El mes de octubre ha llegado con apariencia de verano. Van ocho meses ya; pensaba que iba a disponer de mucho tiempo para realizar todo aquello que espero hacer, pero la vertiginosidad del día a día me acapara de tal forma que no soy capaz de llegar a todo.
El otoño es mi estación preferida, me gusta contemplar los cambiantes tonos brillantes del verde al marrón de las hojas y los espléndidos matices de octubre en su cielo vespertino.
Y anhelo admirar la quietud y la calma cuando una hoja, ya madura, cae del árbol con el lento ritual de una plácida despedida hasta el próximo renacer primaveral.
las hojas cuentan sus historias,
se hacen preguntas,
intercambian recuerdos,
se reconcilian o se dejan de hablar
mientras el viento lo permite.
Mañana el cuerpo entero les dolerá.
Todo el año vivido les caerá encima
como el flagelo de un rayo.
Marchitas e inservibles se arrastrarán por el suelo,
girarán en la hoguera.
Convertidas en humo
llegarán a la gloria
precaria e inestable del bosque de las nubes.
José Emilio Pacheco
¡Feliz OTOÑO!