Tanto si teme coger un resfriado, la gripe o una neumonía, ésta es la temporada idónea para forjarse unas defensas naturales a la altura de la coraza de un carro de combate. El tema de cómo reforzar las defensas naturales (el denominado sistema inmunitario) ha sido insuficientemente estudiado en las facultades de Medicina. Y, sin embargo, sin las defensas naturales estaríamos muertos. Ellas son las que permiten a nuestro cuerpo deshacerse rápidamente de los organismos microscópicos que intentan colonizarlo repetidamente: virus, bacterias, levaduras, priones… Como la coraza de un blindado, los seres humanos disponemos de varias capas de defensa que nos protegen. Ciertas defensas son específicas para combatir determinados ataques, mientras que otras están hechas para resistirlo todo. Un sistema de defensa “inteligente”Nuestras defensas naturales son bastante más eficaces que los medicamentos, pues son un sistema “inteligente”.Sin intervención alguna por nuestra parte, identifican al agresor, eligen las mejores armas para contraatacar y ponen en marcha toda una estrategia para hacernos recuperar nuestro buen estado de salud a la mayor brevedad. La mayoría de las veces, incluso logran destruir los microbios sin que nosotros siquiera lo notemos. Sólo en contadas ocasiones padecemos fiebre, tos, inflamación, dolor de cabeza y agujetas, todos ellos signos de que se está librando una auténtica batalla en nuestro organismo. ¡Hay que aprovisionarse de munición!Pero, como todo ejército que quiere ser eficaz, nuestro sistema inmunitario necesita munición. Esta munición son los aminoácidos, los antioxidantes, los minerales, las vitaminas y los oligoelementos, y todos proceden de la nutrición. Nuestro cuerpo los utiliza para fabricar las células y los transmisores del sistema inmunitario (denominados “antígenos”) encargados de destruir los cuerpos extraños.Históricamente, los médicos se han sentido muy atraídos por la idea de descubrir cómo fortalecer el organismo para conseguir que esté mejor protegido. Y sin embargo, aún en la actualidad, son pocas las personas que saben cómo fortalecer el sistema inmunitario. Nuestro sistema de salud se centra más bien en los medios de combatir las infecciones una vez que éstas se manifiestan (antibióticos, antivirales, antiinfecciosos, etc.). Cuando no existían los medicamentos, no teníamos elección: ¡más valía prevenir, porque existía el riesgo de no poder curar! |
A
pesar de ello, es favorable para la salud minimizar la exposición a
productos químicos, hormonas y antibióticos. Aunque el mejor momento
para consumirlos es antes de la aparición de la enfermedad reumática, ya
que al no contener pesticidas, estos alimentos no estimulan al sistema inmunológico, lo que puede conducir a la inflamación, y en última instancia a la artritis.
Los expertos se debaten sobre si los alimentos orgánicos son nutricionalmente superiores a los producidos convencionalmente. Algunos estudios han expuesto que ciertas vitaminas y minerales, incluyendo la vitamina C, se encontraron en mayores cantidades en los alimentos orgánicos en comparación con los convencionales.
En general, la presencia de polifenoles (antioxidantes naturales que ayudan a reforzar el sistema inmune) es mucho mayor en los alimentos cultivados orgánicamente, y por esta razón puede ayudar a tratar las enfermedades reumáticas.
Cuando comemos carne, huevos o quesos que contiene antibióticos también es perjudicial, pues si un día enfermamos del alguna infección bacteriana, hay mayor probabilidad de que los antibióticos suministrados por el médico no funcionen. Pero más allá de eso, no hay evidencia de que los alimentos convencionales son malos para las personas con artritis.
Se cree que los síntomas de la fibromialgia pueden ser ocasionados por la privación de oxígeno a las células del cuerpo. Una de las principales causas de metabolismo anormal de oxígeno es debido a las toxinas, como antibióticos, pesticidas, fungicidas, herbicidas, contaminantes industriales, hormonas sintéticas y compuestos metálicos tóxicos, todos los cuales se pueden encontrar en pequeñas cantidades en ciertos alimentos convencionales.
Todas estas toxinas son considerados oxidantes “artificiales”. Estos oxidantes se neutralizan naturalmente por los mecanismos de desintoxicación del cuerpo; sin embargo, en los pacientes con fibromialgia, los oxidantes se producen en grandes cantidades y el sistema de desintoxicación natural del cuerpo no puede mantener el ritmo. Se ha demostrado que los alimentos orgánicos contienen más agentes antioxidantes que ayudan a combatir el exceso de oxidantes.
