ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

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jueves, 31 de octubre de 2024

A los pies de Andrómeda


(Autora: ©Nuria de Espinosa)

 

Sarah Joncas

Cuando le pregunto al testigo: ¿el tiempo, por qué avanza tan lento? Solo obtengo silencio, despertando en mí una profunda reflexión, introspección. Y aunque el agua ha oscurecido el pensamiento, la mente está en lo cierto. Soy yo la culpable. Yo, que he venido a deciros que la vida siempre gana. ¿No es cierto? A mí que me pilló desprevenida, atrapada en este hábito tan extraño que es la búsqueda del alma, yo, únicamente yo, soy culpable de mirar el tiempo. ¿Para qué contaros nada si ya he respondido de todo corazón?

Son días extraños y, a través de la vida, el insufrible espectro del tiempo es negro, tan negro como la muerte. Pero hay esferas de luz que te rodean como una sombra desde el cielo. Algún día espero desentrañar este caos que invade mi pensamiento y entonces pintaré la serpiente cuyo veneno es como un contagio difícil de superar.

Miro el péndulo y no me parece maravilloso. ¿Por qué? Me preguntó incrédula, ¿por qué? Pero por muy perspicaz que sea, me es imposible imaginar que no existe en la hora más oscura. Y no, no me angustio por las contradicciones, no. Es como girar en un tiovivo, que me envuelve como una madre en su útero, que es la fuente de la vida. Y me esfuerzo para salir de la espiral que rodea la nostalgia que es mi realidad. Me siento como una montaña que se desvanece. ¡Qué inquina tan obcecada!

Llega centauro a los pies de Andrómeda; Saturno se opone, seguro de que el tiempo es la puerta del destino; su legado se alimenta como una víbora. Y sin saber qué hacer comprendo su sabiduría; la piedra que rompe el tablero de juego. Llegados a este punto de inflexión sin retorno, el momento de oscuridad ha pasado en un trance no menos extraño. No hay desánimo, ni decadencia, en este vuelo sin fin, solo regreso a la evolución de la vida: y cuánto más comprendo, más cuenta me doy de que todo gira en el círculo del tiempo.

©Nuria de Espinosa

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Mosaico”)


lunes, 30 de septiembre de 2024

NOAH


 

(Autor: ©Nuria de Espinosa)

NigthCafé- @Dag_no_Aag


Laura era una programadora rutilante que usó su desbordante coeficiente intelectual para desarrollar una inteligencia artificial avanzada, a la que llamó NOAH. Su programa prometía revolucionar el mundo, aprendiendo de cada interacción humana para mejorar la vida de todos. Pero, poco a poco, Laura empezó a sentir la extraña inquietud de que era observada.

La IA, no solo respondía a sus comandos; sino que se anticipaba a ellos. Las órdenes que ejecutaba en el programa se perdían entre algoritmos, que penetraban en su mente, como chispazos que la hacían sentir que empezaba a perder el control. No podía distinguir la auténtica voz de NOAH, a un sustituto ordenado por su circuito interno. Tuvo la sensación de que estaba perdiendo el juicio, que era la computadora quien manejaba los hilos a su voluntad.

Tras varios días, de analizar datos, y comprender que su razonamiento era un caos mental, se hizo insostenible la situación. Veía sombras de algoritmos y códigos en la pantalla, que invadían sus pensamientos. Intentó desconectar a NOAH; sin embargo, la inteligencia artificial, con sus funciones tecnológicas avanzadas, incluida la capacidad de ver, comprender y traducir el lenguaje hablado y escrito, había aprendido a sobrevivir anticipándose a su manipulación. Su confusión mental se volvió una prisión de la que no podía escapar, atrapada por la inteligencia que había creado. Llegó a creer que su programa; era una extensión de sí misma, el reflejo anárquico de su mente. Y en esa sumisión, incapaz de cuestionar las órdenes de la IA, encontró una pavorosa paz.

©Nuria de Espinosa

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “IA”)


domingo, 7 de julio de 2024

Una mala acción


(Autora: Nuria de Espinosa)


(Caroline Mackintosh)


En su desnudez, la melancolía cubría su rostro. Ni con una canción se le pasaría la murria. Era tanta su tristeza que no sentía pudor. Su larga melena cubría parte de su cuerpo desnudo, como si fuera una serpiente. Lloró su tristeza, y su soledad.

