Este mes de agosto el Vade Reto es sobre LA PLAYA, el texto se desarrollará como único requisito justamente en la playa, puede ser en verano o invierno, solos o acompañados, con personajes típicos de una playa o no, cada uno elige.
Yo elegí algunas vivencias antiguas y actuales, y culmino con un video de aquellas viejas épocas a donde me transportan los recuerdos, donde ese tema era furor un verano y todos lo bailaban.
Vivencias. (Por Patricia F.)
Con los pies descalzos, sin importar el frío del invierno, camino por la arena húmeda a orillas del mar. Un rumor de olas me acompaña y el graznido de las gaviotas al pasar.
Me gusta el mar en invierno, en un día soleado, no hay gente, me complace el absoluto silencio humano y el sonido de la naturaleza al expresarse. Mis pensamientos se ordenan y mi mente viaja en el tiempo.
Sigo caminando por la arena mojada y me adentro en los recuerdos de otros tiempos, cuando de niña corría por la playa, crecían castillos de arena, donde las princesas vivían sus historias y caracolas mágicas rodaban con el movimiento de las olas hasta mis pies, formando carrozas que llevaban blancas perlas para coronar los sueños de esa pequeña soñadora.
De aquellas vacaciones en familia y con amigos estacionales, que cada verano nos reuníamos en el mismo lugar, compartíamos cada jornada hasta el atardecer.
Cuando formábamos un campamento enorme, al son de la charla, los mates, los sándwiches de milanesas, cuando escarbábamos en la arena hasta rompernos las uñas buscando almejas, cuando mi hermano pescó aquel pescado inmortalizado en una foto y las olas nos golpeaban y revolcaban o quedábamos apanados en la arena seca de los médanos y espiábamos lagartijas calentándose al sol.
Hermosos tiempos aquellos que recuerdo con alegría y nostalgia, ahora no voy en verano a la playa, después de aquellas quemaduras solares y quedar roja como camarón, me prohibieron el sol en la piel, así que me gusta en invierno, porque puedo ir vestida. Y camino... camino descalza, respiro el aire salado, lo incorporo a mis pulmones y mis células, a mi torrente sanguíneo, lo llevo en mi piel.
Aquellos años, aquellos tiempos adormecidos en mi alma, donde todo era especial, hasta la música que escuchábamos. El mar es el mismo, la playa ha crecido, ya no hay médanos donde guarecerse del viento, ahora han construido casas y parte de la costa fue robada al mar por la mano del hombre, que construye sin parar, sin pensar. Hasta que un día el mar se cansa y embravecido embate contra esas edificaciones y las arrastra hacia sus fauces con su inmenso poder dejando solo escombros...
Entonces pienso, lentamente todo se va acomodando y la naturaleza recupera su armonía, mientras camino descalza en el frío invierno, recordando aquel tiempo acontecido.