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Syringa
Vera abrió las ventanas del salón de par en par. Después de mantenerlas cerradas durante el día, en que los rayos del sol primaveral estuvieron jugando con el polvo microscópico que flotaba en el aire, encendiendo el ambiente con un calor desacostumbrado en esas fechas. Con un gesto coqueto, ella se recogió el cabello en una coleta. Últimamente no tenía ganas de ir a la peluquería. Se preguntaba desde hace un par de meses, ¿ para qué?. Se quedó inmóvil , mirando hacia el espacio exterior, contemplando como la noche se adueñaba de los campos; inventando nuevos colores con las luces y las sombras. Esa noche amenazaba tormenta, y la luna llena no luciría para deleitar las miradas de los insomnes. Quedaría oculta , suspendida entre los oscuros nubarrones . Simplemente al acecho.
El aroma de las lilas blancas ascendió hasta Vera, trepando por la fachada de ladrillos rojos. Cuánto había crecido, de un pequeño arbusto, ya se había convertido en un árbol espectacular. Ella se dejó abrazar por su suave fragancia , delicadamente fresca, de las flores recién florecidas . El efecto fue inmediato, como si la fragancia floral la dominara como una droga, se sintió regresar a aquel día de primavera , tan lejano y a la vez tan cercano, el cual comenzó exuberante y terminó en algo inesperado.
- Madre, tengo que darme prisa. He quedado con mis amigos, Francisco y Laura en la Facultad de Económicas. Hoy habrá un recital del cantautor Raimon. Llevaremos pancartas reivindicativas, y banderas revolucionarias.
- Lorenzo, hijo, ten mucho cuidado, ya sabes que a la policía , la tenéis muy encabronada.
- No te preocupes madre. Ellos creen que nos van a cerrar la boca, pero vamos a impedirlo. Dile a padre , cuando regrese del trabajo, que todo estará bien. Ya os contaré como ha ido todo mañana, no me esperéis levantados. Por cierto madre, no te olvides de regar el Syringa. Al principio necesita mucha agua.
Pero Vera - aquella tarde - después de ver las noticias en la televisión; sí se quedó levantada.
Las imágenes tan grises. Las carreras de los estudiantes y los trabajadores , perseguidos por las calles por la policía, - ¡ Hijo, no deberías haber ido! , gritó calladamente-
Era primavera, pero como si fuera en un crudo invierno, Vera sintió muchísimo frío. El pijama de franela y la bata de estar en casa, no le proporcionaba el suficiente calor. Sin embargo se quedó allí, en el salón, mirando a través de los cristales, contemplando como la luna llena iluminaba los campos; esa noche no habría tormenta, a no ser contra la que Vera luchaba,.. Esa noche ella todavía no lo sabía. Esa noche no caerían gotas de lluvia, simplemente se deslizarían por sus mejillas lágrimas de impotencia, de mucho dolor, de desamparo.
El reloj marcaba las cuatro de la madrugada, cuando el teléfono sonó. Vera se despertó sobresaltada del duermevela en el que se había dejado atrapar...Su marido también se levantó y saliendo del dormitorio , preguntó:
- ¿ Donde está Lorenzo?- ¿ No ha regresado todavía?...
Entonces todo sucedió muy rápido, demasiado rápido. Vera atendió la llamada con la función altavoz, para que su marido también pudiera escuchar. Fue como algo irreal. La oscuridad pudo más que la claridad del amanecer, que ya se vislumbraba.
- ¿ Familia González ?
- Sí-¿ quién llama?.
- Lamentamos comunicarle que su hijo , después de sufrir un atropello de coche, ha sido trasladado a nuestro hospital. ¡ No pudimos hacer nada por él! .
Vera , aturdida , miró a su marido. Se le antojó un ser desvaído, vencido, difuminado tras el velo acuoso de sus ojos...Se ajustó las zapatillas de estar en casa, y dirigió sus pasos hacia la cocina… Cariño consiguió pronunciar su marido: ¿ A donde vas?..
- Tengo que regar el Syringa. Se lo prometí a nuestro hijo. - contestó Vera.
Y como un viento huracanado ,
enmudeciendo las almas,
el silencio se instaló entre aquellas paredes;
Llegó de repente,
para quedarse para siempre.
. Siempre quedará la huella del dolor, aunque continúe pasando el tiempo.
Posdata: Syringa es un género de plantas fanerógamas de la familia Oleácea, conocidas vulgarmente como lilas.
Fin
Derechos de autor: Berta Martín de la Parte.
Relato para la convocatoria de jueves, tema Primavera , organizada por Dorotea