En el discurso que Ana María Matute ha pronunciado en la ceremonia de recepción del Premio Cervantes, están muchas de las claves de esta autora: la literatura como invención necesaria para la vida y sin límite; la entrega al oficio de la escritura a partir de la conciencia de la diferencia (en especial con la conciencia de género que le hacía ver a las mujeres de su infancia como mujeres recortadas); la influencia de la vivencia autobiográfica en la propia literatura (sobre todo para la generación que la autora llama de los niños asombrados como efecto de la brutalidad de la Guerra civil española); la defensa del cuento como género mayor arrancándolo del mundo exclusivamente infantil en el que se hallaba hace décadas.
Ana María Matute ha leído su discurso como es ella: con un tono de voz que parece ensoñado y siempre íntimo. Como su silla de ruedas no cabía en el elevado lugar habitual, se ha colocado en la parte baja, ante una mesa. De la mesa parecían saltar, alegres, las palabras y los personajes que ha creado -inventado- a lo largo de su extensa vida como escritora, que todos celebramos.