(Autora: ©Nuria de Espinosa)
En este un mundo, existe un fenómeno cuya fuerza misteriosa
emite una luz que irradia un extraño magnetismo de paz y serenidad. Es la diosa
del bien y la bondad, que tiene la capacidad de manipular elementos naturales a
su voluntad. Algunos seres también pueden controlar el fuego, mientras que
otros son capaces de controlar el agua, la tierra o el aire. Se llaman
elementalistas; seres llenos de luz que desprenden un áurea enigmática y que
han aprendido a vivir en armonía con los elementos.
El clima evoluciona de una manera distinta. El aire se
regenera gracias a los elementos controlados por la mente de los
elementalistas, logrando ciudades autosuficientes y sostenibles que se integran
con la naturaleza. También hay otros seres que cohabitan en este mundo. Los
bosques están poblados de criaturas mágicas: unicornios, elfos, duendes y
hadas, que coexisten con los animales y humanos en completa armonía,
comunicándose a través de un lenguaje telepático.
La experiencia y saber de los ancianos es el equilibrio que nos
mantiene unidos en este mundo de posibilidades infinitas al que pertenezco como
elementalista del aire. Desde pequeña, he aprendido a dominar las corrientes de
viento, a sentir su energía y a utilizarla en bien de mi comunidad. Junto a mis
compañeros trabajamos con la diosa del bien y la bondad para mantener la
armonía y el equilibrio. La vida es tranquila y pacífica, gracias a la
influencia de la diosa y la sabiduría de nuestros ancianos. Las ciudades son
sostenidas por el poder de los elementalistas del aire y reforzadas por los de
la tierra. La combinación de ambos elementos crea ciudades donde las casas se
entrelazan con los árboles y las calles se convierten en bosques en miniatura.
Caminar por estas ciudades es como adentrarse en una obra de
arte, con flores de colores intensos que bailan al compás del viento y árboles
que florecen en todas las estaciones del año. Los elementalistas del agua
utilizan su poder para purificar el agua de los ríos y mares, mientras que los
del fuego crean el calor necesario para calentar los hogares y mantener la
energía de las ciudades.
En este mundo la coexistencia entre humanos, animales y
criaturas mágicas es algo natural. Los unicornios se pasean por los bosques,
los elfos y las hadas, ayudan a preservar la flora y fauna, y los duendes son
guardianes de la tierra. Pero como elementalista del aire, sé que aunque la paz
y la armonía reinan en este mundo, también existen desafíos y enemigos que
amenazan su equilibrio. Las fuerzas oscuras desean acabar con la diosa del bien
y la bondad, y con ella, nuestra capacidad de controlar los elementos para el
bien común. Es por eso que nosotros, los elementalistas; nos hemos unido en una
batalla constante para proteger a nuestra diosa y mantener la paz en nuestro
mundo. En nuestra lucha, hemos descubierto que la clave para derrotar a estas
fuerzas malévolas reside en el amor y la compasión. Nuestros poderes están
fortalecidos por el respeto y la empatía hacia todos los seres vivos, incluso
aquellos que han caído en la oscuridad. Con cada batalla que ganamos, nuestra
luz se expande y la bondad se extiende por todo el mundo.
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un nuevo mundo”)
Ohh ese mundo maravilloso con elementales y seres mágicos!
ResponderEliminarMuy bonito!
Gracias Luna, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarHay seres como bien lo llamas mágicos, que nos revolucionan la vida, pero que sería si no fuera asi. Un bello texto. Un besote, Nuria.
ResponderEliminarGracias Campirela, un fuerte abrazo.
Eliminar