Pero no todos lo entienden de esta manera. Hay quienes quieren imponer su visión metafísica. Ir más allá de la naturaleza. Diseñan con ese objetivo sistemas de imágenes que calan entre las gentes. Porque las gentes se sienten poco seguras o escasamente capaces o no han tenido otra opción. Pero la pretensión de aquellos es en realidad excusa. Desean erigirse en rectores de las palabras. Y también de los gestos. El dominio.
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Jean, me haces pensar con rotundidad en el tema religioso, en el que los arquetipos gestuales y verbales han sido concienzudamente diseñados, no para que sus dogmas sirvan a la humanidad sino más bien al contrario, los siervos son los hombres. Y mediante esa ingeniería atrayente que parchea seguridad en todos aquellos resquicios humanos en los que la laguna es el temor o la duda, es allí cuando la palma de una mano alzada mientras se espolvorea el gesto con unas leves palabras de esperanza pueden otorgar al interpelante la visión clara de edenes como único y verdadero objetivo de su vida.
ResponderEliminarAsí es,... un mero ejemplo de la connivencia entre palabras y gestos y la doctrina de la fe.
Un abrazo
Las palabras puede acabar sometidas por las buenas costumbres, por lo políticamente correcto y sus ángeles custodios. Pero el silencio... quién puede adueñarse de mis silencios. Saludos.
ResponderEliminarPues si, No hay arma de manipulación mas sibilina que, los brebajes elaborados llenos de teatralidad y palabras, contra la incertidumbre del ser. El ser humano es preso de ese ego en busca de una trascendencia mas allá de lo que marca la genética, somos los seres enfermos de miedos, frutos de los mil por ques.
ResponderEliminarUn saludo desde mi torreón.
... y no solo desean erigirse en rectores de palabras y de gestos, en la mayoría de los casos lo logran...
ResponderEliminarEn cuanto a lo que hablábamos ayer, el lenguaje de gestos, las intuiciones que captamos en las energías que nos envuelven, pertenecen a otro mundo en el que no existe posibilidad de dominio alguno. Quiero decir que somos hombres en tanto en cuanto tenemos lenguaje, y que si no tenemos cuidado el monopolio del lenguaje que ejerce el poder político acaba constituyendo también el monopolio de nuestros mundos más íntimos, si no estamos alerta. Solamente conozco la poesía como rompedora del lenguaje, de la relidad oficial.
Con los gestos por ejemplo ya se comunican los monos, las abejas, los gatos... pero nuestras palabras son capaces de erigir ficciones bajo las cuales vivimos, nos constityen como individuos.
Bueno me siento muy confuso hoy. Quiero decir solamente eso, que nuestra libertad está bastante en entredicho si no nos aseguramos de que con nuestras palabras queremos decir exactamente las cosas de las que hablamos.
Creo que me he explicado fatal, pero bueno.
un abrazo.
Gabriela, que tu explicación es poderosa, que sobran mis palabras, que agradezco saber que otras personas captáis mis dudas, mis búsquedas, mis sospechas...
ResponderEliminarLa iconografía religiosa, en concreto la cristiana y su matiz católico sobre todo, estudió muy bien no sólo el mundo de los símbolos tradicionales y su lectura medieval, sino nuevas formas más psicoanalíticas. El Renacimiento abrió nuevas perspectivas, pero el barroco postridentino español exageró ya esa obsesión por llegar al hombre desplazando al hombre, o haciéndole creer que entre una escultura y él mismo no había límite. Nos gusten o no esas representaciones tengo que reconocer su poder, su influencia y capacidad de penetración en el alma de los humildes.
Aparte está la habilidad y calidad de unos artistas u otros para plasmar lo que el poder terrenal de los intermediarios de las divinidades deseaban.
Nada es inocente en este mundo. Y hasta la mirada de los niños puede ser manipulada.
Buen día.
José Luis...tienes razón sobre las palabras. Y de los silencios...también se apoderan de nuestros silencios. Nos dejan el margen para devorarnos interiormente. Cuando los sielncios los elegimos el Hombre es poderoso en su interior. Cuandolos silencios se nos imponen, somos víctimas también, estamos a merced del sometimiento. Y pienso simplemente en las formas actuales de la publicidad, la política de las castas, la apariencia y el orden de las formas socialmente admitidas, etc.
