sábado, 24 de agosto de 2024

Caracolas en la arena (por Susana)

 Hola todos: qué bueno pasar nuevamente por aca después de tanto tiempo. supongo que me extraaron y los extrañe. La vida nos va llevando y a veces nos perdemos un poco en ella. Qué bueno que sigan ahi, esperando por nuestros relatos. Aquí Patri hizo un trabajo genial en este tiempo de ausencia mía. Es como la roca para este blog.Siempre presente y constante. Qué bueno que nos crucemos con personas así en la vida. Son como faros que nos van guiando y marcando el camino. y hablando de faros hoy voy a participar del reto de Ginebra blonde. en su blog Varietés. El reto de este mes es sobre eta fotografía que elegí entre otras tantas que ella misma seleccionó. siempre con gusto exquisito para estas cosas. Así que allá vamos. Denle mucho amor. Abrazod e oso para todos.


Caracolas en la arena

Caracolas en la arena que conducen mi destino,

bellas piedras en el camino que me hacen despertar.

Caracolas en la arena que me guían hacia el mar,

donde encontraré la calma, donde encontraré a mi amor,

donde descansará mi alma, donde brillará mi sol.

Huella tras huella voy contando mis heridas,

al caminar por esta vida de agonía que ya quisiera dejar.

Caracolas en la arena que me llevan más allá,

hacia el faro que, a lo lejos, el refugio me dará.

Con cada paso, el viento susurra antiguos secretos,

historias de navegantes que buscaron allí la paz.

Las olas cantan una suave melodía, envolviéndome pacientes

Para aplacar mi ira.

El faro, testigo majestuoso en el horizonte,

una torre de luz que promete guiarme a un nuevo amanecer.

Pero, en su brillo distante, también veo mis sombras,

mis miedos y mis dudas, que se aferran a mi piel.

Pero no estoy solo en este viaje, lo sé.

Las caracolas me susurran, la esperanza siempre cerca,

escondida en la costa, en los destellos del mar.

Y aunque el camino sea largo, cada huella en la arena,

cada cicatriz en mi alma, me lleva un poco más cerca

del lugar donde mi espíritu finalmente podrá descansar.


Susana

 


miércoles, 21 de agosto de 2024

Paloma, la anciana y la magia. (Por Patricia F.)

 

Esta semana la propuesta de los jueves está a cargo del blog El Vici Solitari que nos propone el siguiente tema: LA TORTOLA Y LAS LENTEJAS, cuyas premisas son:








Paloma, la anciana y la magia. (Por Patricia F.)


En el viejo y pequeño ático de un antiguo edificio de la ciudad, vivía Estela, una solitaria mujer. 

Ignorada por el mundo, prácticamente nadie sabía de su existencia y ella así lo prefería, pues no le agradaba mucho el contacto con otros seres humanos, los años pasaron para ella, dejando ver los surcos en su rostro, la vejez que no perdona.   

Ese ático contaba con una pequeña terraza que Estela aprovechaba para cultivar en macetas sus plantas, ellas eran su alegría de cada día. Allí estaba ella con sus huesudas manos removiendo la tierra y sembrando semillas. 

Un día observó que al dejar remojando unas lentejas para preparar un guiso, varias de ellas echaron raíces, así que las sembró, esperando ver salir sus verdes brotes. 

Una noche de luna llena Estela salió a la terraza, se apoyó en la baranda observando el cielo, tratando de descubrir a las estrellas que jugaban a las escondidas tras la luz de la luna y las de la ciudad, sin notar que se arrimaba caminando lentamente una paloma. 

Pegó un salto del susto cuando escucho a su lado la siguiente pregunta: 

  • - ¿Hoy hay lentejas para cenar?... 

Lentamente Estela giro la cabeza hacia el sitio de dónde venía la voz y se quedó observando perpleja a la paloma. 

  • - ¿Acaso estás sorda mujer? ¿No escuchaste mi pregunta?  

Mientras intentaba ordenar sus ideas, Estela, no dejaba de observar a la paloma y pensaba si se estaría volviendo loca, si su voluntario aislamiento la estaría afectando. 

Solo atinó a decirle a la paloma que esperara allí, que le traería un poco de lentejas cocidas y se marchó al interior de su ático, mientras era seguida por la paloma que de un salto, mejor dicho, de un aleteo subió a la mesa. 

Mirando con enojo a la paloma le dijo: 

  • - Creí pedirte que me esperaras afuera, no me gustan las visitas. 

A lo que la torcaza respondió: 

  • - ¡Qué modales! ¿Quién te enseñó?, debes saber que yo soy una dama y no voy a comer en el piso y ¿dónde está mi cuchara? O esperas que coma con los dedos, dijo mientras se transformaba en una bella hada con alas y vestido de sedosas plumas blancas. 

Estela no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, le acercó el plato de las suculentas lentejas cocidas, mientras se sentaba y la observaba comer. 

Así cada noche por mucho tiempo, mientras en las macetas crecieron vigorosas plantas de lentejas que se llenaron de flores y dieron su fruto, que Estela usaba para cocinar su cena a Paloma (que así se llamaba el hada). 

