pues déjanos decirte que esto es debido a que situaciones como las antes mencionadas generan en ti un cierto grado de emociones negativas como: angustia, rabia, soledad, abandono, tristeza, ira, entre otras. Y es muy cierto, todo las emociones negativas que “almacenes”, tu cuerpo las transformará en una enfermedad, así que mientras más pronto dejes ir esas sensaciones, más pronto vendrá hacia ti la salud y vitalidad.
Hoy día encontramos un sin número de corrientes y estrategias que pretenden afrontar el conocimiento y cuidado de nuestro cuerpo, aportando grandes ideas, reflexiones y experiencias que abordan el tema de las emociones como respuesta al estado físico sano del cuerpo. Es el caso de la corriente que se conoce como Metamedicina, que proviene del prefijo griego “meta” que significa más allá. Esto significa que la Metamedicina trata de ir más allá de la medicina tradicional. Estamos hablando, por tanto, de una Medicina Metafísica que transciende el plano físico (cuerpo y sus síntomas) para buscar las causas psicológicas (mente) o espirituales (alma) de la enfermedad.
El fundamento básico de la Metamedicina nos dice que la salud perfecta y el pleno despertar son, en realidad, lo mismo. Esta corriente nos habla acerca de que la única curación auténtica es la auto curación. El querer curarse sinceramente puede motivar a una persona para que realice los cambios necesarios en aquellas actitudes, sentimientos y emociones que son responsables de su sufrimiento. Resalta incansablemente que la curación no ocurrirá con sólo conocer su causa, ya que incluso cuando se ha solucionado un problema o se ha liberado una emoción, el cuerpo puede necesitar un tiempo más o menos largo para proceder a la reparación del tejido o del órgano afectado. La curación no es más que volver al estado de armonía y de equilibrio. Admitir una dificultad o una debilidad es estar ya en el camino de superarla.
Siguiendo estos preceptos de la Metamedicina; los invitamos a analizar el corazón; uno de los órganos más importantes del cuerpo; órgano que representa el amor, la sangre y el júbilo. El corazón es la bomba que, con gran pasión, hace que el júbilo recorra de manera cíclica todas nuestras venas. Cuando nos privamos del Amor y el júbilo, el corazón se encoge y se enfría, y como resultado, la circulación se hace perezosa y vamos camino de la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos. Pero el corazón no nos «ataca». Somos nosotros los que nos enredamos hasta tal punto en los dramas que nos creamos, que con frecuencia dejamos de prestar atención a las pequeñas alegrías que nos rodean. Nos pasamos años expulsando del corazón todo el júbilo, hasta que, literalmente, el dolor lo destroza. La gente que sufre ataques cardíacos nunca es gente alegre. Si no se toma el tiempo de apreciar los placeres de la vida, lo que hace es prepararse un «ataque al corazón». Corazón de oro, corazón de piedra, corazón abierto, sin corazón, todo corazón.
Siempre es importante dejar de lado las emociones negativas que en ultimas lo que logran es que nuestro cuerpo enferme. Este aparte del corazón es solo un ejemplo de los órganos que están implicados, y a decir verdad es todo el cuerpo el que reacciona frente a tu forma de sentir y percibir los diferentes aspectos de tu vida; tu mente y tu alma se conectan atrayendo todo lo que en ellas pongas, eres lo que piensas, eres lo que sientes.