Yace mi piel
desnuda como sueño líquido,
cuando
siento clavar sus pupilas tras la transparencia
de los
cristales empañados de la ventana.
Endemoniada
flama la que me arrulla por dentro,
en mis senos
dónde se abre paso el deseo
conexos a
mis sábanas...
inclinación
perfecta cuando se enroscan mis manos,
me engullo
como relámpago atravesando,
cuando
imagino su peso pegado al arco de mi espalda.
Aprisionada
en las cauces de su ansía,
pulso e impulso
que atizan, se mecen... clavan...
hunden y a
la vez contraen...
espasmos abiertos
en el filo de mis labios,
miel rasante
supurada por mis ingles
vuelo
sumergido en cada sacudida,
en crecida
vital de su miembro
fracción de
instantes de placer,
mientras se
marcan mis comisuras en la almohada.
Obscenas
suenan sus palabras
con la
dureza de su lengua delineando mi lóbulo.
Lava
desvirgando mi pureza,
escalofrío
que estremece en cada golpe de profundidad
cuando
brotan las nieves espesas
dejando su
rastro,
surco
licuado en mis dedos,
dónde lo
huelo...
los lamo,
los saboreo, me recreo,
... rastro
indeleble...
amante de
lluvia pródiga y de fuego.
Poema perteneciente a la propuesta