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Atena Giustiniani, copia romana del original griego atribuido a Fidias. Museos Vaticanos.

Atenea (del griego ático: Αθηνά, transl. Athēnā o Aθηναία, Athēnaia; véase la sección Nombre), también conocida como Palas Atenea (Παλλάς Αθηνά) es, en la mitología griega, la diosa de la guerra, civilización, sabiduría, estrategia, de las artes, de la justicia y de la habilidad. Una de las principales divinidades del partenón griego y uno de los doce dioses olímpicos, Atenea recibió culto en toda la Grecia Antigua y en toda su área de influencia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las de la Península Ibérica y el norte de África. Su presencia es atestiguada hasta en las proximidades de la India. Por ello su culto tomó muchas formas e incluso tuvo una extensión considerable hasta el punto de que su figura fue sincretizada con otras divinidades en las regiones aledañas al Mediterráneo.

La versión más tradicional de su mito la representa como hija partenogénica de Zeus, nacida de su frente completamente armada después de que se tragase a su madre. Jamás se casó o tuvo amantes, manteniendo una virginidad perpetua. Era imbatible en la guerra, ni el mismo Ares pudo derrotarla. Fue patrona de varias ciudad pero se volvió más conocida como protectora de Atenas y de toda la Ática. También protegió a muchos héroes y otras figuras míticas, apareciendo en una gran cantidad de episodios de la mitología.

Fue una de las deides más representadas en el arte griego y su simbología ejerció una profunda influencia sobre el propio pensamiento de aquella cultura, en especial en los conceptos relativos a la justicia, la sabiduría y la función social de la cultura y las artes, cuyos reflejos son perceptibles hasta nuestros días en todo el Occidente. Su imagen sufrió varias transformaciones a lo largo de los siglos, incorporando nuevos atributos, interactuando con nuevos conceptos e influenciando otras figuras simbólicas; fue usada por varios régimenes políticos para la legitimización de sus principios, penetró inclusive en la cultura popular, su intrigante identidad de género ha sido de especial apoyo para los escritores ligados a los movimientos feministas y a la psicología e incluso algunas corrientes religiosas contemporáneas volvieron a darle la verdadera adoración.

Nombre

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El nombre de «Atenea», cuyo significado es desconocido y posiblemente tenga un origen asiático,[1]​ es una palabra que también se ha encontrado en otras variantes: «Aθηναία», Athēnaia; «Aθηναίη», Athēnaiē (en el épico); «Aθήνη», Athēnē (en el jónico); «Aθάνα», Athana (en el dórico). También era conocida como Palas Atenea (Παλλάς Αθηνά). Ha sido objeto de una larga y acalorada dispuesta académica si la ciudad de Atenas, de la cual era patrona, tomó su nombre de la diosa oo si fue la propia ciudad quien le acuñó el nombre. Teniendo en cuenta la práctica común de los sufijos «ena» a la designación de localidades, es posible que la última hipótesis sea verdadera. El primer registro conocido del nombre de la diosa fue encontrado Cnossos, en una tableta en Lineal B, el antiguo sistema de escritura de los pueblos micénicos usado entre los siglos XV a. C. y XII a. C., donde aparece como a-ta-na po-ti-ni-ja, que ha sido traducido como «Señora de Atenas»[2]​ o «Señora Atena».[3]​ Para los atenienses representaba algo más que una de las muchas diosas del partenón griego, era «la» diosa, he theos.El signficado del nombre Palas es ambiguo, muchas veces ha sido traducido como «doncella», otras como «aquella que empuña las armas», y existe la posibilidad de que su origen no sea griego.[2]

