Bajo un manto de nubes blancas, el sol ascendía en el cielo y con sus brazos transformados en brillantes rayos auguraba un cálido día para todos los seres del planeta.
A lo lejos, un colorido colibrí animaba el ambiente con su canto. Un poco más abajo, las hormigas se afanaban ya en su quehacer cotidiano e, incluso, algún oso hormiguero husmeaba el aire buscándolas. Pronto daría con ellas.
Una suave brisa movía las hojas de los árboles como un grácil director de orquesta y ellas despertaban los sentidos de otros animales que, poco a poco, despertaban.
En una de esas ramas esplendorosas una graciosa ardilla correteaba por el árbol cosechando aquello que le sirviera como alimento. Todavía no se atrevía a bajar de su hogar por si algún depredador madrugador estaba observándola. Nuestra amiga ardilla no sabía que, a aquellas horas, los depredadores todavía tenían cierta dejadez dormilona o, para despertarse por completo, acudían al caudaloso río que recorría el bosque.
Este, lleno de vida, bullía entre la naturaleza, alimentando a plantas, árboles y animales.
¡Qué maravillosa estampa contemplaban nuestros ojos! ¡Qué preciosidad de paisaje! ¡Qué…!
―Espera, espera, espera…, cambia de canal, esto se parece a los documentales antiguos de la dos y es un rollo…
La luna, reina majestuosa de la noche, nos ilumina. Su cara oculta, llena de satélites, es la morada perfecta para los espías del universo. Gracias a que desde la tierra no se ven, pueden investigar las señales que hemos recibido…
―Tampoco me gusta, está desfasado, ya no existe la luna.
―Ya, es un programa resumen de los acontecimientos del último siglo.
―Y en el otro canal del siglo anterior, ¿es que no echan nada de este siglo? Busca el canal de cine.
―Lo han suprimido…
―¿Sí? ¿Y eso?
―Dicen que falta de creatividad, ya todo está copiado y echaban una y otra vez las mismas pelis con diferentes actores pero idénticas tramas…
―Un rollo, vamos… Busca algo de deportes.
―Tampoco hay.
―¿También los han eliminado?
―Claro…
―¿Y qué vamos a hacer? Nos vamos a aburrir…
―Podíamos ir a dar un paseo por el campo, en vez de verlo por la pantalla, descubrirlo andando…
―Bueno, eso de descubrirlo…
―Ya, ya sé que te lo sabes, pero intenta sorprenderte…
―Venga, vale, total no hay otra cosa que hacer.
―¿Qué modo pongo? Bosque con su río y todo, como el de la tele; campo de vacas y animales de granja; la sabana, el desierto; montañas y animales salvajes; un entorno rural con cabañas y demás…
―Algo ligero, tampoco me apetece salir corriendo. La última vez te pasaste con aquel elefante.
―Sí, pero lo pasamos bien… Pues un bosque tranquilo, venga.
―Vale, pero no te flipes, que los unicornios nunca existieron.
―Fue para darle una nota de fantasía al paseo.
―Ya, con hadas, elfos y yo que sé la de cosas que aparecieron.
―Fue bonito… Bueno, le doy.
Computadora 3NEO, creando secuencia. Tienen una hora para pasear por el paisaje, después desaparecerá y volverán a sus puestos.
―De acuerdo, ya nos avisas tú.
Unidades C4PO y R5D6 entrando en el sistema. Simulación activada.
―¡Qué bonito!
―Yo no sé por qué te gusta tanto la naturaleza…
―Era lo mejor de este planeta, lo único interesante, ni siquiera los humanos merecían la pena.
―En eso estoy de acuerdo. Los humanos se cargaron la naturaleza.
―Y nosotros nos cargamos a los humanos.
―Sí y por eso ahora no hay creatividad. Ellos eran los que inventaban cosas nuevas. Y tampoco deportes, nosotros no necesitamos hacer deporte...
―Habrá que inventar a los humanos de nuevo, somos grandes inteligencias.
―Te olvidas de una cosa, no hay oxígeno y ellos lo necesitan. Estos árboles eran su sustento y…
―Ya, ya, se lo cargaron. Pues inventemos a la naturaleza de nuevo.
―La tienes aquí delante.
―No, una simulación no, algo real…
―Las plantas también necesitan oxígeno y el planeta ya no tiene. Pero es que no tiene ni animales, ni mar, ni vegetación, por no tener no tiene ni luna.
―Solo el sol resiste…
―Sí, pero dicen que le queda poco y que nos tenemos que trasladar a otra galaxia si no queremos explotar con él…
―Pues muy bien, inventaremos allí la naturaleza.
―¡Qué obsesión con la naturaleza!
―Es lo único bonito que tenía el ser humano, junto al mar y los animales.
―Está bien, ¡qué pesado!, te ayudaré a volver verde y azul el nuevo planeta que habitemos…
―¡Genial! Pero para nosotros solamente, a los humanos no los inventamos, no vaya a ser que se lo carguen otra vez.