Dejé de ser
en la preñez de su vientre
flotando en el vaivén de sus aguas.
Dejó de ser abrigo y cobijo en mi
la que me dio la vida.
Dejé de ser en su matriz, y ahora soy sin ser.
La voz que me acunó
yace en el camposanto, durmiente,
descansando en el tiempo y el cosmos,
perenne de paz.
Y aunque extienda mis manos
en un querer atraparla en el infinito,
se desvanece en suspiros su nombre en la nada.
Dejé de ser
partiéndose un pedazo
de mi existencia.
Autora del dibujo: Haizea J.G.
Autora del poema:
Yayone Guereta.