ResponderEliminarBienvenido, espero saber más de opiniones enjudiosas como las que aportas. Un abrazo.
Susodicha, gracias por pasar por aquí. Para combatir los brebajes que se nos ofrecen es preciso ingerir brebajes de propia elaboración personal. La mora con mora se quita, dice el dicho.
ResponderEliminarLa búsqueda del individuo ego más allá de sus límites es una constante humana, histórica y de evolución personal. Pero no la quiero ver negativa. Siempre nos muestra hasta dónde llegamos, de qué somos capaces y también nos estimula. Otra cosa es que resultemos enfermizos, algo también de nuestra condición. A veces me pregunto: ¿nos pasaremos la vida deshaciendo entuertos, combatiendo fantasmas, encendiendo luces entre tinieblas?
Probablemente. Y en ese escenario de teatralidad que s enos brinda, palabras y gestos cumplen el papel fundamental, hoy vehiculizados con nuevos soportes técnicos.
¿Qué se ve desde ese torreón? ¿Es el de un castillo, desde una prisión, desde un faro, desde un puesto vigía...?
Un abrazo.
Juan C., clarificadora exposición la que haces. Pero piensa que en tiempos pasados hubo más oscuridad que ahora. Nosotros somos hijos recientes que hemos crecido en formas y relaciones más o menos modernas, libres, tolerantes, aunque algunos conociéramos todavía los estertores de una sociedad antigua y una dictadura que prefiero no nombrarla.
ResponderEliminarMuchos son los poderes que buscan dominarnos. No sólo los políticos (siempre ha sido obvio) que prefieren que traguemos por sus reglas de juego, a los que les espantan nuevas formas de relación, diálogo y transparencia. En la sombra están los oscuros poderes económicos que, con un soplido, pueden convertirnos a todos en pobres pobres de la noche a la mañana. Está todo lo que dimana de los anteriores, las formas sociales de consenso, de aceptación sumisa, la publicidad, el consumo desaforado, la devirtuación del objetivo de vivir a gusto en función de nuestra entrega al objeto hasta cosificarnos...¡Cuántos poderes! Tal pareciera que el hombre sólo viviera para es emundo, así le va con resultado de insatisfacciones, frustraciones, angustias, envidias, etc.
Dices: "...pero nuestras palabras son capaces de erigir ficciones bajo las cuales vivimos, nos constityen como individuos..." Y he ahí das en una d elas claves. ¿Qué crees que pretende, por ejemplo, Jean, con este blog? Pero la ficción no es oscuridad, negación de lo real, sino ahondamiento, prospección, bucear de otras maneras más allá de la mugre que se forma en la capa superficial del charco, buscar en la medida de lo posible aguas más limpias.
Te comprendo, y no te explicas fatal, a mi me pasa, es que cuesta entender-se interiormente, entender lo exterior, entender-nos con los otros.
Pero embarcados irrenunciablemente estamos a ello.
Un abrazo.
Innegable infortunio y destino: La dominación. Si lo normal es: la mitad más uno; esa "normalidad" establece, legaliza, y distribuye aquello que "el poder" establece. Ergo, salirnos de los cánones, de la "generalidad", interpretar otras realidades o soluciones, siempre nos pondrá el gorro de "anormal". Y en tanto las sociedades no pongan sus recursos en ¡educación! Seguirá esta bandada de "normales" encuadrando los parámetros de la convivencia social.
ResponderEliminarUn abrazo, Jean. Gracias por tanto.
Julio. El tema de la Educación es siempre tan conflictivo. Porque, educar ¿para qué? ¿Para integrarnos en la maquinaria productiva, social al uso, consumidora, aquiescente, sumisa y disciplinada, bajo control? Pero también la Enseñanza procura elementos para desarrollar las capacidades de pensamiento, técnicas, de habilidad, de convivencia...Todo tan dual y contradictorio, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo.
Y sí, JUlio...eso de la mitad más uno como norma para decidir EN SU NOMBRE...es terrible, ¿no?
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