No solo se convirtió en su visita y compañera de cena, sino que le otorgó un preciado regalo, sus arrugas se fueron atenuando y sus manos se fortalecieron, para continuar sembrando. Por arte de la magia Estela recupero parte de su juventud y fuerza, ya nunca estuvo sola. 



                                                                 Imagen sacada de Internet.

 

martes, 20 de agosto de 2024

Venganza Medieval (por Rosana)

-        Hola amigos y amigas Ciber escritor@s. Vamos a sumarnos al desafiante reto de "El Vici Solitari". quien nos propone escribir un relato cuyos protagonistas sean un hombre en un altillo (esto se los debo) y una paloma. Les voy a deber también los rasgos de carácter, o sea, desde hoy soy una deudora importante.

V                Venganza Medieval (Por Rosana)

Imagen creada con IA


      -  Cuál es tu nombre? – Se escuchó clarísimo, pero Currado, no podía deducir de dónde provenía la voz.

Su soledad había sido interrumpida por la llegada de una paloma que no dejaba de contorsionar su cuello con movimientos espasmódicos, los ojos fijos vaya a saber dónde.

-         - Te pregunté cuál es tu nombre?

-        -  Currado Gianfigrazzi – respondió autómata-

Confesar nuestros nombres es algo que aprendemos a hacer cuando todavía no abandonamos los brazos maternos. Se vuelve mecánico decirlo, aunque  continuaba dudando de dónde provenía la voz.

-        .-   Io sono, perdón, yo soy…descendiente de aquella paloma que por la tiranía que ejercía su amo, seccionó Chichibío, pero además, sumada a la indignación de haber sido desmembrada,   fue confundida con el tiempo con  una grulla

Currado observaba cómo se movía el pico del ave que hacía rato caminaba por la baranda del balcón, pero seguía sin creer que eso era posible.

-      -    Me encantaría mensajera de paz, pero me hablas de una absurda confusión y no entiendo por qué me lo cuentas a mí

-       -   ¿Chichibío, te suena Chichibío? – elevando el pico y haciendo alarde de su gracia y agilidad para rotar el cuello,  la paloma soltó el dato

-       -   Por supuesto, ¿cómo no va a sonarme?

-       -   ¿Cuántas generaciones pasaron? A mí me cuesta ubicarme en el tiempo. No dejo de pertenecer al reino animal, mi tiempo está marcado por la salida y ocultamiento  del sol, no necesito contar los días que faltan para que termine el mes, o la llegada de papá Noel.

-        -  Generaciones no sé - contestó Gianfigrazzi  puedo decirte los siglos, exactamente siete, setecientos años y demasiadas variaciones en nuestros menús.

-       -   Setecientos años de arrastrar que confundan a mi familia con la familia de una grulla que jamás, pisó o sobrevoló cielo florentino.

-      -    Un desacato del traductor, obviamente, no tiene perdón

-        -  Como jamás perdonas a Chichibío por haberte engañado.

-      -    No fui yo, fue alguno de mis antepasados, es que siguiendo las buenas costumbres, todos nos llamamos de la misma forma

-        -  AHhh, y viven dormitando y custodiando la injusticia entre las páginas del Decámeron

-       -   Nunca lo pensé así

-      -    Es hora de que sepas, que lo que Chichibío le cocinó a quien fuera tu remoto abuelo, bisabuelo, tatarabuelo, chongo o lo que sea, era una paloma, jamás fue una grulla. La pata de mi antepasado se la había regalado a Brunetta y tu pariente, lo pescó infraganti. Jamás te enteraste de lo que luego le hicieron. Obviamente el traductor también se tomó la licencia para inventar que tu antepasado y Chichibío quedaron en paz, pero…

-        -  Y a eso viniste…por eso estás aquí – Currado se moría de ganas por saber el verdadero final de aquel cuento del Decameron “El cocinero Chichibio”

-       -   No lo sé, estoy, aparecí aquí, en el mismo balcón en donde transcurrió esa escena, solo espero que no tengas la misma costumbre y no me agarres para ir directo a la olla.

En eso, la paloma comenzó a meter su pico cada vez un poco más adentro del hall de entrada de Currado, estiraba la cabeza y no cesaba de ir y venir: de la baranda al comedor, del comedor a la cocina, de la cocina a la baranda.

Con total sorpresa, el ave, luego de olfatear en la cocina dijo:

-     -     ¿Hay lentejas para cenar? ¿Qué pasó con el ansia familiar de comer desaforadamente aves asadas todos el tiempo?

-      -   Alguien me contó, que por aquel entonces, aquel Currado Gianfigrazzi, maldijo a Chichibío por el engaño. Lo condenó a olvidar todas sus recetas magistrales y como la maldad siempre vuelve, toda mi familia perdió el sentido del gusto y el olfato. Así que meto en la olla lo que encuentro, si tú dices que hueles lentejas, pues será eso entonces.

      Rosana


      Aqui les dejo el enlace para que puedan leer el relato original "El Cocinero Chichibío", en el "Decámeron" de Bocaccio.

-         https://ciudadseva.com/texto/el-cocinero-chichibio/

 

 

La sombra de una vida. (Patricia F.)

  En este mes de noviembre el VadeReto se une junto al blog de Cristina Rubio, Alianzara, donde nos proponen hacer un reto conjunto, el tem...