A
la tierna edad de 11 años, Marcel tuvo una prolífera vida de delincuencia menor,
de robos, pillería, y se libraba con gran facilidad.
Para
burlarse de la policía, los primeros
robos eran cosas de niños.
Robaba
un balón de futbol, un coche de bomberos, una muñeca señorita pepis, un fuerte Ford
apache de indios y vaqueros, con los años, esto fue a más y los robos eran más importantes.
Cuando
una tarde de verano, lo pillaron por
error en las cercanías de una
juguetería, robando una bicicleta que había aparcada cerca de la tienda de juguetes,
era una bici de color rojo era una “Torrot”
el policía que lo detuvo, lo cogió de la oreja y a tirones se lo llevo a
comisaría, llamarón a su madre y esta se presentó ante el intendente de Scotland
Yard y este le hablo seriamente:
_
¡Hola, Elena! Te hecho llamar, porque por
décima vez en esta semana, hemos recibido una llamada de
denuncia por robo, y en esta ocasión no era un tren eléctrico, este viaje era
una bicicleta, y lo peor es que el dueño de esa bicicleta, estaba dentro de la
tienda y fue testigo en primera persona del robo, fue el propio niño el que
vino con su padre a poner la denuncia, así que sintiéndolo mucho lo voy a
encerrar en un reformatorio de menores durante tres meses a ver si se le quita
esta mala costumbre.
Una
vez que el juez, dicto sentencia al joven Marcel se le acabo la carrera de
delincuencia y robo.
Una
vez que cumplió integra su condena en aquella cárcel de jóvenes delincuentes,
todos pensaron que se había reformado, ya que en el tiempo, que estuvo interno
conoció a otros como él, ladrones de poca monta, hasta que un día su buen y
fiel amigo Diego le presento a un ladrón de guante blanco, este fue el que lo
lanzo a la fama.
Le
enseño y de alguna manera, lo pulió para que fuese refinado y elegante, inteligente.
Su
“Don”
Se acentuó más que antes, ahora cada vez que robaba sabía de quien era
lo que había robado, y de su verdadero dueño. Sabía si era buna o mala persona.
Robaba
en museos, tiendas de subastas, etc…
Una
vez entro en casa de un rico acaudalado marques, que por medios de malas artes,
tanto judiciales como por chantaje, este Suso dicho se hizo con un hermoso
cuadro de un bodegón, que según dijeron que el pinto, el cuadro fue un tal Guillermo
cabrera.
A
la mañana siguiente, el cuadro estaba en casa de su verdadero dueño, con una
nota escrita a mano “Este cuadro le pertenece a usted, Atte. El ladrón de guante blanco” En otra ocasión, un antiguo anticuario, de
reliquias religiosas fue a una subasta de arte religioso, subastaron un antiguo
crucifijo, que según un libro antiguo del vaticano, esa fue una cruz que
portaba uno de los cruzados en tierra Santa, regalo de uno de los últimos papas del vaticano que le hizo a este soldado en agradecimiento a su fidelidad
Y entrega a la gran labor , que había hecho durante los 40 años que estuvo a su servicio , este falleció y se lo quedaron sus hijas , pero años después de varias mudanzas , la cruz desapareció , y no se supo nada más de él , hasta que años más tarde salió a subasta pujando el antiguo religioso por ella , así que claramente estaban pujando por un crucifijo robado ya que en su día se denunció la desaparición.
Fue en casa de un corredor de arte moderno, cuando saltó la alarma.
Estaba
Marcel, devolviendo un huevo de fabergé que en su interior contenía una lujosa
calesa de oro y diamantes, un extraño ruido despertó a dueño de la casa, este
desde la cocina llamo a la policía.
Estaba
saliendo de la casa cuando el dueño de la casa con un gran cucharon le dio un golpe,
dejando a Marcel sin conocimiento.
Cuando volvió en sí, estaba en comisaría arrestado, en esta ocasión no estaría su madre para ayudarlo, ya que hacía muchos años que había fallecido. El juez después de oír todas las alegaciones de ambos lados, le condenó a 40 años de cárcel. En su defensa solo dijo una frase _¡¡Sé que tengo que ir a la cárcel!!, por mis malos actos. Pero en mi defensa diré que desde que nací, padezco una enfermedad…Llamada Cleptomanía.
Es
por eso que cada vez que robo, hago acto de conciencia y le devuelvo a su
verdadero dueño el objeto que he robado.
Marcel “El ladrón de guante blanco” fue el octavo descendiente
de Arsenio
Lupin.
Palabras: 788. Fin…
Si queréis seguir leyendo más relatos Aquí hay muchos más....Gracias David, por dejarme participar en este interesante concurso de relatos. (La foto del huevo de fabergé es de la red)