Una tradición relatada por Pseudo-Apolodoro cuenta que el nombre Palas pertenecía originalmente a una hija de Tritón, una divinidad marina que era hijo de Poseidón y Anfítrite. Esta había sido criada por Tritón quien, compartiendo un carácter bélico similar, disfrutaba el tiempo dedicadándose a actividades militares, que una vez terminaron por conducirla a un conflicto. Estando Palas presta a infligir un golpe sobre Atenea, Zeus intervino distrayéndola con su aegis, durante el que Atena, aprovechando el lapso, la hirió de muerte. Totalmente entristecida por lo sucedido, Atena modeló una estatua con las características de Palas, a la que denominó Paladio, y que fue envuelta por el aegis que le había precipitado la muerte, instalando la obra al lado del trono de Zeus, rindiéndole honores y tomando el nombre de la amiga como un homenaje. Posteriormente, Electra, perseguida por Zeus, buscó refugio junto a esta estatua, pero Zeus la arrojó en el suelo, donde Ilus, viéndola caer justo enfrente de él, la tomó como una señal divina, fundando en el lugar la ciudad de Troya y preservando la estatua en un santuario.[4]​ También fue dicho que ella adoptó el nombre del gigante alado Palas, a quien más tarde mataría por intentar violar su castidad, usando desde entonces su piel como égida protectora, sujetándose sus alas a sus propios pies y asumiendo su nombre,[5]​ de manera que su logro sería inmortalizado.[6]

Epítetos

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En la vasta región en que Atenea fue adorada, recibió una variedad de epítetos. Uno de los más comunes dentro de la temática homérica para Atenea fue glaucopis («γλαυκὣπις»), suele traducirse como ‘de ojos brillantes’ y es una combinación de «γλαύκος» glaukos (‘brillante’, ‘plateado’, y posteriormente ‘garzo’ o ‘gris’) y «ώψ» ôps (‘ojo’, o a veces ‘cara’). Es interesante advertir que «γλαύξ» glaux, ‘mochuelo’, tiene la misma raíz, presumiblemente por sus característicos ojos. En la Ilíada,[7]​ los himnos homéricos y en la Teogonía de Hesíodo, Atenea recibe el curioso epíteto Tritogenia, cuyo significado exacto no está claro. Parece significar ‘nacida de Tritón’,[8]​ indicando quizás que este dios marino era su padre según algunos antiguos mitos,[9]​ o menos probablemente que nació cerca del lago Tritón en África. Otros derivan este epíteto de una antigua palabra cretense, eólica o beocia, «τριτώ», que significa ‘cabeza’, por lo que el epíteto sería ‘nacida de la cabeza’, y otros creen que tenía la intención de conmemorar la circunstancia de haber nacido en el tercer día del mes (‘nacida tercera’).[10]

Atenea fue equiparada a menudo con Afea (Αφαία), una diosa local de la isla de Egina, ubicada cerca de Atenas, tras quedar bajo el control de ésta. El historiador griego Plutarco también alude a un ejemplo durante la construcción de Partenón en la que fue llamada Higía (Ὑγεία Hygeía, ‘saludable’):

Un caso maravilloso ocurrido mientras se construían dio indicio de que la Diosa, lejos de repugnar la obra, tomaba parte en ella y concurría a su perfección. El más laborioso y activo de los artistas tropezó y cayó de lo alto, quedando tan maltratado que le desahuciaron los médicos. Apesadumbróse Pericles, y la Diosa, apareciéndosele entre sueños, le indicó una medicina con la cual muy pronta y fácilmente le puso bueno. Por este suceso colocó en la ciudadela la estatua de bronce de Atenea Higía junto al ara, que se dice estaba allí antes. Fidias hizo además la estatua de oro de la diosa, y en la base se lee la inscripción que le designa autor de ella.[11]

