Entre las hojas desgastadas de un viejo libro que en su apurar hacía la puerta dejó olvidado, se encuentra resaltada una frase que vuelve mis noches eternas. "Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas".
Estoy recostada en la intimidad de mi habitación, antes de tu partida, la oscuridad nunca fue tan pronunciada, solo cuelga de mi cuello el collar con tu inicial, aquel que prometí nunca sacarme, pero nada es lo que parece.
La noche ha abierto sus brazos hacía mí, me llama silenciosa y el bostezo se pronuncia inevitable; y a punto de dejarme envolver me desprendo, no puedo sucumbir al agotamiento, ¡estoy pensando en ti!; y los pensamientos se escapan de mi interior; y frente a mí, poco a poco se va formando tu silueta suave, avanza con lentitud matando la realidad inexistente.
Porque yo elijo las noches que pasas en mi alcoba, elijo el cordel que sujeta mis muñecas al dosel de la cama maliciosamente acogedora. Elijo la sádica nocturnidad que me aleja de todos y me acerca a ti, en esta aventura de la mente, tan abierta a la emoción que respira en mi piel de mil maneras diferentes.
Porque conozco la oscuridad de tus pensamientos que apenas vislumbran la luz, puedo verte desnudar tus perversiones llegando hasta lo más íntimo, perdiendo toda noción, atrapado, derritiéndote en el fervor de mi sometimiento, suspirando y gimiendo desvanecido; y dejando caer lágrimas blancas que se reflejan en mi piel humedecida.
Este es mi hogar, donde lo que se muestra real puede ser imaginario; y lo imaginario esconde su naturaleza y solo deja fluir el tapiz del enigma; y se siente tan real, que puede ser el único lenguaje coherente que me hable de tu presencia.
280 Palabras
Este relato forma parte de la propuesta de Mag, desde su blog, La Trastienda del Pecado, basar el tema en alguna de las frases colocadas, he elegido una:
Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas.
El infierno de Gabriel,
Sylvain Reynard