25 junio 2024

Capítulo XXIX: La decisión de Andrasio

Andrasio se despertó con un gran dolor en el cuello. No había dormido bien. Sabía que había oído una conversación que le concernía pero se le había olvidado la mayoría de ella. Se dio un masaje con la mano derecha en el cuello, porque, aunque ya no le dolía prácticamente en ningún momento su brazo izquierdo, prefería no usarlo mucho. Su aspecto general también había cambiado: el pelo le había crecido y ahora tenía barba y bigote abundantes. Había pasado más de un mes y, aunque echaba de menos llevar el pelo con el corte reglamentario e ir sin barba ni bigote, tenía que aceptar que así era muchísimo más difícil que alguien de su vida anterior le reconociese.

Lo que le había quedado meridianamente claro es que le habían declarado culpable de un delito que no había cometido, lo que le decía dos cosas: era más que probable que el gobernador de la Gran Fortaleza de Tandras estuviera vivo (¡ese traidor!) y, además, era muy probable que, aunque se presentase a defender su inocencia, fuera condenado porque dudaba que quedase vivo alguien cuyo testimonio le pudiera favorecer. Al fin y al cabo, él había visto que el ataque no había tenido nada normal y que el Gobernador había asesinado al jefe de la Guardia, el Capitán que había osado enfrentarle porque no quería rendir la fortaleza sin luchar y, mucho menos, sin perder la batalla.

Foto de Jamie Morrison en Unsplash
Miró por la escotilla de su camarote y vio el mar en calma y un precioso amanecer, aunque estuviera nublado, y respiró hondo. Aquella imagen le volvía a la vida, con aquellas luces penetrando entre las nubes; y le hacía querer olvidar todo lo que había pasado, aunque supiera que era imposible y que aquello lo iba a tener presente, cualquiera que fuese lo que le aguardase en el futuro. Porque ahora sabía que muchos habían traicionado, no sólo a él, que no dejaba de ser un arquero más (quizás mejor que otros, pero otro más), sino que habían traicionado lo más sagrado que tenía cualquier soldado: su juramento al Emperador, al Imperio y a los ciudadanos que habían prometido por lo más sagrado defender.

Decidió que estaba hambriento y se decidió a ir a cubierta a ver si podía tomar algo a aquellas tempranas horas de la mañana. Se puso un capote fino que le había dejado el capitán y salió del camarote. El barco aún estaba en silencio pero arriba en la cubierta empezaba a haber algo de movimiento. Vio al capitán pero no estaba solo. Junto a él había un hombre extraño, pero no por su apariencia que era normal, sino por la profundidad de su mirada. Conforme se fue acercando, ellos se callaron, pero pudo oírle la voz y la reconoció al instante: era el que tuvo la conversación con el capitán que no podía recordar en ese momento.

Se iba a retirar cuando el hombre le hizo una seña y él se acercó a la mesa donde estaban tomando infusión de hojas de carraceno (normal, era por la mañana y era un desayuno típico del Imperio desde que se había descubierto que los preparados con aquellas hojas ayudaban a despertarse o a mantenerse despierto ). El olor dulzón de la infusión se empezaba a extender por cubierta y acabaría abriendo el apetito a todo el mundo en el barco.

- Buenos días, Andrasio - dijo el hombre desconocido-. No nos han presentado -continuó mientras se levantaba y le tendía la mano lo que Andrasio hizo también y se dieron un apretón de manos-. Soy Myärmïrön y soy amigo del capitán y viajo con él desde que tiene este barco - dijo mientras volvía a sentarse, indicándole, al mismo tiempo, al joven arquero que tomase asiento en otro taburete que había enfrente suyo.

El joven se sentó pero había algo que le preocupaba. ¿Por qué estaban siendo tan atentos? Por mucho que él le hubiera explicado al capitán que no había sido el culpable, ellos no lo conocían de nada y no entendía por qué, si sus propios compañeros y amigos no le hubieran creído, estos sí le creían... si es que lo hacían. El hombre sonrió al ver su cara de duda.

- Andrasio, no hemos dudado ni una sola vez de tu versión. ¿Sabes por qué? - él se mantuvo quieto-. Porque eres un buen arquero y eres observador: nos libraste de los piratas a pesar de que estabas herido sin dudar un solo momento. Sí, también te estabas salvando tú, pero ni una sola vez hiciste ademán de escapar o de intentar traicionarnos, ni siquiera cuando ya estabas sano. 

Él suspiró. Eso era cierto, pero tampoco había tenido muchas opciones.

- Agradezco su confianza. Ahora bien, supe que me están buscando por vosotros y me escondí mientras vosotros bajábais. Pero no estuve todo el rato ahí quieto. Necesitaba ver por mí mismo que me buscaban, así que bajé disfrazado y yo mismo vi y oí al pregonero que estaba cerca del puerto decir lo que me dijisteis. No tengo más cargo de conciencia que no haber podido salvar a los pobres desgraciados que se quemaron en el castillo, pero yo sólo y herido poco podía hacer.

El capitán y Myärmïrön se miraron. Él mismo lo había dicho, nadie en el barco había siquiera imaginado que el chico hubiera bajado del barco. Aquello confirmaba que tenía muchísimo más potencial que el que se apreciaba a simple vista. Pero él estaba contándolo como si fuera lo más normal del mundo, mientras tomaba su infusión y un trozo de aquel pastel que había hecho el cocinero el día anterior. Aún estaba bueno, pensó el arquero, y era preferible comerlo antes, no fuera a  ponerse malo. Levantó los ojos y les miró:

- ¿Cuándo está previsto que lleguemos a Esdáloren?