A continuación, sigue una lista incompleta, puesto que se han excluido los también simplemente toponímicos: Aithyia, que es aquella mujer que está asociada a la función de instructora en las artes de navegación y construcción de navíos; Agelkeia, líder o protectora del pueblo; Agoraia, protectora de las asambleas; Alalkomenêïs, poderosa defensora; Alkis, la fuerte; Amboulia, posiblemente aquella que retrasa la muerte; Anemôtis, la que domina los vientos; Areia, guerrera; Arkhegetis, fundadora; Axiopoinos, vengadora; Chalkioikos, la que tiene una casa de bronce; Chalinitis, que domina el caballo a través de las riendas; Erganê, trabajadora, asociada a su función de instructora de la humanidad en todos los trabajos manuales y artísticos; Hippia, ecuestre, domadora de caballos; Hygieia, diosa de salud; Mêchaneus, experta en los inventos; Nikê, victoriosa; Paiônia, curadora; Parthenos, virgem; Polias ou Poliouchos, protetora das cidades; Promakhos, campeã ou aquela que guerreia na vanguarda; Sôteira, salvadora; Xenia, protectora de los extranjeros y patrona de la estabilidad.[12][13]

Mito

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Orígenes

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El nacimiento de Atenea, pintura en trípode griega, c. 570-560 a. C. Museo de Louvre.

Su cita en una tableta en lineal B atestigua que Atenea estaba presente entre los griegos en una fecha muy antigua, incluso antes de que la civilización griega tomara la forma por la cual se volvió célebre. Diversos investigadores han intentado trazar los orígenes de su culto, pero no puede ser probado conclusivamente; así como su adoración pudo haber derivado de la Diosa Serpiente o de la Diosa del Escudo de la civilización minoica, o de la Gran Madre de los pueblos indoeuropeos,[14]​ pudo haber sido también una importación directamente oriental, a partir de la identificación de algunos de sus principales atributos primitivos, la guerra y la protección de las ciudades, como los de varias otras diosas honradas en el Oriente Próximo desde la prehistoria. Su historia entre los griegos hasta el final de la Edad Oscura es de difícil reconstrucción, más es cierto que cuando surgen las primeras descripciones literarias sobre Atenea, en el siglo VIII a. C., su culto ya estaba firmemente establecido no sólo en Atenas, sino también en muchos otros lugares de Grecia, como Argos, Esparta, Lindos, Larissa y Troya, generalmente atribuyéndosele una función de protectora de las ciudades y específicamente de las ciudadelas, teniendo un templo en cada uno de estos lugares y siendo por extensión una diosa guerrera.[15]

Se le encuentra en la Teogonia de Hesíodo, el más antiguo relato conocido sobre el nacimiento de Atenea, representado en dos variantes. En la primera, Atenea sería fruto de la unión de Metis y Zeus. Metis, una personificación de la prudencia y el buen consejo es la más sabia de los inmortales, fue la primera esposa de Zeus, el rey de los dioses. Entretando, siendo advertido por Gaia, la tierra, y Urano, el cielo, de que el hijo que habría de nacer después de Atenea sería más poderoso que el padre, por lo que corría el riesgo de ser destronado, así como él destronaría a su propio padre Cronos, Zeus a través de una estrategia engañó a Metis y «la encerró en su vientre». No obstante, ella engendró a Atenea en el vientre de Zeus, quien dio a luz a partir de su cabeza los márgenes del río Tritón, ya completamente armada y adulta. En la segunda versión, Hesíodo dice que Atenea fue exclusivamente hija de Zeus, naciendo luego de que se casara con Hera, lo que hubiera sido causa de una disputa con su esposa. Ella, herida, también dio a luz a un hijo, Hefesto, sin unirse a su esposo.[16]

Narraciones más tardías detallan las circunstancias de su nacimiento, diciendo que antes de la concepción de Atenea, Zeus comenzó a sentir un dolor de cabeza insoportable y pidió a Hefestos que le abriera el cráneo con un hacha. Otros relatos colocan a Hermes, Prometeo o Palamón como asistentes en este extraño parto. También fue representada como hijas del gigante Palas. Una versión del mito cultivadas en Libia la colocó como hija de Poseidón con la ninga Tritonis, y en cierta ocasión, enojada con su padre, habría pedido a Zeus que la adoptara. La relación de Atenea con Tritón y Tritonis dio origen posteriormente a las diversas tradiciones sobre su lugar de nacimiento, de forma que dondequiera que hubiese un río o fuente con ese nombre, como en Creta, Tesalia, Beocia, Arcadia y Egipto, los habitantes de tales regiones reclamaban que Atenea había nacido en ellos. La rápida expansión de su culto por una vasta región explica las variantes sobre su nacimiento y las múltiples historias mitológicas donde ella tomó parte, que ciertamente incorporan leyendas locales.[5]