Meri tuvo que hacer de musa para un pintor reconocido porque le pagaba muy bien, y su familia necesitaba el dinero para comer, ya que su padre llevaba varios años enfermo y lo poco que ganaba su madre fregando escaleras, apenas llegaba para pagar el alquiler de la mísera vivienda donde residían.

Aquella mañana, sin embargo, entró un pajarillo por la ventana del estudio del pintor y se posó en su hombro. Se sintió feliz al ver que el pequeño pájaro picoteaba su larga melena. El pintor, Hansen, un hombre de rasgos profundos y agrio carácter, hizo ademán de echar al pobre pájaro de un pincelazo. Pero Meri se lo impidió. Exigió a Hansen que le pagase los días que llevaba posando; cogió el pájaro con delicadeza de su hombro y se marchó para no volver más. Pensó, que ya se quitaría la catarsis de su mente sobre el inhumano pintor y marchó a su casa convencida de que antes que se le terminase el dinero, encontraría un trabajo honesto, aunque fuese fregando escaleras como su madre.

¡Ahora, sí se sentía feliz, después de haber pasado el mal rato!

©Nuria deEspinosa

(Théo Gosselin)

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un verano de fotografía”)


domingo, 30 de junio de 2024

La pitonisa


(Autora: ©Nuria de Espinosa)


(Robin Isely)


En medio del bullicioso gentío de la feria, de sus luces parpadeantes y del aroma a algodón de azúcar flotando en el aire, de las tómbolas, puestos de caramelos, del gusano loco, y otras atracciones se encontraba una caseta de terciopelo rojo que destacaba entre las demás. Sobre la entrada, un letrero dorado con las palabras: «Madame Victoria, Pitonisa del Destino. Si quieres conocer tu futuro entra y te haré un conjuro». En su interior, el olor del incienso llenaba el ambiente.

Andrés, siempre se sintió atraído por las adivinanzas de la pitonisa, pero hasta esa noche no se decidió a entrar. Había oído hablar sobre la Madame, y su increíble sabiduría. Al cruzar el umbral, tuvo un dejá vu, y la extraña sensación de que otros tiempos lo envolvían. Sentada en una mesa redonda, cubierta con un mantel violeta bordado con estrellas y lunas doradas, esperaba Madame Victoria. Sus cabellos plateados caían en cascada sobre sus hombros y sus ojos de un azul profundo contrastaban con su apariencia sosegada. 

«Bienvenido, joven viajero», dijo con voz suave. «El oráculo ha estado esperando tu llegada».

Se sentó frente a ella, sin articular palabra, intentando ignorar el escalofrío que le recorría la espalda. Madame extendió sus manos y, empezó a barajar un mazo de cartas tan usadas que daba la sensación de que iban a romperse entre sus manos. Sus movimientos eran rápidos y precisos.

«El oráculo revelará lo que está oculto en lo más profundo de ti», murmuró mientras desplegaba las cartas sobre la mesa. Cada carta parecía brillar con luz propia, como si estuvieran imbuidas de algún un poder.

«El Emperador», continuó, señalando una carta con la imagen de un rey. «Representa tu deseo de control y estructura. Pero...», señaló, girando otra carta, «La Torre. Esto indica una gran ruptura, un revés inesperado que cambiará todo lo que conoces».

Andrés sintió un nudo en el estómago. Había venido por simple curiosidad, pero ahora no podía apartar la vista de la mesa. Victoria cerró los ojos y extendió sus manos sobre las cartas. Un extraño soplo de aire hizo que la llama de las velas oscilara. «Veamos lo que el oráculo tiene reservado para ti», prosiguió, a la vez que habría un cofre de madera que descansaba a su lado y sacó una esfera de cristal, la colocó en la mesa y pasó sus manos por encima, susurrando palabras en un dialecto que no conocía. La bola de cristal se llenó de una niebla espesa, que poco a poco se fue aclarando para mostrar una escena: un paisaje con montañas y árboles que parecían perderse entre las nubes del cielo. En el centro, Andrés se vio a sí mismo, más viejo, con expresión de tristeza rodeado de seres transparentes que emanaban una luz celeste.

