Hacía semanas Yolanda, sabía que alguien la seguía a todas partes, al trabajo, al supermercado o cuando salía con sus amigas Al cine o discoteca.
—Yolanda, creo que eres un poco maniática ¿Note estarás obsesionando un poco?
̶ Dijo su amiga Ana ̶
̶— ¡No, no! Me estoy obsesionando, te digo que ya he visto a ese tío en muchos sitios, y la verdad es que no me gusta nada.
Era un hombre alto, fibroso y de complexión fuerte de unos 67 años, su vestimenta era un chándal con una sudadera con capucha también de color negro, lo que dificultaba que ella pudiese verle la cara.
Tres noches más tarde, a la salida del trabajo, era de noche cerrada, salió caminando por la calle cuando de pronto noto que alguien le seguía. Apretó el paso un poco más rápido.
Su corazón empezó a latir más rápido, una oleada de calor invadió todo su cuerpo, su mente iba a toda velocidad imaginando que el tío que la seguía podía matarla en cualquier esquina oscura.
De pronto sintió Miedo, su cuerpo empezó a temblar, sintió Terror al notar una mano en su hombro.
Cuando la voz le dijo — ¡Hija, cada día corres más rápido, tendré que ponerme más en forma!
Yolanda cuando se dio la vuelta y vio que era su abuelo, su cara
Cambio de semblante se llenó de Alegría.
El abuelo la miró y le dijo que su intención no era asustarla.