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A pesar de la cantidad de modelos de sujetadores que hay en el mercado, muchas mujeres tienen problemas para encontrar uno que se adapte a sus eróticas protuberancias.
En eso estaba Karol, probándose un modelo tras otro; intentando que las copas se la adaptaran a sus pechos, como si fueran dos guantes confeccionados de hilos de la mejor seda , esa fibra natural , producida por esos insectos que conocemos, como gusanos de la seda.
Ella siempre se preguntaba ,porqué no se les había dado el nombre de gusanos de la China.
Por que ¡ vamos a ver! ¿no son esos bichitos originarios de ese país lejano que es China?.
Karol, una mujer joven, pero físicamente “ tan poquita cosa” ,de pequeña estatura, con unos ojos demasiado pequeños y boca de labios finos exentos de sensualidad, había descubierto su gran potencial hacía poco tiempo.
Lo descubrió una noche loca, un viernes., a eso de las dos de la madrugada , finalizada una fiesta organizada por la más guapa de la Facultad. Karol se encontraba al lado de “la barra del bar , sola, aburrida , pero no le quedaba otro remedio que esperar a que su amiga Myriam despertara de su letargo regado por el alcohol , para que la llevara de regreso a su piso. Casi todos los asistentes se encontraban , a esas horas , en tal estado de embriaguez ,los cuerpos dormían por todos los rincones de la casa .
Todo sucedió inesperadamente. Robert uno de los compañeros de piso , se dirigió hacia ella. Su cuerpo tambaleándose, pero todavía con la mente no del todo bloqueada. Ya a la altura de Karol , Robert extendió sus brazos y con las dos manos tomó , abarcó los pechos de ella, como si fueran dos tazones de leche sujetándolos como un desesperado. . , No fue un acto de abuso sexual, ni de una reacción machista, simplemente inició un monólogo con la mirada puesta fijamente en los bordes del sujetador negro que sobresalían , rebeldes y provocativos., de la escotada blusa que Karol vestía. Entonces Robert inició , algo así como una declaración de Amor.
- Sabes Karol, comenzó Robert a decir:
Tus pechos son como la escritura. Si las letras del abecedario y los signos de puntuación se escriben en el orden correcto, entonces el resultado será un hermoso cuento, una impactante prosa poética o, todavía mejor, un maravilloso poema. Tú no cumples la pauta de mujer guapa; pero tus pechos parecen esculpidos con cinceles de laureles. Tus dos tributos son como perlas esperando ser acariciadas por espumas del mar. Dos remansos de paz en donde poder acurrucarse ,mientras las luces de las estrellas se reflejan en ellos. Te amo desde hace mucho tiempo. ¡ Tú eres la mujer de mi vida!
¡Tú eres la escritura perfecta!
Karol no daba crédito a lo que estaba escuchando. Tenía que reconocer que disfrutaba con la situación; ni siquiera se le vino a la mente la idea de retirar las manos del intruso que se aferraban a sus encantos.
- Joder! Si no lo veo no lo creo. ! - exclamó.
Robert desde que se sumó al grupo del piso, siempre se había comportado como un niñato .Y ahora, seguramente influenciado por los efluvios alcohólicos, se la estaba declarando, adorando sus pechos. Karol alucinaba en colores.
Pasados unos minutos, Karol supo que tardaría mucho tiempo en olvidarlos, le dio un sopapo sobre la mejilla derecha, en la que ya asomaban los primeros inicios de una barba con pelos entre color negro y blanco. Las manos de Robert como consecuencia del impacto se separaron inmediatamente de los pechos, esos que le habían hechizado.
A partir de ese momento, Karol lo tuvo muy claro. Su secreto son sus pechos. Exuberantes, sin llegar a la ordinariez, a la altura ideal, proporcional a su estatura. Retando a las leyes de la gravedad. Ellos eran su talismán. ..Se dirigió a recoger su bolso de mano. Lo encontró sobre uno de los sillones tapizados con piel de color rojo del salón. Buscó su teléfono móvil.
- Sí, necesito un servicio de taxis. Le envío las coordenadas de la dirección por el móvil.¿ Lo ha recibido ?...Vale. ¿ Tardará un cuarto de hora en llegar ? , de acuerdo. Estaré esperando a la entrada de la finca.
Karol, salió al exterior. Esa noche veraniega, olía a jazmines. Esa noche la luna sonreía pizpireta apoyada sobre una nube en forma de boca. Esa noche era su noche. Esa noche era la reina de la fiesta. Esa noche supo que al llegar a casa, ya en su habitación , escribiría, iniciaría la escritura de un nuevo relato. Un relato lleno de palabras con las que vestiría su experiencia nocturna. Por fin había descubierto su talismán. A lo lejos vislumbró dos puntos de luz. El taxi se acercaba. Karol esbozó una gran sonrisa. Bajó la cabeza levemente y observó sus pechos. Alzó sus manos colocándolas bajo ellos. Los sopesó acompañando el movimiento con una ligera y sensual caricia. Y contoneando sus caderas caminó , dirigiéndose a comerse el mundo.
Fin
Texto para la convocatoria juevera 24.Junio.2021 organizada por Molí
Derechos de autor: Berta Martín de la Parte ©