- Pasado mañana. 

- ¿Y qué planes tenéis para luego?

El capitán y Myärmïrön volvieron a mirarse y ahora habló el capitán:

- Hemos estado muchos meses en el barco y ahora vamos a ir a casa a descansar. Pero eso no lo hablaremos hasta después de descargar lo que llevamos a ese puerto y cargar lo que necesitamos en casa. No tardaremos mucho. 

Andrasio se echó hacia atrás y se estiró.

- ¿Y tardaremos mucho en llegar a vuestra casa?

Myärmïrön llamó a un marinero grande y gordo que estaba al lado de la escalera de bajar hacia las plantas inferiores y le dijo que ordenara al cocinero servir el desayuno en la sala inferior. El hombre así lo hizo. "Así que no quieren que esta conversación la oiga el resto de la tripulación", pensó Andrasio.

- Verás, Andrasio -dijo el capitán-. Este barco es mercante y, por tanto, no llevamos armas salvo las necesarias para luchar si nos atacan. Ahora bien, nosotros no somos habitantes del Imperio y, por tanto, no nos regimos por sus mismas normas. Durante siglos nuestro pueblo y el tuyo han sido enemigos. Pero por nuestra parte, eso dejó de ser así hace más de tres siglos. Muy poca gente sabe que, si nuestros antepasados atacaron al Imperio en tiempos del rey sinardo Gironliano IV, no todos estuvieron de acuerdo y se llegó a la paz porque muchos estaban muy interesados en ser aliados del Imperio, no sólo desde el punto de vista militar, sino también mercantil y cultural. La paz tiene muchos beneficios para todos y la guerra y la inestabilidad no los tiene para nadie, ganes o pierdas la guerra: la destrucción de familias y personas, de edificios, de cosechas, de estructuras, etc. es un desastre para todos.

- Pero a veces es necesaria...

El otro hombre habló.

- Sí, por supuesto, Andrasio. Pero lo que te queremos decir es que no tenemos nada en contra del Imperio y sí mucho que perder por esta inestabilidad. No somos enemigos del Imperio ni queremos ningún mal a sus habitantes. Pero vamos a nuestra casa y no es el Imperio. Nuestras costumbres, leyes y tradiciones no son las mismas. Puedes ser un extranjero en nuestra casa: vamos a respetar tus costumbres y, si algún día quieres volver, no vamos a impedírtelo. Pero querríamos que el capitán te adopte como hijo, de forma que entres a ser parte de nuestro pueblo. Nadie va a obligarte a nada, pero queremos que te lo pienses. 

Foto de Gioele Fazzeri en Unsplash
Andrasio había permanecido callado porque no se lo podía creer. Le estaban ofreciendo una salida honrosa porque se creían que no era un traidor.  Pero no quería aceptar nada sin antes ver cómo era su país, su "casa". Había oído todo tipo de rumores, pero le habían aceptado bien. Eso sí, tenía que ver qué costumbres tendría que cambiar..., así que levantó la vista y preguntó:

- ¿Podría decidirlo una vez que esté allí?

Los dos hombres rieron:

- Por supuesto, Andrasio. En dos meses -dijo el capitán-, vendré de vuelta con el barco. Si para entonces, has decidido regresar, o incluso ser sólo parte de la tripulación, no tenemos ningún inconveniente en dejarte donde nos digas o en que sólo vengas como marinero-arquero.

El chico sonrió y asintió.

- Si es así, cuenten conmigo. Me parece una solución honrosa y provechosa para todos.

El capitán se levantó y le dio un abrazo.

- Me alegro, hijo. Piénsatelo con calma y, cuando estés listo, me lo dices. Ahora voy a bajar a ver lo que tengo que preparar para descargar en Esdáloren. 

Y se fue de allí con paso firme.

Myärmïrön le miró y le dijo:

- El brazo se te ha curado rápido. Creo que ya puedes usar el regalo que te compramos en Lassanas.

Se volvió y desenvolvió una tela gruesa dejando al descubierto un precioso arco de madera de tejo, nuevo y un carcaj con varios juegos de flechas.

- Es nuestro regalo por habernos salvado de los piratas, tomes la decisión que tomes. Puedes practicar cuanto gustes. 

Andrasio no sabía qué decir, pero el hombre simplemente le sonrió y se fue hacia la compuerta de entrada al piso inferior. El chico se sentó, miró al infinito y se dio cuenta que no sabía qué pensar de la situación en la que estaba. Aunque no le gustaba la espera, tendría que retrasar su decisión hasta que estuviera seguro de ella.

6 comentarios:

  1. Andrasio tiene que tomar una decisión. Veremos que hace. Un abrazo

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    1. Exactamente... Veremos si al final se cumple la predicción de la adivina o no... 🤔
      Otro abrazo para ti. 🤗

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  2. Mercedes tu personaje tan resolutivo una vez más.se siente obligado a una decisión Un abrazo

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    1. Hola Javier: pues sí, además, está en una situación muy comprometida pero no quiere tomarla principalmente por agradecer a los integrantes del barco que lo hayan "salvado". Pero ya se irá viendo qué pasa... 🖋
      Otro abrazo para ti. 🖋

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  3. Cuando esperaba un capítulo con la marcha del ser de la voz plateada, encuentro este sobre Andrasio y la decisión que debe tomar. Sigue interesante, Mercedes.
    Un fuerte abrazo :-)

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    1. Ah no, el ser de la voz plateada no vuelve hasta septiembre... está de vacaciones... 🤣
      Otro abrazo. 🤗

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