En el caso de las personas con fibromialgia, una de las principales razones por las que podrían querer comprar alimentos orgánicos es porque pueden ser más sensibles a los productos químicos que la persona promedio.
¿CÓMO REDUCIR LA EXPOSICIÓN A LOS PESTICIDAS AL COMER ALIMENTOS CONVENCIONALES?
Si no te es posible conseguir alimentos orgánicos, siempre hay una manera de reducir el consumo de pesticidas.
No cometas el error de dejar de comer frutas y verduras, ya que aunque sean cultivadas de manera convencional, nos ofrecen vitaminas esenciales, minerales y antioxidantes que nos protegen de unaserie de condiciones de salud.
Las frutas y verduras con cáscaras duras, o con hojas que no se comen, como los plátanos, cítricos o piña, tienen residuos muy bajos de plaguicidas en las partes comestibles.
En cambio, las que tienen la piel fina son más propensas a tener residuos superiores de plaguicidas, por ejemplo, los duraznos, fresas, papas y pimientos.
También es muy importante no comer todos los días el mismo tipo de fruta. Hay toxinas en las frutas que son una parte natural de la comida. Si, por ejemplo, comes 10 manzanas al día (orgánicas o no) también estarás consumiendo una gran cantidad de toxinas naturales de la manzana.
Lo más importante: antes de realizar cualquier cambio en tu dieta, consúltalo con un especialista.
Los expertos se debaten sobre si los alimentos orgánicos son nutricionalmente superiores a los producidos convencionalmente. Algunos estudios han expuesto que ciertas vitaminas y minerales, incluyendo la vitamina C, se encontraron en mayores cantidades en los alimentos orgánicos en comparación con los convencionales.
En general, la presencia de polifenoles (antioxidantes naturales que ayudan a reforzar el sistema inmune) es mucho mayor en los alimentos cultivados orgánicamente, y por esta razón puede ayudar a tratar las enfermedades reumáticas.
Cuando comemos carne, huevos o quesos que contiene antibióticos también es perjudicial, pues si un día enfermamos del alguna infección bacteriana, hay mayor probabilidad de que los antibióticos suministrados por el médico no funcionen. Pero más allá de eso, no hay evidencia de que los alimentos convencionales son malos para las personas con artritis.
Se cree que los síntomas de la fibromialgia pueden ser ocasionados por la privación de oxígeno a las células del cuerpo. Una de las principales causas de metabolismo anormal de oxígeno es debido a las toxinas, como antibióticos, pesticidas, fungicidas, herbicidas, contaminantes industriales, hormonas sintéticas y compuestos metálicos tóxicos, todos los cuales se pueden encontrar en pequeñas cantidades en ciertos alimentos convencionales.
Todas estas toxinas son considerados oxidantes “artificiales”. Estos oxidantes se neutralizan naturalmente por los mecanismos de desintoxicación del cuerpo; sin embargo, en los pacientes con fibromialgia, los oxidantes se producen en grandes cantidades y el sistema de desintoxicación natural del cuerpo no puede mantener el ritmo. Se ha demostrado que los alimentos orgánicos contienen más agentes antioxidantes que ayudan a combatir el exceso de oxidantes.
En el caso de las personas con fibromialgia, una de las principales razones por las que podrían querer comprar alimentos orgánicos es porque pueden ser más sensibles a los productos químicos que la persona promedio.
¿CÓMO REDUCIR LA EXPOSICIÓN A LOS PESTICIDAS AL COMER ALIMENTOS CONVENCIONALES?
Si no te es posible conseguir alimentos orgánicos, siempre hay una manera de reducir el consumo de pesticidas.
No cometas el error de dejar de comer frutas y verduras, ya que aunque sean cultivadas de manera convencional, nos ofrecen vitaminas esenciales, minerales y antioxidantes que nos protegen de una
Las frutas y verduras con cáscaras duras, o con hojas que no se comen, como los plátanos, cítricos o piña, tienen residuos muy bajos de plaguicidas en las partes comestibles.
En cambio, las que tienen la piel fina son más propensas a tener residuos superiores de plaguicidas, por ejemplo, los duraznos, fresas, papas y pimientos.
También es muy importante no comer todos los días el mismo tipo de fruta. Hay toxinas en las frutas que son una parte natural de la comida. Si, por ejemplo, comes 10 manzanas al día (orgánicas o no) también estarás consumiendo una gran cantidad de toxinas naturales de la manzana.
Lo más importante: antes de realizar cualquier cambio en tu dieta, consúltalo con un especialista.