Otros episodios

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Do período arcaico em diante, até a era romana, o mito de Atena foi significativamente ampliado e enriquecido com uma profusão de outras histórias. Na Ilíada de Homero são narrados alguns eventos com a participação de Atena. Foi mostrada como sentando à direita de seu pai Zeus e provendo-o de aconselhamento;[17]​ conduziu a carruagem de Diomedes e o incitou a ferir Ares, foi a responsável pela morte de Ájax, e estimulou os gregos contra os troianos misturando-se ao exército e proferindo gritos de guerra. Teve uma atuação indireta através da captura do Paládio pelos gregos, que assegurou a queda de Tróia, pois uma profecia cercava a estátua, dizendo que enquanto ela permanecesse em posse dos troianos a cidade seria inexpugnável. Sua manifestação mais importante foi para Aquiles: favoreceu-o na disputa com Agamemnon aconselhando que ele moderasse sua fúria, e colaborou na morte de Heitor enganando-o e devolvendo a espada para Aquiles. Também na Odisséia ela fez expressivas aparições. Foi a protetora de Odisseu em toda a longa e perigosa viagem de volta para casa, e quando ele chegou finalmente a Ítaca sem reconhecê-la, entregando-se ao desalento, a deusa o fez perceber que seu périplo havia terminado. Ela acrescentou que estava perpetuamente ligada a Odisseu pelo fato de que ele era tido como o mais astuto dos mortais, enquanto que ela era a mais sábia e engenhosa dentre os deuses.[18]​ Também favoreceu Telêmaco, filho de Odisseu, disfarçada como Mentor, o seu tutor, aconselhando-o a ir informar-se sobre o destino de seu pai, profetizando que ele em breve estaria de volta, e mais tarde instruindo-o como agir contra os pretendentes de sua mãe Penélope. Sob o mesmo disfarce apresentou-se diante dos pretendentes no momento da luta final, incitando Odisseu contra eles e, transformando-se em andorinha, desviando suas lanças.[19]thumb|esquerda|Atena combatendo Encélado, pintura em prato grego, c. 525 a.C. Museu do Louvre.

Hesíodo referiu que Atena foi quem adornou Pandora com um manto de prata e um maravilhoso véu bordado, pondo-lhe uma guirlanda de flores na cabeça, bem como uma coroa de ouro fabricada por Hefestos.[20]​ Foi uma aliada de Zeus em sua luta contra os Titãs, e mais tarde contra os Gigantes, encarregando-se de buscar a ajuda de Hércules, contribuindo na morte do gigante Alcioneu e matando outro, Encélado, lançando sobre ele a ilha da Sicília.[21]Pseudo-Apolodoro narrou que quando Cécrops tornou-se rei da Ática os deuses olímpicos decidiram repartir o reino a fim de estabelecerem seus cultos nas várias cidades. Posídon chegou primeiro à capital recém-fundada e com seu tridente feriu o solo da Acrópole, de onde brotou uma fonte de água salgada. Atena apareceu depois dele, mas reivindicou a posse da cidade plantando ali a primeira oliveira. Ambos iniciaram uma disputa, e Zeus designou como árbitros os olímpicos. Atenas foi declarada vencedora porque a oliveira foi considerada mais útil para os humanos; assumiu a tutela da cidade e emprestou-lhe o seu nome. Mais tarde Atena foi encomendar armas a Hefestos, mas este, tomado de paixão pela deusa, tentou seduzi-la. Ela repeliu seu avanço, mas não obstante Hefestos ejaculou sobre a sua coxa. Atena limpou o sêmen e enojada arrojou o pano que usara sobre a terra. Gaia, a terra, em segredo gerou um filho da semente de Hefestos, Erictônio, planejando torná-lo imortal. Colocou-o dentro de um cesto, que confiou aos cuidados de uma filha de Cécrops, Pandroso, proibindo-a de olhar seu conteúdo. As irmãs de Pandroso, vencidas pela curiosidade, abriram o cesto mas se horrorizaram ante a visão de uma serpente envolvendo o bebê. O Pseudo-Apolorodo continuou a história dizendo que algumas versões do mito mostram em seguida as irmãs morrendo pela picada da serpente, ou tornadas loucas pela ira de Atena, que as arremessou do alto da Acrópole. Atena então tomou a criança e a criou numa gruta sagrada. Ao chegar à idade adulta, Erictônio expulsou Anfictião e tornou-se rei de Atenas, quando introduziu o festival das Panatenaias, o mais importante dentre os festivais religiosos dedicados a Atena. A deusa também participou de um concurso de beleza junto com Afrodite e Hera, tendo como juiz Páris. Hera ofereceu-lhe o domínio sobre todos os reis da Terra se fosse a escolhida; Atena, a vitória em todas as guerras, mas Afrodite, prometendo casá-lo com Helena de Tróia, a mais bela das mulheres, acabou vencendo.[22]

