martes, 23 de abril de 2024

A la memoria de un libro




 He aprovechado un rato esta mañana para visitar la librería del barrio, había poca gente a primera hora. La verdad es que el tiempo ha volado, o he sido yo la que ha sobrevolado alrededor de las mesas  llenas de novedades literarias


y revoloteado entre los libros delicadamente colocados en las estanterías que cubren las paredes de la coqueta librería.


Necesitaría varias vidas para leer tantos y tantos libros que me han llamado la atención...


y otras tantas para terminar de leer los libros que tengo en casa. No puedo remediarlo y he salido de la librería con tres libros para regalar y otro que me he regalado yo.


¡Me he pasado la tarde leyendo poesía de Sara Búho!

Escribo este libro
por todas las veces
que creí haber aprendido algo,
por los tropiezos
que borran la verdad
una y otra vez;
y por la verdad renovada
que se instala firme
dispuesta a romperse de nuevo
en el corazón.

Sara Búho (Perdón a la lluvia)


¡Felices Lecturas!



sábado, 13 de abril de 2024

Una página


 Abril enciende una cierta nostalgia en mí. De pronto, un gran estallido de luz me deslumbra, todo se vuelve, de repente, más brillante y colorido.


  No sé qué me ocurre, pero es como si necesitara expandirme o estirarme del largo letargo del invierno, y la primavera invita a ello. 


Viene bien dar un impulso de aire nuevo, ordenar la mente y por ende, el armario,  para impulsar la nueva estación y conectar con la naturaleza, que al fin y al cabo, es la mejor de las maestras.


Es hora de empezar a escribir una nueva página... eso sí, le pido al verano que no se adelante y que deje a la señorita primavera gozar de su espacio.


 

Si logras vivir con amor un día
verás que desde que la luz te encuentra
hasta que el mundo se convierte en sombras
son tantos los milagros y tan simples
y es tanta la bondad con la que todo
te ampra.

             Verás, si el amor te mueve,
que en las criaturas que se encuentran quietas
se percibe con claridad que el fondo
de la vida es el bien:

                             en  la orquídea
que transforma en delicadeza el agua,
en el pez que dormita en la pecera.

Si es que el amor dilata tus pupilas
y sujeta los párpados y limpia
las legañas que la tristeza crea,
podrás ver un impulso
de claridad que empuja las cosas
y las conduce por veredas limpias
hacia donde tu corazón las halla.


Mira bien
              y verás que los poemas
que otras manos pusieron en las tuyas
estuvieron -¡así es!- peregrinando,
atravesaron fuertes y fronteras
para llegar alegres a ti,
y tus labios encontraron su término.


Si te deslizas con amor un día
por la rampa luminosa del tiempo
(un día, un solo día, un día sola-
mente empleado en descubrir amor),
verás  al fin cuando en el cielo rosa
vislumbres la presencia de la luna
que eres también tú parte de un mensaje,
una cifra de un código que todo
lo vela y lo revela
                         y nos lo ofrece.

Verás cómo otros ven en ti una página
del códice de amor del  universo.

Víctor Herrera de Miguel (Lo que busca la abeja)


¡Feliz fin de semana!
 

jueves, 21 de marzo de 2024

Tarde de marzo

 

Es agradable dar un paseo por cualquier lugar de la ciudad, las ramas de algunos árboles se van arropando con unas incipientes hojas verdes, otros se colorean de flores rosadas o blancas...


La intensidad de la luz y el estallido de colores anuncian que ha llegado la primavera; una maravilla hacer un alto en el paseo  y contemplar el espectáculo que se  expande por todos los rincones del parque. Inspiro profundamente y aprovecho los rayos de sol de este florecido atardecer.


Después de la caminata, y con regocijo primaveral celebro este día leyendo el poemario de una de mis poetas preferidas, el libro se abre casualmente por la página donde está impreso el poema titulado "Tarde de marzo".


 
  Un paseo por la playa desierta en una tarde de marzo debe ser impresionante. Cierro los ojos y  camino por los versos  hacia este idílico lugar...

Aspiro a ti, poema, porque a mi vista el mar y las gaviotas,

y el rayo solar de las seis y media.

Cuando lo tengo todo, me vienes desde atrás,

como recuerdo de horizontes de tierra.

Pero es aquí donde advierto hermosura,

en el cielo, en las aguas, completamente solas,

con tenue ondulación, y apenas huellas en la playa.

 

Qué misterio me vienes a enseñar, qué soledad presente,

junto al alud de otras historias viejas,

deseosas de aparecer en otra vida mía.

 

Declina ya la luz, el faro avisa;

se confunden las aguas con el cielo. 

Dionisia García  (Atardece despacio)


¡Feliz día de la poesía, feliz primavera!

lunes, 18 de marzo de 2024

"Recuerdo de una piedra...

 


Hablábamos ayer de la memoria en las manos; todo aquello que hago con mis manos cobra vida gracias al impulso que le da el sentido del tacto.

Resulta extraordinariamente fácil  reconocer el aroma o el sabor que es familiar, identificar sonidos o deleitarse con las mejores vistas.



El poema de Pedro Salinas dice que "en una piedra está toda la paciencia del mundo". Me parece un verso extraordinario. 


Una piedra es un objeto inanimado, inerte... pero al sostenerlo en la mano, el sentido del tacto le otorga vida porque alienta un gran recuerdo que quedará grabado en la memoria. 



En estas piedras tan quietas que ahora toco, palpo la suavidad que se ha gestado a lo largo de toda una eternidad. 


Siempre tan quietas y cuánto habrán conocido en su solitaria y constante existencia.


Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.

Pedro Salinas (La memoria en las manos, fragmento)


Qué nuestras manos nunca estén vacías

sábado, 24 de febrero de 2024

La memoria en las manos

 

Esta mañana he leído un largo poema cuyos primeros versos aún me runrunean y me han hecho pensar que ciertamente nuestras manos tienen memoria.


Mi madre siempre me dice que las manos son la carta de presentación de una persona. Si te fijas en ellas, te cuentan muchas cosas sobre quien te las presenta.

Textura, forma, suavidad o aspereza, dureza, temperatura, dolor son percibidos por el sentido del tacto y nuestras manos tienen  parte esencial de estas percepciones.


Las manos sostienen, agarran, manipulan, sujetan, acarician, sienten... las manos son capaces de realizar labores muy pesadas, y que requieren mucha fuerza, y también pueden hacer actividades que necesitan precisión, detalle, delicadeza... 


En la memoria de las manos quedan grabadas las suaves caricias dadas, la armoniosa musicalidad de las notas pulsadas a las teclas de un piano, la minuciosidad exacta para realizar las creativas manualidades, e incluso el instante maravilloso de la preparación de un delicioso té.



  ¿Y qué decir de las manos que siempre están dispuestas a dar?


Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.

Pedro Salinas


El poema me ha sugerido otras cosas, pero lo dejo para otra entrada.

¡Feliz fin de semana!