sin importar lo que hemos hecho,
atraparte en versos,
beberte en llanto...
Desventuras,
claroscuros
y una lágrima.
Para solventar un adiós
un buen augurio.
No más poesía de mariposas negras
ni enredaderas abrazadas al alma.
Un té de flores
para abrir las alas.
Gotas de lluvia
para apagar las brasas.
Tu violín desafinado