A mi me encantaría saber si Esquivias tenía desde un principio la idea preconcebida de su trilogía, o la fue imaginando a la vez que la creaba. Me inclino por esto último, porque sino para mi tiene poco sentido...igual me equivoco, porque entre otras cosas yo no soy crítico literario, aunque ahora lo esté haciendo. Los paralelismos paraíso-purgatorio-infierno, nada que ver con lo sucedido antes-en y después de la guerra, aunque pensándolo bien - y dependiendo de la ideología con que se lea - si pudiera ser.
Para mi , y creo que queda evidente que metaforiza los tres escenarios dantescos con la vida misma:
- los inicios de la vida - paraíso en la que nos comemos el mundo, o al menos lo intentamos, en la que todo se ve de color de rosa, fácil, asequible, alcanzable... "el sin esfuerzo"; una época en la que ni se nos pasa por la cabeza que acabará, que el devenir del tiempo no nos alcanzará y si lo pensamos....está muy lejano. (Inquietud en el Paraíso)
- el despertar a la realidad - purgatorio, se alcanza la etapa en la que se es más reflexivo, el color rosa se convierte en rojo oscuro casi morado, en la que lo "no conseguido" pudiera convertirse en frustración e incluso en fracaso, en la que te das cuenta de que lo perdido, perdido está y que es muy difícil volver atrás... comienzan a hacer mella en el intelecto las preguntas transcendentales ¿de donde? ¿a donde? ¿cómo ? ¿porqué?... miedo al final. (La ciudad del Gran Rey)
- La realidad pura y dura - el infierno, ya no tiene solución... lo hecho, hecho está; no queda tiempo para rectificar. Ha llegado el momento no pensado en el paraíso y el pensado en el purgatorio. No hay vuelta atrás, la realidad que iguala, que no respeta, que llega aunque no se quiera. (Viene la noche).
¿Es Benjamín el prototipo de persona que no quiere la realidad, que huye de la misma, que no quiere que le abrace? ¿La personificación del que no reconoce la proximidad de la noche?... sea como fuere, es un vividor despreocupado de todo pero que en el fondo de su conciencia le corroen sus vivencias, que aunque no quiere despertar lo hace de forma brusca, y que sin duda - y no esté explícito - en dos páginas se da cuenta de que ha tirado por la borda, lo que puedo ser un final feliz y no lo va a ser...Se dice muy a la ligera eso de "que me quiten lo bailao"... pero luego lo que se recoge puede ser muy diferente.
Si, amigo Esquivias, en esta última parte de tu trilogía lo has bordado...expones claramente lo que sin duda negamos, o mejor dicho evitamos pensar.... la llegada de la noche.