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miércoles, 3 de marzo de 2021

¡ Sí, quiero!




Si alguien , entre otros, puede escribir sobre una boda atípica, ese soy yo. Un hombre con un defecto físico, porque yo, Carlos,  aunque no soy sordo, soy mudo, nací sin las cuerdas vocales.


Todo comenzó con el encuentro por primera vez - sin yo saberlo- con mi futura esposa.. Sucedió una tarde , cuando el atardecer inicia su espectáculo; ese crepúsculo  en concreto fué de una belleza impactante. El cielo todavía de color azul, con pinceladas de nubes casi etéreas como el tul del velo de una novia, inundándose de una paleta de colores  cuya cromacidad propició un algo que podría describirlo como “ me quedé mudo”.


“Me quedé mudo” por la contemplación de tal belleza, pero además se sumó al momento , la aparición de una mujer,  allá a unos diez metros de distancia . Fue una aparición inesperada, algo así como el colofón . La ví y para mí , desde ese instante, la asocié como ver el más bello amanecer en  mi vida surgiendo del atardecer más bello del universo y supe que ella era la mujer de mi vida..


 Imagínense la situación, yo mudo sin poder pronunciar una palabra y sin embargo con tanto que decir. 


Sin darme cuenta, por la costumbre, comencé un monólogo de pensamientos con mis manos ,a través del lenguaje de los signos. Ella , a la que yo ya amaba, sorprendentemente caminaba hacia mí; interponiéndose su figura durante un par de segundos entre el hermoso atardecer y yo . Yo creí estar soñando, porque ella acercándose se dirigió a mí y empezó a hablar conmigo en el lenguaje de los signos, a la vez que ella pronunciaba un hola, un hola que sonó en mis oídos como el romper suave de las olas en la playa.  Me llamo Carolina.


Ella hablaba y además conocía el lenguaje de los signos..


Sí, todo un milagro. Habíamos nacido para encontrarnos.


Podría escribir como transcurrió nuestra relación, sería demasiado largo de contar.. Simplemente os confieso que desde el primer momento y hasta el día de hoy es maravillosa. 

Y ahora centrándome en nuestra boda, os confieso que la planificación no fue complicada .. Nuestras madres, la mía y la de mi futura esposa se encargaron de toda la parafernalia organizativa. 

Pero yo tenía un sueño, un sueño que deseaba cumplir, Soñaba con que el día de nuestra boda, yo pudiera decir el “ sí quiero” , sin tener que utilizar el lenguaje de los signos. Ya desde el día en que anunciamos,  a todos nuestros seres queridos ,,  que nos casábamos , soñaba por las noches con diferentes soluciones, pero no era sencillo , no eran factibles de ponerlas en prácticas; hasta soñé que me operaban ,  trasplantandome  las cuerdas vocales de algún fallecido.  Y en esas estaba yo,  hasta que  dos semanas antes de la ceremonia matrimonial, me encontré en la calle con Pedro, un antiguo compañero del colegio.


Ya se sabe que cuando dos antiguos compañeros del colegio se encuentran después de décadas, lo habitual es acercarse al bar o cafetería más cercana, y ayudados por el café o una cerveza inician un repaso recordando los tiempos , aquellos, irrepetibles, y terminan confesando el uno al otro , los aconteceres en sus vidas. LLegando al punto crucial de anunciarle mi próxima boda, y confesando mi sueño en principio imposible de realizar; Mi amigo, Pedro, me dice: ¡ Yo tengo la solución!...


El día amaneció lluvioso, yo estaba muy nervioso, mis padres revoloteaban a mi alrededor, pendientes de que todo saliera bien. Subimos al coche y transcurridos veinte minutos llegamos a la altura de la iglesia. Las campanas repicaban, las palomas cercanas se echaron a volar y, me dió tiempo de ver como una rosa abría sus pétalos , todo iba sobre ruedas...Iba a ser un día maravilloso, estaba deseando ver a la novia...Traspasé las puertas de la iglesia acompañada de la madrina, mi madre. Nos acercamos hasta el altar en donde debería esperar a la llegada de la novia, mi amada Carolina. Ella fue puntual. No se hizo esperar. Estaba preciosa, la novia más hermosa del mundo. Se acercó a mí y me sonrió , nos agarramos de las manos, la vi emocionarse , yo también me emocioné.

La ceremonia se inició, Y al llegar mi soñado momento, el de decirnos  el “ sí quiero”, mi madre me entregó , sacándolos de su bolso , dos cascos de realidad virtual , con imagen y sonido. Uno se lo puse a Carolina y el otro me lo puse yo. Conecté el suyo y luego el mío. 


Fue maravilloso, en la pantalla desplegada en la capilla para la ocasión, los invitados , ella y yo,  todos simultáneamente lo  vimos...  el momento del nuestro primer encuentro, con aquel atardecer inolvidable, con imágenes de nuestra relación, y finalmente disfrutando de la capilla en la que nos encontrábamos, con el maestro de ceremonia preguntándonos, la consabida pregunta : 

¿ Queréis contraer matrimonio y os comprometeis a ayudaros y  amaros todos los días de vuestra vida? 


Carolina contestó la primera, con su propia voz: Sí , quiero.

Y yo, con mi voz virtual, contesté también : Sí, quiero.


Final

Derechos de autor: Berta Martín de la Parte.
Imagen/ Pinterest

Relato para la convocatoria juevera  " Bodas Atípicas" 04/03/2021 organizado por Molí del Canyer









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