en su micro-podcast literario
La Página Nº46 AQUÍ
Hoy quiero hacer una entrada diferente exponiendo el trabajo de los narradores, dobladores y locutores.
El relato de hoy ha sido narrado por la voz de Juan Carlos Albarracín, que lo hace crecer haciéndonos sentir al protagonista del mismo.
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Me resisto a morir aunque toda mi familia esté muerta, yo debo vivir.
Llevo tres meses encerrado en casa y soy feliz así. Mi mujer y mi hijo están conmigo. Les protejo y les alimento. Son mi vida.
Voy al sótano. Hoy su menú consistirá en muslos de turista alemana... Pobre, le pilló la pandemia de vacaciones en Barcelona. Se nota que era deportista porque me costó desmembrarla, y eso que he sido uno de los mejores carniceros del mercado. No es que Mercè y Nil sean muy exquisitos con la comida, pero esta carne es más dura que la de la señora Ming, del chino de la esquina. Cuando la cacé, cogí también varias salsas de su restaurante. Yo me serviré unos filetitos de esta teutona vuelta y vuelta acompañados con salsa de soja. Ellos lo prefieren todo crudo y sin condimentar.
Bajo las escaleras. Se alegran de verme. Están encadenados porque si no, la lían un poco.
Me he resbalado por llevar chanclas. El tobillo está en un ángulo imposible y no puedo moverme. Mercè i Nil pasan de la comida de la bandeja y se abalanzan sobre mí.
¡No quiero morir!
¿Quién les cuidará?