Vários personagens míticos foram punidos por Atena em consequência de profanações, húbris ou ultrajes à sua divindade. Ájax, filho de Oileu, príncipe da Lócrida, que havia estuprado Cassandra dentro do santuário de Atena,[23]​ foi punido com o naufrágio do seu barco, que Atenas atingiu com um raio.[24]​ Seu povo também teve de pagar pela ofensa, sendo assolado por uma praga e sendo obrigado a expiá-la por mil anos enviando duas donzelas anualmente para serem sacrificadas pelos troianos. Para castigar Auge, sua sacerdotisa, que tivera relações sexuais dentro do seu santuário na Arcádia, tornou a região infértil até que o rei a expulsasse, vendendo-a como escrava. Pelo mesmo motivo mandou que Tideu matasse Ismene, princesa da Beócia. Ilus foi cego pela deusa por ter desvelado a estátua do Paládio, cuja contemplação era vedada aos mortais. Transformou Aracne em aranha por ela ter desafiado Atena em uma competição de bordado; transformou Mérope em uma coruja por ela ter ridicularizado os olhos cinzentos da deusa e zombado dos outros deuses; enlouqueceu Aias Telamanios porque ele ameaçara matar os líderes gregos durante a Guerra de Tróia; matou Laocoonte e seus filhos mandando duas serpentes marinhas estrangulá-los, para impedir que ele revelasse aos troianos o segredo do Cavalo de Tróia, e fez a peste desolar a Arcádia porque seu príncipe Teutis a ferira acidentalmente. Transformou Medusa em um monstro por ela ter gabado sua beleza como superior à de Atena, depois ajudou Perseu a matá-la e fixou sua cabeça em seu escudo ou sua aegis, com ela aterrorizando seus inimigos.[25]​ [[Ficheiro:Athena Herakles Staatliche Antikensammlungen 2648.jpg|thumb|Atena assiste Hércules, pintura em kylix, c. 480-470 a.C. Staatliche Antikensammlungen.]]

