Ideasbeauty

Mi experiencia con la oveja

Recuerdo que la primera vez que escuche de ella, fue en mi época de estudio, durante una clase sobre tecnología de los materiales, dado mi escaso conocimiento de ese entonces, confieso que mientras oía hablar a la profesora, comencé a imaginar el sur de Chile, Tierra del Fuego, yo recorriendo los campos de la Patagonia detrás de una oveja, cual Perico trepa por Chile... una vez de vuelta a la realidad y a la sala de clases, la profesora, una señora bajita de cara amable y con una paciencia infinita... por fortuna muy didáctica ella, luego de su disertación sobre el material, nos dio una muestra a cada una y ahí se me aclaro todo.

Prácticamente todos mis trabajos de estudio fueron realizados en ese noble material, poco complicado para manos principiantes, y al que llegue a querer por los óptimos resultados que obtenía. Durante las clases la profesora, no dejaba de adjudicarles beneficios y cualidades, consideraba invaluable un traje confeccionado con esa lana de tan buena calidad, y a decir verdad esta era la opinión de la mayoría de los sastres y modistas de la época, ya que además de la confianza que generaba su calidad, un traje hecho con lana Bellavista Oveja Tome era elegante y le daba cierto prestigio al que lo usara, no por nada sus 140 años de trayectoria lo dejan entrever.

A través de los años, "Textil Bellavista Oveja Tome" logró ser una empresa reconocida prácticamente en toda Latinoamérica, llegando en la actualidad a exportar casi toda su producción a reconocidas marcas extranjeras... lo que demuestra lo poco que valoramos lo nuestro.

El anuncio realizado estas últimas semanas sobre la inminente quiebra de esta empresa y su cierre definitivo no solo me parece lamentable, sino que desastroso. Como pueden tirarse al tacho de la basura tantos años de esfuerzo, dedicación y trabajo de familias enteras que durante generaciones vivieron gracias a los beneficios entregados por la textil. Era de suponer que finalmente los tratados de libre comercio con oriente iban a pasar la cuenta, y este es un claro ejemplo de lo qué sucederá con nuestras empresas chilenas a medida que transcurra el tiempo.

Creo que en el futuro iremos perdiendo nuestra identidad como país con la llegada de más empresas extranjeras. Es increíble como la pequeña y mediana empresa tanto del rubro textil como de la confección se han visto resentidas con esto, y muchas han debido cambiar de rubro o simplemente cerrar. Solo basta con hacer un recorrido a calles emblemáticas como Av. México en Recoleta y podremos darnos cuenta de ello, da pena ver que antiguas casas adaptadas como pequeñas fabricas de confección hoy en día se encuentran abandonadas debido a que no pudieron sustentarse.

En otros países se protege la manufactura nacional cobrando impuestos importantes a las empresas extranjeras que compiten con los productos nacionales, lamentablemente acá en Chile por el afán de figurar, de ser como dicen… “los Jaguares de Latinoamérica”, se ha privilegiado tener la mayor cantidad de TLC posible, lo que va en claro desmedro de nuestros productos ...Señores políticos, más NO siempre significa MEJOR!!!!

Es de esperar que en el futuro se tomen las medidas necesarias para remediar o por lo menos mitigar este grave problema que afecta además del rubro textil, a la industria del cuero, calzado, vestuario, etc., y la solución debe llegar pronto, no vaya a ser cosa que por querer ser jaguares, a la larga terminemos dándonos cuenta que solo somos unos pequeños mininos sin cola.

El fin de semana pasado en la Plaza Mulato Gil del Barrio Lastarria se desarrolló el encuentro de moda independiente “Lastarria a punto V.2” donde 30 diseñadores de diferentes marcas expusieron sus creaciones.

El lugar, un pequeño recinto cerrado donde además del museo de artes visuales, se encuentran tiendas de artesanía, vestuario y sectores para comer o tomarse un café, estaba dispuesto de la mejor manera posible dado lo reducido del espacio, toda la ropa acomodada en un extremo, accesorios en el otro. Si deseábamos probarnos algo, unos improvisados probadores colectivos instalados en un pasillo hacían entretenida la compra.

El ambiente era muy bueno, mucho movimiento de público, todos los percheros organizados para que uno fuera viendo de forma ordenada sin saltarse ninguno, música a cargo de un DJ, en general harta onda y mucha gente dispuesta a comprar.

