ÉRASE UNA VEZ QUE SE ERA...
que la palabra dejó de ser tinta
para ser revoloteo
en la yema de los dedos...

Y las letras fueron hiedras;
frondosas lianas tocando el cielo.
Fueron primavera floreciendo;

... y apareciste tú...
tú,
que ahora nos lees...

Y se enredaron nuestros verbos,
nuestros puntos y comas,
se engarzaron nuestras manos
cincelando sentires y cantos.

Entre líneas surcamos
corazón al mando; timón
de este barco...

©Ginebra Blonde

Participantes y textos de la convocatoria de octubre: "Mosaico"

Campirela/ Nuria de Espinosa/ Auroratris/ Gustab/
Susana/ María/ Marifelita/ Dulce/ Chema/ Lady_P/
Tracy/ Dafne SinedieGinebra Blonde.  

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lunes, 28 de febrero de 2022

Algo Inesperado

 

(Autor: ©José Luis Asensi)

Hay aficiones que pueden suscitar desde cierta satisfacción a incredulidad o miedo como es el caso de aquella noche en la que ocurrió aquello tan extraño, hace bastantes años.
Desde hacía algún tiempo, un telescopio, una cámara, un temporizador, un trípode y algún elemento más, se habían convertido en nuevos compañeros de aventuras. La aventura de poder observar el firmamento y sacar fotografías de aquel inmenso espectáculo. Algo compatible también con la contemplación y admiración nocturna que la naturaleza producía en mí. Una sensación de bienestar y calma por la quietud y soledad que el entorno provocaba, conjugada con ese temor de estar a esas horas en mitad de la montaña.
Aquella noche era una noche despejada, con estrellas y las luces del valle brillando a lo lejos como luciérnagas. Nadie más alrededor.
Por otra parte no era la noche más adecuada pues alguna nube se interponía entre nosotros sin que ello fuera un obstáculo que me pudiera ocasionar decepción ni ningún otro tipo de molestia, al contrario, estaba en ese momento de encanto, poseído por aquel paisaje de sombras y figuras arbóreas y su contemplación, y por aquel aíre puro con perfumes de montaña y hierbas aromáticas.
¡Vaya! Aquella constelación es Casiopea, en forma de uve doble, aquella es la Osa Mayor, aquella es Andrómeda, aquella Sagitario...
Pero, para mi sorpresa, algo ocurrió. En una de aquellas nubes que flotaban en aquel cielo nocturno se encendió como una gran llamarada mientras las luces del valle se apagaban. Todo se ralentizó, se quedó quieto, un instante de vacilación se apoderó de mí. No sabía si quedarme quieto o salir corriendo de allí ante el asombro que algo tan extraño ocasionaba en mí.
Opté por quedarme allí, y como si no hubiera pasado nada, la luz de detrás de aquella nube se apagó y volvieron a brillar las del valle, tal vez con más intensidad.
Con resignación y alborozo y la contrariedad por no haber podido sacar ninguna fotografía aquella noche, pero la alegría de haber contemplado aquel fenómeno tan inusual, fui bajando como a cámara lenta de aquella montaña tan habitual para mí, camino de casa, con la reserva que era normal y la esperanza de poder volver a tener una experiencia de aquel tipo.
 

(Relato perteneciente a la propuesta: "Emociones")

“Admiración, alborozo, alegría, asombro, bienestar, calma, contrariedad, decepción, encanto, esperanza, incredulidad, miedo, molestia, quietud, resignación, satisfacción, soledad, sorpresa, temor, vacilación”

lunes, 31 de enero de 2022

Rovaniemi

 


ALGO QUE HACER



Siempre comienza igual, suenan doce campanadas, se comen las mismas uvas, doce, se brinda con un poco de cava y se pide un deseo, en este caso era algo que hacer, como viajar. Eso era, un viaje. Un poco de aventura o simplemente conocer otros lugares.
Así es que, lo planeé bien, minuciosamente diría yo, pero nada es perfecto. Y llegó el día, casi un año después, en el que un avión me llevaría hasta el aeropuerto de Rovaniemi, ese lugar al que se le atribuye una leyenda celebrada en todo el mundo, en la región Sami o Laponia, nombre este último como se le conoce en occidente.
Era Diciembre. Un frío glaciar, nunca mejor dicho me acompañaba desde que salí del avión. Cómo no la aventura que tenía pensada era poder ver la aurora boreal, desplazarme con trineo tirado por renos y alojarme en una cabaña. Claro está no podía faltar esa visita a Papá Noel. No, no se me había olvidado.
Y todo fue más o menos así, la cabaña a unos kilómetros de la ciudad, el trineo, los renos y... una noche... el gran milagro boreal, la aurora. Todo un espectáculo increíble en ese cielo nítido donde esos vientos solares tomaban un colorido de extraordinaria belleza.
Faltaba esa visita a Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás… Diferentes nombres para un sólo personaje, el cual o su leyenda regala sueños a los niños y también a los adultos. ¿Por qué no? Todos llevamos un niño dentro, lo importante es sacarlo a pasear.
Una noche, ya dormido en la cabaña, tuve un sueño. Era tan real… Viajaba en trineo tirado por renos, pero no me deslizaba, volaba, me desplazaba por los cielos de todo el mundo, dejando alegría y sonrisas. Volaba y atravesaba esa aurora boreal tan maravillosa y de repente me acordé, había dejado regalos por todo el mundo, pero faltaba el mío y estaba a punto de despertar. Pero... ¿No estaba en Laponia? ¿No estaba viajando en un trineo?
Qué extraño todo, y encima el regalo era para mí. ¿Qué regalo era ese? ¡Oh no! Era el viaje que tenía programado al país de Papá Noel. Me moví inquieto en la cama, muy inquieto, tanto que desperté sobresaltado. Abrí los ojos y estaba en mi casa, a punto de sonar el despertador y con todo preparado para, desayunar, ducharme, vestirme e irme al aeropuerto para coger el vuelo que me llevaría a mi aventura en Rovaniemi.
 

(Relato perteneciente a la propuesta: "Propósitos")


viernes, 30 de abril de 2021

 

(Autor: ©José L. Asensi)

“Algunas personas causan felicidad a donde van; 
otras, cuando se van” Oscar Wilde.


Hay personas que tienen tanta luz en ellas, desprenden tanta luz
que hasta en la noche más oscura son como un faro en medio de la tormenta. Que tan sólo estando a su lado provocan la felicidad, la alegría, la sonrisa que tanto necesitamos, que son desinteresadas a la hora de estar ahí, cuando se las necesita, que lloran y ríen contigo, que te hacen emocionar.
Esas personas existen y son como un gran regalo. No piden nada a cambio y te escuchan con cariño y empatía. Esas personas son escasas, pero cuando alguna de ellas florece en tu vida, la vida es todo un jardín. Yo las conozco. ¡Qué grande es mi fortuna!
Las que son el caso contrario, son las que abundan, pero a estas las conoces cuando no están y te abandonan, cuando te dejan en paz, porque entonces puedes respirar y al menos no te asfixias con su cinismo y falsedad, pues pretenden hacerte creer en su amistad mediante elogios y después te critican desmesuradamente por detrás. Esas personas están lastimándote y diciéndote al mismo tiempo que es por tu bien. Cinismo. 
 

(Texto perteneciente a la propuesta: "Cinismo")


Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin

Gracias por tu visita y tu compañía... ©Gin