Estimado otoño, le escribo para darle la bienvenida a mi humilde casa, o tal vez debería decir osera, puesto que hace días que he empezado a notar su presencia con los aires ligeramente fríos, las hojas de los árboles danzando en un baile sin fin por las calles y los parques.
Donde los niños junto con sus madres juegan a la comba, rajuela o simplemente con una pelota.
Desde hace muchos años, siempre que llega esta época del año, mi reloj interno me avisa de que tengo que prepararme para hibernar, para tener más vitalidad.
Con este estado de ánimo que no se puede decir que esté alegre como unas castañuelas, os digo que la melancolía poco a poco se apodera de mi persona y la verdad es que no tengo ganas de nada.
Y si a esto le añadimos que mis musas parece que emigraron a un país más cálido donde no hace frío.
Creo que haré un parón y volveré cuando esté más animada.
Hasta que llegue ese día, sed buenos y sobre todo felices
Besos de vuestra amiga que os quiere flor.