Por outro lado, Atena mostrou sua face benevolente favorecendo outros personagens. Para evitar que Corônis, princesa da Fócida, fosse violentada por Posídon, transformou-a em corvo. Também para proteger Niktimene de destino semelhante transformou-a em coruja e a tomou como seu animal simbólico. Levou Polibóia para o Olimpo e lhe conferiu a imortalidade; ajudou Argos, artesão de Iolco, a construir o navio que levou seu nome e conduziu os Argonautas; deu o sangue da Medusa para Asclépio a fim de que ele aumentasse seus poderes curativos; ensinou a Dédalo a arte da construção; ajudou Dânao a construir seu barco para que fugisse da Argólida com suas filhas, e mais tarde as purificou pelo assassinato de seus maridos; inspirou Epeios para que construísse o Cavalo de Tróia; ensinou a Eurínome a arte da tecelagem e concedeu-lhe a sabedoria, conseguindo para ela também um bom esposo; também ensinou às filhas de Coroneu e às de Pândaro a arte da tecelagem; restituiu a vida a Perdix sob a forma de um faisão em recompensa pelas invenções que havia transmitido à humanidade; cegou Tirésias por ele tê-la visto nua a se banhar, mas compensou-o concedendo-lhe o dom da profecia; deu dentes de dragão a Eetes, rei da Cólquida, e a Cadmo, rei de Tebas, para que eles dessem origem a uma raça de guerreiros;[26]​ favoreceu Perseu em seu combate contra Medusa, esteve sempre pronta a auxiliar Hércules em seus Doze Trabalhos, foi de grande ajuda para os gregos durante a Guerra de Tróia e em particular para Aquiles e Odisseu, como já foi mencionado.[18]​ e ajudou Belerofonte a capturar Pégaso instruindo-o e dando-lhe uma rédea especial, de ouro, para que ele pudesse domá-lo.[27]

Atributos

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Como deusa da guerra, Atena é a perfeita antítese de Ares, o outro deus encarregado desta atividade. Atena é dotada de profunda sabedoria e conhece todas as artes da estratégia, enquanto que Ares carece de todo bom juízo, prima pela ação impulsiva, descontrolada e violenta, e às vezes, no calor do combate, mal sabe distinguir entre aliados e inimigos. Por isso Ares é desprezado por todos os deuses, enquanto que Atena é universalmente respeitada e admirada. A falta de sabedoria de Ares explica sua invariável derrota sempre que confrontou Atena. O princípio simbolizado por Ares é por vezes mais necessário quando se trata de desbravar um território hostil e fundar ou conquistar uma cidade, ou quando a violência é absolutamente incontornável diante de uma situação desesperada, mas é incapaz de criar cultura e civilização e manter a sociedade numa forma estável, integrada e organizada.[28]​ Este papel cabe a Atena, a deusa da sabedoria, da diplomacia, da coesão social - lembre-se que ela é a protetora por excelência das cidadelas, o núcleo vital das cidades -, instrutora nas artes e ofícios manuais produtivos, especialmente o trabalho em metal e a tecelagem, que enriquecem o espírito e possibilitam a continuidade da vida em comunidade.[28][29]​ Ela torna a guerra um instrumento social e político submetido ao intelecto, à disciplina e à ordem, antes do que um produto da pura barbárie e das paixões irracionais. As próprias derrotas repetidas de Ares diante de Atena, seu atributo como domadora de cavalos e, na disputa pela Ática, sua vitória contra Posídon, um deus conhecido por seu caráter turbulento, vingativo e irascível, confirmam a submissão da força bruta à soberania e ao equilíbrio da justiça e da razão. Entretanto, quando decide lutar nela não se encontra nenhuma hesitação ou fraqueza, e sua simples presença pode bastar para afugentar o inimigo.[28]​ [[Ficheiro:Orestes Delphi BM GR1917.12-10.1.jpg|thumb|Orestes entre Atena, uma Fúria possivelmente Tisífone e Apolo. Pintura em kratera, c. 330 a.C. Museu Britânico.]] thumb|Oficina de Fídias: Atena e Hefestos, relevo do Partenon, c. 447–433 a.C. Museu Britânico.

Na qualidade de guerreira Atena é invencível e pode ser tão implacável quanto Ares, mas isso não a priva de traços mais doces, o que Ares não possui. Vários episódios do seu mito a mostram em relações afetuosas com seu pai e com os seus protegidos, e sua fidelidade e devoção podem ser profundas. Ela tem ainda um inigualável senso de justiça e, como a virgem divina, de pureza, como provou várias vezes: puniu personagens tomados pela húbris ou que profanaram seus templos, protegeu donzelas prestes a serem violadas e foi dura contra o comportamento indigno dos pretendentes de Penélope, além de ter corrigido várias injustiças, como quando devolveu a vida a Perdix que fora morto por seu tio sob o único motivo da inveja, ou quando num julgamento público em Atenas seu voto encerrou a maldição que caíra sobre Orestes, perseguido pelas Fúrias por conta do matricídio que cometera sob uma ordem direta de Apolo.[30]​ Por esta razão Atena é considerada a divindade tutelar dos julgamentos e dos júris, e a fundadora mítica das cortes de justiça ocidentais, substituindo a tradicional punição por vingança pela penalidade baseada em princípios consagrados num sistema legal formalizado.[31]