Mis felicitaciones a los organizadores, la buena acogida que tuvo la feria no hace más que reflejar la falta en Chile de lugares como estos, donde la gente pueda comprar algo original y novedoso que no se encuentra en centros comerciales o Malls. Sin mencionar que además este tipo de instancias abren un espacio para que jóvenes diseñadores tengan la oportunidad de mostrar lo que hacen.

Había de todo: bolsos, zapatillas y todo tipo de accesorios, como llaveros, pinches y prendedores divertidos. Entre los accesorios “Designios” y “Pielangela” me gustaron mucho. En cuanto a los bolsos encontré que “Garbo” destacaba de los demás. Con respecto a la ropa, en general bastante creativa, “Neftaly” y “MI” para mi gusto los mejores.

El punto negativo lo pone “La mano de obra chilena”, y este es un tirón de orejas para los diseñadores de la feria ya que imagino que esto no es algo generalizado. Vi con mucho pesar como la confección iba en desmedro del diseño, es decir prendas muy creativas pero muy mal hechas, lo que se podía ver a simple vista.

Tengo la sensación - y me pongo en el lugar de una compradora - que muchos diseños se los habrían llevado de inmediato si no hubieran estado tan mal presentados. Está bien que queramos ser innovadores y transgresores pero seamos consientes también de lo que hacemos.

No cuesta nada ponerse la mano en el corazón y ser autocríticos con nosotros mismos y nuestro trabajo, apoyo plenamente que la relación precio y diseño debe ser justa, pero no me parece coherente cobrar 15 mil pesos por una polera que está mal terminada y desprolija, aunque el diseño sea muy atractivo.

No queramos “vender la pomada” que para ser creativos hay que hacer prendas llenas de hilachas y sin terminar, eso nos aleja de nuestros potenciales compradores y lo más probable es que además de perder la venta terminemos desvalorizados como profesionales.

La tela y la confección hacen mucho a la hora de presentar un diseño aunque no lo parezca, el comprador se fija más de lo que uno cree. Hacer cosas de calidad y con dedicación garantiza que los clientes vuelvan y quieran saber más de nuestras creaciones, no seamos mediocres conformándonos con poco, subámosle el nivel a nuestro trabajo, eso le hace bien al medio y nos beneficia a todos.

El color a través de la historia

Los colores han sido parte fundamental de la vida de los seres humanos en las diferentes épocas y culturas. Desde las épocas más primitivas era muy popular el maquillaje corporal temporal y permanente, como los tatuajes en diversas gamas de colores. La práctica de la decoración del propio cuerpo entre las comunidades tribales tiene una finalidad de identificación. Algunos estilos particulares permiten a los miembros de una misma comunidad reconocerse como partes de un mismo clan, así como también reconocer su condición social dentro de la tribu.

Se cree que el uso de estos pigmentos de color evidentemente no era arbitrario, todo apunta hacia algún tipo de objetivo mágico o religioso. Un ejemplo de ello son las tumbas de Neanderthal, las cuales se encuentran pintadas con colores que sugieren que aquel pueblo practicaba alguna especie de rito funerario. El uso ritual del color no solo está relacionado con la muerte, también ha sido utilizado para nacimientos, ceremonias de iniciación, fertilidad y para combatir enfermedades.

Podría decirse que la época de mayor esplendor en el uso del color fue Egipto, donde utilizaban el color como una forma de ocultar el estado de salud y la higiene. Estos colores se extraían de algunas plantas o de la propia tierra como las sales de cobre y manganeso, llegando a desarrollar una gama considerablemente amplia de colores. En los tiempos de Heliópolis, los sacerdotes de los templos del sol realizaban ritos de sanación con la ayuda de piedras preciosas que utilizaban como lentes para reflejar la luz y efectuar curaciones según los colores del espectro solar.

Durante los rituales mágicos, las tribus de la antigüedad utilizaron el color en el ambiente y en los trajes sacerdotales, según el efecto que se quería generar. Los brujos, hechiceros y chamanes adoptaron el color como una alternativa en el tratamiento de enfermedades. Poseían y distribuían objetos que ellos creían que las prevenían, entre ellos fetiches, amuletos y talismanes. Cada uno de estos objetos se pintaba con un color de gran significado para el enfermo y se utilizaba con gran devoción.