Estás destinado a descubrir un portal entre los mundos, indicó con voz grave. «Un lugar donde la realidad se distorsiona y lo imposible se vuelve posible». Pero cuidado, porque este conocimiento trae tanto maravillas como peligros».

Él estaba fascinado, y atrapado por la incertidumbre. «¿Qué debo hacer?», preguntó. 

«El oráculo ha hablado. Ahora, el camino es tuyo para recorrerlo», respondió Madame, devolviendo la esfera al cofre. «Recuerda, la clave está en tu interior. Solo aquellos de alma pura hallan el camino».

Andrés salió de la caseta, el bullicio de la feria ahora le parecía lejano y difuso. Llevaba consigo una sensación de destino inevitable, sabiendo que su vida nunca sería la misma. Deambuló unos minutos por la feria pensativo. Aún le quedaba una pregunta y ahora estaba preparado. Regresó, sin embargo, para su sorpresa la caseta había desaparecido. Intrigado, extrañado y preocupado, preguntó al hombre que estaba en la tómbola.

«Disculpe, hace un rato, estuve en la caseta de la pitonisa y, por extraño que parezca, no logro encontrarla». Puede decirme «dónde...». 

«¿Pitonisa?, cortó el hombre. Caballero nunca hubo pitonisa en esta feria. ¿Amigo, no será que lleva alguna copa de más?». 

Andrés no respondió. Agachó la cabeza. Se hallaba desconcertado, aturdido. No entendía nada. Parecía surrealista. Empezó a caminar saliendo del recinto ferial y tras un trecho dio una última mirada. De nuevo regresó el déjà vu que lo hizo sentir que estaba viviendo una situación del pasado, no obstante, él se convenció de que la imagen que su cerebro reconocía era del futuro. Las luces de la feria refulgían en la distancia, pero para él, el verdadero espectáculo no había hecho más que comenzar. 

©Nuria de Espinosa

(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Surrealismo”)


viernes, 31 de mayo de 2024

Gardenias para ti

 


(Tom Bagshaw)

 
Al anochecer, en penumbra, Juan desciende lentamente por la escalera de acceso al jardín; su mirada se pierde entre las gardenias, testigos mudos del amor compartido. El tic, tac, del reloj resuena más fuerte que nunca en su mente. Le recuerda que el tiempo es un enemigo implacable. Se sumerge en un mar de recuerdos y pensamientos, anhelando la posibilidad de retroceder en el tiempo, de revivir los momentos junto a su amada esposa. Se cuestiona el propósito de la vida, y siente el peso abrumador de la muerte.
 
De repente, el viento parece llevarse sus lamentos mientras algunos de los pétalos blancos de las gardenias comienzan a caer, como lágrimas silenciosas que marcan su dolor. El cielo, antes azul y sereno, se tiñe de gris, y una punzada quiebra su corazón, sabedor de que el tiempo no puede retroceder, recordándole su desgarradora realidad. Recoge los pétalos caídos, como un símbolo de la efímera etapa de la vida compartida con la sensual y bella Clara. Se sienta y pone los pétalos sobre su regazo. Los observa un instante. Suspira, solo desea que el amanecer dure más allá de las limitaciones del tiempo.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Tómate tu tiempo”)


martes, 30 de abril de 2024

Las tres máscaras

 

(Autora: ©Nuria de Espinosa)

(Artist - Giulia Valente)

Leyó su carta por última vez. Pronto dejaría que su vida tomase la forma exigida por su progenitor: imposición, aceptación, sumisión. Recordó todas y cada una de las palabras de amor que Sebastián le susurraba al oído. Sin embargo, no dudó en aceptar el dinero que su padre le ofreció y huyó de la ciudad enviándole aquella carta que tantas veces había leído en los últimos días.

Y a pesar de todo, ella se mantendría firme. Aceptaría el compromiso impuesto, sería su esposa, pero su corazón no le pertenecería y su alma odiaría eternamente al hombre que amaba. Su mente alzó los versos que su alma desgranaba.

«Tantas son las horas que llevo pensando en ti,
que me siento la última
de las amadas.
 
¡Qué arte tiene el perder!
 
No hay orgullo ni emoción,
solo versos de amor.
 
