Fotografía de la red
Reto Diciembre Con Ginebra Blonde
Tomo su vieja máquina de escribir y con cada tecla tejía sus recuerdos, de una vez
por todas, debía sacar toda su amargura para morir en paz llegado el momento.
Una vida en común que ya empezó con mal augurio, cuando llegaron a la iglesia
para casarse, el cura no apareció, ni estaban las amonestaciones…
Una llamada de auxilio y la puerta cedió tras la llave del precipitado párroco, alguien
se olvidó de anotar sus nombres en el libro y debían esperar al domingo siguiente.
Y así pasaron los días girando el viejo reloj de arena, siete hijos y aguantando las malas
formas de una mujer llena de codicia que él no lograba saciar por muchas horas que le
robase al sol. Hoy, con sus huesos desgastados y la sonrisa perdida, solo, abandonado por
su mujer y más tarde por la mayoría de sus hijos… Solo le quedan sueños.
¿Su error? Darles sus posesiones en vida que tantos sacrificios le costó.
Levanto su frente y tiró los dados, ocho sumaban, el mismo número que tenía el portal de
una planta baja llena de humedad en la que vivió hasta que la enfermedad hizo mella en
él, pero le dará trabajo a la parca, es fuerte y no se doblega fácilmente.
La vida no le fue fácil y dejó un best seller sin escribir, lleno de deseos para aquellos
que no supieron querer y para un mundo materialista del que somos presos.
Con el sombrero y bastón en mano se le ve caminar cada día el sendero de la vida, solitario,
perdonando y pidiendo que su marcha al menos no sea sufrida.
¡Ojalá su deseo se cumpla!
Copyright Fini López Santos.