Hoy en día, tanto las frutas como las verduras que llegan a tu mesa, pueden estar manchadas por el polvo o por la tierra donde han estado cultivadas, pueden estar contaminadas por productos químicos como pesticidas o productos fitosanitarios, o incluso por gérmenes que pueden ser muy dañinos para la salud.
De ahí la importancia de lavarlas a conciencia, sobre todo si vas a tomarlas crudas, ya que es la forma de evitar contaminaciones. Por eso, en este artículo te voy a contar cómo hacerlo correctamente para minimizar ese riesgo.
Por un lado, los pesticidas y productos químicos con los que tratan la fruta y la verdura para evitar las posibles epidemias son cada vez más potentes, lo que permite por otra parte aumentar considerablemente los volúmenes de producción al no perder parte de las cosechas por plagas. Si se utilizan correctamente, suelen ser seguros dentro de un rango de toxicidad que establecen los departamentos de sanidad de los distintos países donde se producen, pero también es conveniente saber cómo lavar los productos hortofrutícolas para eliminar el máximo posible estos productos químicos.
Otro de los peligros que puede afectar a las hortalizas es la contaminación por bacterias como Eschericia coli, Salmonela, Listeria o Shigella, entre otras, que pueden producir intoxicaciones gastrointestinales, en algunos casos serias. Estas bacterias pueden provenir del agua de riego utilizada en el cultivo de estos productos, de deposiciones de animales o abonos utilizados o incluso contaminarse durante el proceso de recogida y transporte hasta el punto de venta por entrar en contacto con alguna de estas bacterias.
La intoxicación por bacterias es especialmente delicada durante el embarazo, dado que por ejemplo, la toxoplasmosis que puede cursar un simple resfriado en una persona puede ser bastante peligrosa para el feto, y ésta puede transmitirse si las hortalizas que toma la embarazada han estado en contacto por ejemplo con heces de gato contaminada y no se han lavado de forma correcta.
Incluso aunque compres frutas y verduras procedentes de agricultura ecológica, en los que no se hayan utilizado productos químicos para tratarlos, puedes encontrar simplemente tierra o suciedad ambiental que debes saber cómo eliminar convenientemente antes de consumirlos.