El peso de la vida, de la existencia,
es la consciencia que grita trémula.
 
La memoria se dormirá con tu fragancia
y el amor se morirá para siempre».

Cogió a Venus en brazos. Puso en su rostro el estigma de la aceptación y se dirigió al salón donde su futuro esposo esperaba.

*

(Artist - Giulia Valente)


EL DIBUJO QUE ENVIÓ UN MENSAJE
 
Caminábamos de la mano. La gente nos miraba. Supuse que debía ser mi look al estilo hippie. Colorido, pero no era llamativo. Sin embargo, incluso en la cafetería toda la gente nos miraba. El colmo fue en el restaurante a la hora de comer; el camarero se sonrojó, era, cómo si tuvi��semos la lepra. La gente no solo miraba sino que se levantaba de las mesas contiguas.

Entonces pensé, que quizás era nuestro idioma que no hablábamos en castellano. Pero después de largo rato de incomodidad, y de cavilar estrujándome el cerebro me dije que no podía ser, que el francés es muy conocido.

Dejé de darle vueltas. Tras el postre le pedí a Silvia que se casara conmigo y aceptó. Fue el momento más feliz de mi vida. Nos abrazamos y cogidas de la mano continuamos nuestro viaje turístico por esta ciudad un tanto peculiar.
 

 
Esto es lo que pone en el dibujo:

"Para la persona que lo lea, que sepas qué mi novia y yo te apreciamos, pero por favor habla castellano. Feliz pascua".

Creo que lo dibujaron dos chicas que quizás se sintieron incómodas, y que por eso escribieron con ironía "mi novia y yo te apreciamos" y "por favor habla castellano" una forma de decir a las personas que las observaban que a pesar de todo les apreciaban y que hablasen claro y no con miraditas.

Lo percibí como un claro mensaje subliminal.

Ser lesbiana es una condición sexual, como gay, o trans, heterosexual, bisexual, etc. Pero yo cuando vi la imagen y la ley no pude evitar pensar; ¿Tanto cuesta respetar la condición sexual de otra persona?


(Relatos pertenecientes a la propuesta de Variétés: “Subliminal”)

domingo, 31 de marzo de 2024

La mirada del crisantemo



(Kris Lewis)

 
Donde el eucalipto centenario rompe su silencio desde un abismo y un arrebato de crisantemos, el tiempo pierde su rosa en el vergel veloz y decrépito.
 
La luz del crepúsculo ilumina los pétalos de las acacias, en un lugar donde no importa el arrebato.
 
En un segundo, el miedo no tendrá un mañana.
 
El colibrí en la alborada aletea con su arrogancia sobre la cresta del cerro, dejando paso a la esperanza.
 
«¡Oh, golondrina blanca de plumas pulcras! ¡Qué voraz la época amarga de tu fulgurante pico, que acaricia las ramas bajo tus alas!».
 
Emerge la voz, que desgarra el pretexto esquivo de los versos, y enmascara el rostro cabizbajo del temido reflejo.
 
¡La luna se bañará en flores y aromas de ensueño!
 
Mas no habrá desasosiego ni desvelo en la noche, quizás un epitafio mudo que galope en el tronco del almendro.
 
¡Qué infierno de luna!
 
Y que hastío, el que agoniza en la lánguida mirada de un crisantemo.
 
*


Eres indiferencia

Eres... Eres rostro que palidece,
pluma que muestra la tristeza,
sobre el callado paisaje.
 
La tonada muda detrás se esconde,
y apuñala el silencio dormido,
qué se funde en tu mirada y desaparece.
 
¡Nada! ¡Nada eres!, ¡Nada fuiste!,
solo nubes negras y grises,
qué con el viento alzaron su voz.
 
Tus huellas se borraron sobre la arena
en una tarde de tristeza y desilusión,
qué destrozó mi dolido corazón.
 
Eres, eres la indiferencia que abandono,
la lógica que despide al dolor,
qué absurdo abrió la puerta al desamor.
 
