveritas de azúcar que representan al difunto
El agua tiene dos funciones, la pureza del alma y saciar su sed
El pan de muerto hace referencia a su esqueleto

Calaverita literaria

Gracias, DUICE



El pan de muerto adornado con huesos y cráneo; y sus ingredientes principales son harina de trigo, azúcar, huevo y perfumado con naranja y anís, adornado con ajonjolí o cubierta de azúcar, totomoxtle* mezclado con azúcar y actualmente también con chocolate en polvo. Su origen no lo tengo del todo claro.

Se cuenta que, cuando una princesa era ofrendada a los dioses, su corazón aún latiendo se introducía en una olla con amaranto hasta que la persona que encabezaba el rito lo mordiera como señal de agradecimiento a un dios. Una leyenda salvaje que representa el origen del pan de muerto.
Otra versión menciona que llegó con los españoles que en ese momento representaban al rey Carlos V. Los españoles, espantados por los sacrificios humanos en las ceremonias religiosas que hacía la población indígena se dieron a la tarea de elaborar un pan de trigo bañado en azúcar color rojo que simbolizaba un corazón y la sangre del sacrificio.

Una versión actual y totalmente desquiciada es la que se generó hace algunos años y aún continúa; ¿y qué hacemos los mexicanos?, sencillo... lo tomamos como lo que es.

*Totomoxtle - hoja de maíz- quemado hasta hacerse ceniza y mezclado con azúcar.

04 octubre 2023

Secretos


La noche descendía sigilosa por la habitación, entre hilos de opacidad y de misterio se inundaba de sombras y siluetas, observé tu rostro, aunque sereno, por momentos parecía el espejo de una batalla que luchabas por vencer. 

Entre la angustia de la desesperanza, te sentí indefenso, ajeno a mi presencia, libre de la cruel realidad que me supera, te mire, con toda la ternura que despiertas en mi piel, ávida aún de tu sensualidad, anhelante del calor que en otros tiempos en tus brazos había sentido.

Acaricie inquieta cada poro de tu piel, lastimando mi soledad el verte sosegado, con tu cuerpo desnudo, sólo cubierto por una sábana de seda, pude observar en tu corazón las lesiones que otros brazos te dejaron, las luchas sin cuartel en las que no siempre resultaste vencedor, heridas aún abiertas, dolorosas; y entre ellas estaba yo, marchita, con la claridad de que en tu vida fui ligera brisa que te envolvió. sin destino ni presencia, como un pequeño soplo pasajero. 

Me sentí perdida, recostada en el centro de tu lecho, cuidé de ti. acomodé tu rostro en mi pecho; y te dejé dormir. Cuando los rayos del sol penetraban tu ventana; y antes de marcharme,  grabé mi imagen en tus sueños, deposité mi esencia en tus labios. besé tu cuello, susurré a tu alma lo mucho que te amo ... y que aún te extraño.