É possível que em tempos remotos Atena tenha sido uma deusa da fertilidade[32]​ e tido o caráter maternal de todas as Grandes Mães da pré-história, sendo identificada com a rocha da Acrópole de Atenas que, como em regiões da Anatólia (uma das possíveis rotas de entrada dos povos indo-europeus na colonização primitiva da Grécia), se identificavam com as montanhas de suas cidades onde se erguiam as cidadelas. Ela pode ter tido ainda uma virgindade renovável anualmente, como se dizia que Hera possuía, um traço ligado aos ciclos naturais de renovação sazonal, mas de qualquer modo em tempos clássicos sua virgindade perene se tornou canônica. Ainda que no mito clássico a relação entre Atena e Hefestos no nascimento de Erictônio tenha sido conflitiva, eles aparecem frequentemente juntos na arte grega, ambos são considerados co-instrutores da humanidade nas artes, e em vários lugares dividiam um culto deste tempos remotos, o que levou Cook a sugerir que em uma fase primitiva, não documentada, Hefestos pode ter sido um verdadeiro esposo de Atena. Em algumas interpretações do mito pelos apologistas da época a deusa foi-lhe de fato dada em casamento, como prêmio por ele ter livrado Hera de um trono que a prendia (feito pelo próprio Hefestos), ou por ter criado o raio para Zeus usar como arma, ou por ter ajudado no parto da deusa, embora em nenhuma das versões a união realmente se consumasse.[33]Platão fez uma descrição do elo entre Atena e Hefestos, o deus das forjas e das artes metalúrgicas, dizendo que eles possuem a mesma natureza, primeiro porque, como irmã e irmão, possuem o mesmo pai, e segundo, porque seu mesmo amor pelo conhecimento e artes os leva para os mesmos fins. Os dois deuses compartilhavam da região de Atenas e, ainda segundo Platão, ela com razão deveria pertencer a eles, sendo naturalmente adequada para a virtude e o pensamento. Tendo instalado ali como habitante um povo respeitável, eles organizaram a cidade de acordo com os seus desejos. Atena e Hefestos dividiam culto num templo na acrópole e outro na cidade baixa, num bairro habitado por artífices. Daí que Atena se tornou a padroeira dos carpinteiros, dos tecelãos, dos construtores de navios e carruagens, dos ceramistas, e atribuía-se a ela a invenção das rédeas para domar cavalos, do carro de guerra, do arado e da flauta. Todas essas atividades envolviam habilidade manual e inteligência prática, algumas traziam em si um toque de magia, exigiam um definido senso estético que era então incluso no domínio da sabedoria, e definiam parte de seu caráter como doméstico, familiar e civilizador. Na Ilíada ela aparece dizendo que é a sabedoria e não a força bruta o que produz um bom artesão na madeira. Considerava-se a habilidade de construir um navio ou carruagem como sendo em essência a mesma que fazia um bom piloto ou cavaleiro, envolvendo os dons da atenção concentrada, disciplina, destreza física/manual e capacidade de estabelecer metas e segui-las até o fim. Da mesma forma o conceito se aplicava aos tecelãos, lavradores e ceramistas.[34]