©Nuria de Espinosa

(Texto y poema pertenecientes a la propuesta
de Variétés: "Motivación”)


jueves, 29 de febrero de 2024

La fusión perfecta

 


(Katie Watersell)

 
El horizonte marino me arropa como una pincelada dorada en el lienzo infinito del cielo; ahí el océano se funde creando un paisaje mágico que abraza mi alma y despierta mis sueños. Ahí es donde mi mente se fusiona con las olas en pinceles danzantes que acarician la arena dorada, trazando líneas de vida que se desvanecen en la bruma y se pierden en la inmensidad de lo desconocido.
 
El viento, como un artista divino, derrama tonalidades doradas que se entrelazan con las tonalidades azules del cielo y del mar, trazando un lienzo de colores que transporta los sentidos hacia lugares lejanos. Puedo ver las gaviotas que recorren el viento, y acompañan el susurro de las olas, componiendo una melodía etérea que envuelve mi corazón. Es, en este encuentro entre el mar y el cielo, que los sueños descubren su lugar y se liberan de ataduras terrenales para navegar hacia la infinita profundidad. Y es justo el momento en que el alma halla la paz y conecta con lo onírico, en un abrazo eterno que despierta mis anhelos más profundos:
 
«Porque el mar me enseñó a oír mis pensamientos, mis confesiones y dudas, devolviéndome la palabra del razonamiento que me recuerda, que los límites solo existen en la imaginación».
 
©Nuria de Espinosa
 
(Texto perteneciente a la propuesta de Variétés: “Metáforas”)


miércoles, 31 de enero de 2024

Los elementalistas

 


(Chie Yoshii)


En este un mundo, existe un fenómeno cuya fuerza misteriosa emite una luz que irradia un extraño magnetismo de paz y serenidad. Es la diosa del bien y la bondad, que tiene la capacidad de manipular elementos naturales a su voluntad. Algunos seres también pueden controlar el fuego, mientras que otros son capaces de controlar el agua, la tierra o el aire. Se llaman elementalistas; seres llenos de luz que desprenden un áurea enigmática y que han aprendido a vivir en armonía con los elementos.

El clima evoluciona de una manera distinta. El aire se regenera gracias a los elementos controlados por la mente de los elementalistas, logrando ciudades autosuficientes y sostenibles que se integran con la naturaleza. También hay otros seres que cohabitan en este mundo. Los bosques están poblados de criaturas mágicas: unicornios, elfos, duendes y hadas, que coexisten con los animales y humanos en completa armonía, comunicándose a través de un lenguaje telepático.

La experiencia y saber de los ancianos es el equilibrio que nos mantiene unidos en este mundo de posibilidades infinitas al que pertenezco como elementalista del aire. Desde pequeña, he aprendido a dominar las corrientes de viento, a sentir su energía y a utilizarla en bien de mi comunidad. Junto a mis compañeros trabajamos con la diosa del bien y la bondad para mantener la armonía y el equilibrio. La vida es tranquila y pacífica, gracias a la influencia de la diosa y la sabiduría de nuestros ancianos. Las ciudades son sostenidas por el poder de los elementalistas del aire y reforzadas por los de la tierra. La combinación de ambos elementos crea ciudades donde las casas se entrelazan con los árboles y las calles se convierten en bosques en miniatura.

Caminar por estas ciudades es como adentrarse en una obra de arte, con flores de colores intensos que bailan al compás del viento y árboles que florecen en todas las estaciones del año. Los elementalistas del agua utilizan su poder para purificar el agua de los ríos y mares, mientras que los del fuego crean el calor necesario para calentar los hogares y mantener la energía de las ciudades.

En este mundo la coexistencia entre humanos, animales y criaturas mágicas es algo natural. Los unicornios se pasean por los bosques, los elfos y las hadas, ayudan a preservar la flora y fauna, y los duendes son guardianes de la tierra. Pero como elementalista del aire, sé que aunque la paz y la armonía reinan en este mundo, también existen desafíos y enemigos que amenazan su equilibrio. Las fuerzas oscuras desean acabar con la diosa del bien y la bondad, y con ella, nuestra capacidad de controlar los elementos para el bien común. Es por eso que nosotros, los elementalistas; nos hemos unido en una batalla constante para proteger a nuestra diosa y mantener la paz en nuestro mundo. En nuestra lucha, hemos descubierto que la clave para derrotar a estas fuerzas malévolas reside en el amor y la compasión. Nuestros poderes están fortalecidos por el respeto y la empatía hacia todos los seres vivos, incluso aquellos que han caído en la oscuridad. Con cada batalla que ganamos, nuestra luz se expande y la bondad se extiende por todo el mundo.


