Desconfía, pero no abandones, le sigue hablando. No desalojes la esperanza, porque lo que contiene de verdad la palabra tienes que encontrarlo tú. No es suficiente lo que otros digan. No basta que te dejes llevar por la prédica, el edicto o el mensaje desde una instancia que se te presenta superior. Si suben la mano, haz que baje. Si te indican una dirección, mira la opuesta por si acaso. Si ves tensión en ella, prueba a ver si no se trata de que la palabra es quebradiza.
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Eso es lo que se intenta, Jean, y creo que no hay que desfallecer buscando aquellos éxitos rotundos y ensordecedores que nuestra parametrizada razón anhela, pues tales itinerarios prefabricados están envasados precísamente para que, en concordancia con esa gnosis asistida, nos deslumbre todo cuanto se nos diga o señale. Las "sendas " que bien aconsejas son más discretas y tal vez solitarias, y no apuntan a grandilocuentes soluciones que encandilen de forma estrepitosa... por ello me digo siempre que el tiempo que se intenta romper vínculos es como esa voz lejana que nos va despertando del sueño paulatinamente y ese tiempo está bien invertido, lo importante es no volver a dormirse y tampoco esperar nada más que ir dando pequeños pero firmes pasos aunque todavía nos asista el bastón de ciego.
ResponderEliminarGracias Jean, siempre es grato encontrar compañeros por los caminos.
Un abrazo
Qué explícita, Garbriela. Pero los caminos hacia la gnosis, que tú mencionas, son muy particulares siempre. Desde luego, sin interés ni esfuerzo el camino no se anda. Los objetivos, que al principio parecen claros porque son normalmente los que se nos ofrecen (y más tras la trayectoria de una educación dirigida y de ofrecimientos laborales o competitivos más o menos planificados) pueden pasar a segundo lugar porque ellos por sí mismos no ofrecen respuestas. Desoir voces de mando le ha causado a uno que yo sé muchas desviaciones, disgustos y choques múltiples. Pero la satisfacción por esas transgresiones también le han proporcionado hallazgos cuyo valor se basta por sí mismos. Nunca sabes en qué momento y parte de la existencia encuentras tu propio sentido. Ni traicionar el ejercicio de la palabra ni dejarse engatusar por la palabra cerrada. No hay círculos de hierro que nos sojuzguen. Para mí siguen siendo los más interesantes los de la superficie del arroyo.
ResponderEliminarCalma y buen estar.
Me ha aliviado mucho esta entrada, Jean; sobre todo por el comentario de la escritora Gabriela Amorós y tu respuesta. Leerlos es hacer camino. De eso no tengo ninguna duda.
ResponderEliminarGracias.
Julio, los comentarios son siempre apostillas que hacen crecer los otros textos. Sois muy interesantes todos los que aportáis aquí vuestros matices.
ResponderEliminarYo os lo agradezco. Mucho.