De viaje o cuando tengo que estar en alguna sala de espera, suele acompañarme
por turno, algún libro de bolsillo, de esos finitos, que casi no pesan ni ocupan sitio.
Uno de esos libritos es
Os traigo hoy una de sus fábulas,
me ha dado qué pensar:
El hacha y el mango.
Un hombre que en el bosque se miraba
con un hacha sin mango, suplicaba
a los árboles diesen la madera
que más sólida fuera
para hacerle uno fuerte y muy durable.
Al punto la arboleda innumerable
le cedió el acebuche; y él contento,
perfeccionando luego su instrumento,
De rama en rama va cortando a gusto
Del alto roble el brazo más robusto.
Ya los árboles todos recorría;
y mientras los mejores elegía,
dijo la triste encina al fresno: "Amigo,
¡infeliz del que ayuda a su enemigo!".
☤
¡Feliz semana!