Lo primero que hago estos días, al terminar mi jornada laboral, es abrir la ventana de mi balcón. Respiro hondo, y observo cómo van creciendo las hojas de los árboles que hay en frente de casa. Al que crece más lento, le tengo un cariño muy especial. Con el paso de los años, he comprendido que será el árbol más frondoso.
Miro las macetas, son el pequeño rincón que me conecta con la naturaleza. Estoy muy contenta, los pensamientos no dejan de regalarme sus lindas flores de colores. Y pienso en todo esto, en las personas que luchan por salvar vidas, en quienes sufren la enfermedad, en quienes han perdido la vida en una eterna soledad y en sus familiares, y en todas las personas que están ahí afuera, cuidándonos y
elevo mis pensamientos... enciendo una vela y me aferro a la esperanza de que esto pueda solucionarse pronto.
Me he propuesto no leer ni escuchar las noticias más que una vez al día, no soy capaz de concentrarme para leer o para hacer aquello que más me gusta. Voy a intentar terminar algunas labores que están sin acabar.
A las ocho, como cada noche, volveré a asomarme a la ventana, aplaudiremos con fuerza mientras se escapa una lágrima por la emoción contenida. Cada día, se van descubriendo los rostros de los vecinos porque va anocheciendo más tarde y la tenue luz del atardecer hace que nos reconozcamos. Y nos despediremos: ¡Hasta mañana!
"...Cerca de mi ventana la mirada revisa
las hojas de los plátonos, el pino solo
y la azotea del cercano edificio.
A estas horas me entrego, por si fuera posible
la luz enlas palabras.
Quizás sea mejor saborear la dicha,
el silencioso gozo con las vistas a la calle,
con árboles que se balancean
mostrando su ramaje la majestad del tiempo"
Dionisa García (Atardece despacio)
Os deseo un feliz fin de semana y espero que todos estéis bien.
Transitemos por este camino, el camino de la esperanza.