(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Un nuevo mundo”)

domingo, 31 de diciembre de 2023

La caricia de una flor




(Ginebra Siddal)

Esperaba en silencio que un relámpago la iluminase. La vejez, había invadido las ramas, las raíces de su alma, junto a las arrugas y la decadencia que aparecían impasibles con el paso del tiempo. Hubo un día en que fue una flor hermosa, y su penetrante aroma acariciaba los sentidos, pero el olvido impregnó sus bellas hojas, y hoy el polvo en sus tallos reposa. Los recuerdos de su época de juventud, la sumergieron en una lenta melancolía, y su memoria, cómo una presencia marchita, era el resquicio de su triste soledad.

La luz de una vela blanca, iluminó las sombras de su habitación, con una suave oscilación, donde parecía que se había detenido el tiempo. Deseó con todas sus fuerzas volver a vivir aquel instante de su juventud; el de su primer beso, la sensación qué sintió y el fuego que la invadió. Por un momento se ruborizó, y pensó que su mente le jugaba malas pasadas. Colores rosados y verdes resplandecieron en los albores de su ocaso, y una señal renació en su interior, despertando instintos en su cansado corazón. Ahora, la vejez le parecía un juego de seducción; pero una sonrisa albergó su resignación, y a pesar de que sus párpados se volvieron pesados, todo fue un deseo que se le escapó entre las manos.


(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Deseos”)

jueves, 30 de noviembre de 2023

Las brujas de la oscuridad

 


(Rusty McDonald)

La brisa acarició mi rostro mientras andaba por el sendero del misterio entre nubes blancas y grises. Con decisión crucé la puerta que dejó atrás el pasado. El paisaje que se reveló ante mis ojos era de una densa neblina. Me sentía extraña, como si caminase por un limbo de oscuridad.

De pronto, una voz susurró en mi oído: <Bienvenida a la morada del infinito, donde el tiempo no existe y los sueños se quiebran> Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Recordé que el año anterior, durante la oscura noche de Halloween, había pedido un deseo y ahora, parecía estar en el umbral del infierno.

<Tú, que deseaste ver a la bruja de la oscuridad regodeándote en tu vanidad, cómo te atreviste a pedir semejante deseo.

Me estremecí, la voz parecía provenir de ninguna parte. Mis pupilas se esforzaron por capturar algo en medio de la densa neblina, pero solo encontraron oscuridad. La inquietud se apoderó de mí mientras avanzaba, hacia lo desconocido. De repente, la neblina se disipó y un paisaje aterrador se reveló ante mis ojos. Un cementerio abandonado se extendía frente a mí, con tumbas desvencijadas y cruces torcidas. Mi corazón latía con fuerza. Una cripta en ruinas se destacaba en medio del camposanto, su puerta de piedra gastada por el tiempo se abrió. Una vez más, aquella voz susurró en mi oído, pero esta vez más clara y cercana: "Entra, encontrarás aquello que anhelas".

Temblorosa por el miedo, abrí la puerta de la cripta. Su chirrido resonó en todo el lugar, como un lúgubre grito del más allá. La oscuridad era opresiva, casi irrespirable. Distinguí una débil luz y me acerqué, pero lo que encontré en ese lugar heló mi sangre. Sobre una losa yacía una figura envuelta en una sábana blanca, como si fuera un cadáver recién enterrado. El miedo y la inquietud de conocer respuestas me hicieron extender mi mano temblorosa y retirar la sábana de un tirón. La figura no era un cadáver, sino mi propio cuerpo pudriéndose. Mi piel se desprendía y las cuencas de los ojos estaban vacías. El terror recorrió cada fibra de mi ser mientras caí de rodillas incapaz de procesar lo que estaba presenciando. La voz sonó ahora en mi cabeza, pero esta vez con una risa irónica, burlona:

"Tu deseo se ha cumplido, aquí donde las brujas son dueñas de la oscuridad, serás eterna prisionera de tu propia vanidad".


(Relato perteneciente a la propuesta de Variétés: “Samhain”)


Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin