Si me miro desde el otro que me mira, ¿cómo me veo?
Tu diferencia es buscar en ti lo que te iguala a los demás.
No ser más que cauce de los otros. Los otros que vinieron antes, los que llegaron contigo, los que vendrán después. Y como en los cauces de los ríos, que la corriente escarbe tu piel y en ella escriba la mano de quien te ama. Una caligrafía amorosa que vaya deshaciéndote.
Este parque se llama Parque de la Paz. Antes fue solar junto a un cuartel, terreno de nadie que yo vi ocupado por vehículos blindados. La presión vecinal lo ganó en los años ochenta como espacio verde para la ciudad. En el corazón del mismo, una escultura de Mahatma Gandhi meditando donada por el Gobierno de la India, obra del escultor Ram Vanji Sutar. Esta mañana la he contemplado durante unos minutos, pensando en la acción no violenta que proponía Gandhi como lucha frente a los conflictos y las injusticias, una búsqueda de la subversión del orden establecido. Frente a aquellos que prefieren ignorar las circunstancias o se acomodan. No se trata de no hacer, sino de hacer de la forma más humana, de la manera más altamente humana. ¿Sería yo capaz de tanto?