Recuerdo con mucho cariño el momento de preparar en el armario la ropa de entretiempo. Esas prendas que se adaptan a las temperaturas cambiantes de las estaciones intermedias, primavera y otoño.
Mi preferida siempre ha sido la ropa de otoño, son tan entrañablementes cálidas los cardigan de punto.
A veces, observo en la ciudad donde vivo que hay quienes pasan de los tirantes al abrigo aunque el tiempo no sea excesivamente frío.
Durante mi paseo vespertino me he vestido con una de mis chaquetas preferidas, y aunque el viento era recio, he disfrutado del tiempo tipicamente otoñal.
(ENTRETIEMPO)
¡Los árboles deslumbrantes
del otoño, por la tarde,
en esos parajes limpios
del campo, cuando se han ido
todos, y no queda más
que uno con la soledad!
¡Las cosas que ellos nos dicen!
¡Los inmensos imposibles
que nos trasparentan! —¡Oro
eterno nos quema los ojos!—
¡No acaba la hoja con sol
ante nuestro corazón!
Juan Ramón Jiménez