Ni paseando nos cercioramos de la semejanza y de la divergencia... indiferentes al entorno, pendientes a nuestro ego... impasibles a lo que sucede. Somos los auténticos autómatas de lo cotidiano, amedrentados de ser lo que queramos, la predestinación... nos hace inamovibles... acomodaticios.
Nos acostumbramos a sufrir y el sufrimiento se hace hábito, la corrupción rutina... y el amor usanza... somos reflejo de lo que nos rodea... lo diré, lo reflexionaremos y al final seremos reflejos...pero de qué?