Es agradable dar un paseo por cualquier lugar de la ciudad, las ramas de algunos árboles se van arropando con unas incipientes hojas verdes, otros se colorean de flores rosadas o blancas...
La intensidad de la luz y el estallido de colores anuncian que ha llegado la primavera; una maravilla hacer un alto en el paseo y contemplar el espectáculo que se expande por todos los rincones del parque. Inspiro profundamente y aprovecho los rayos de sol de este florecido atardecer.
Después de la caminata, y con regocijo primaveral celebro este día leyendo el poemario de una de mis poetas preferidas, el libro se abre casualmente por la página donde está impreso el poema titulado "Tarde de marzo".
Un paseo por la playa desierta en una tarde de marzo debe ser impresionante. Cierro los ojos y camino por los versos hacia este idílico lugar...
Aspiro a ti, poema, porque a mi vista el mar y las gaviotas,
y el rayo solar de las seis y media.
Cuando lo tengo todo, me vienes desde atrás,
como recuerdo de horizontes de tierra.
Pero es aquí donde advierto hermosura,
en el cielo, en las aguas, completamente solas,
con tenue ondulación, y apenas huellas en la playa.
Qué misterio me vienes a enseñar, qué soledad presente,
junto al alud de otras historias viejas,
deseosas de aparecer en otra vida mía.
Declina ya la luz, el faro avisa;
se confunden las aguas con el cielo.
Dionisia García (Atardece despacio)
¡Feliz día de la poesía, feliz primavera!