Tendo como um de seus símbolos a oliveira, que oferecera como seu presente à cidade de Atenas em sua fundação, Atena era uma imagem da perenidade e vitalidade da pólis, e protetora de um dos seus produtos agrícolas mais importantes, o óleo de oliva, e tornou-se uma poderosa imagem de esperança e renovação para os gregos especialmente depois da guerra com os persas, quando a antiga oliveira sagrada da acrópole, incendiada no saque da cidade pelos inimigos, voltou a brotar. A ela era consagrado um olival na área da Academia, que produzia o óleo oferecido como prêmio aos vencedores dos jogos atléticos de seus festivais.[35]​ A oliveira era ainda um dos indicativos da sua ligação com a fertilidade da terra e com a agricultura, aspectos que estavam por sua vez ligados ao lado feminino da natureza, o que conduz a outra das ambiguidades de Atena a respeito da dinâmica dos princípios da geração e da virgindade, do masculino e do feminino, em sua própria identidade, que era fortemente andrógina e paradoxalmente encontrava escasso paralelo na sociedade grega e em especial nas mulheres de seu tempo. Para aqueles gregos era fundamental que suas filhas permanecessem virgens até o casamento, mas era também fundamental que depois elas fossem capazes de constituir família gerando prole. Atena, a sempre virgem, repudiava desta forma valores básicos da sociedade grega. Guerreira, altiva e independente, também contrastava com o hábito da época que mantinha as mulheres em grande parte submissas ao homem, confinadas a atividades domésticas e delas exigia modéstia, mas por outro lado era a patrona da tecelagem, da fiação e do bordado, artes eminentemente femininas. Sua maior aproximação da maternidade foi a adoção e educação de Erictônio, e por isso foi chamada de kourotrophos, a que cria os homens jovens, mas também isso a conduziu a um maior contato com o princípio viril, como protetora de heróis. Mesmo a versão que a dava como filha de Métis, fazendo dela, assim, a receptora e transmissora de uma forma feminina de sabedoria, com o passar dos séculos foi amplamente sobrepujada pela versão que excluía uma mãe em seu nascimento, novamente ligando-a ao mundo masculino, e mais quando, no período clássico, o conceito de sabedoria, com a qual ela era identificada, deixou de significar uma habilidade que tinha muito um caráter prático, passando para o domínio do pensamento filosófico abstrato, também um apanágio dos homens.[36]​ Outro aspecto relacionado é referido em uma ode de Píndaro, onde se encontra uma descrição de Atena como aquela que dissolve o poder demoníaco da Grande Mãe ctônica e torna o princípio feminino seguro e acessível às atividades e instituições masculinas da pólis, possibilitando assim a continuidade do modelo ateniense de civilização.[37]

Papel en la política

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thumb|Atena confrontando Posídon, pintura em vaso, século VI a.C.

O mito de Atena exerceu uma influência decisiva no estabelecimento da identidade e da própria sociedade atenienses, e por extensão em toda a cultura da Grécia Antiga. Formou-se entre os atenienses uma ideia de que sua cidade era amada pelos deuses a partir da disputa entre Atena e Posídon, significando que eles tinham o desejo de se estabelecer preferencialmente ali.[38]​ Mesmo tendo sido derrotado, Posídon simbolizou, através da fonte de água salgada que fizera nascer, em algumas versões um verdadeiro mar, o futuro poderio marítimo dos atenienses.[39]​ A fertilização da terra ática pela semente de Hefestos foi outro elemento formador nesta noção, tornando o território sagrado, inaugurando com Erictônio uma dinastia de reis de origem pretensamente divina, e fundando com isso um povo que podia reivindicar para si uma prestigiosa autoctonia. Religião, mito e política estavam inextrincavelmente ligados, havia legislação vinculando inúmeros aspectos da vida religiosa à prática cívica a ponto de fundirem-se Religião e Estado, e todo o mito de Atena foi extensivamente usado no discurso político da época para dar forma e fixar o modelo da sociedade ateniense e, com o pretexto de "civilizar" os estrangeiros, substanciou as suas pretensões imperialistas sobre os bárbaros e mesmo sobre seus vizinhos gregos. Os oradores chegaram ao ponto de deduzir a democracia do princípio da autoctonia ateniense, equiparando igualdade política (isonomia) a igualdade de origem (isogonia). Segundo Loraux, desta forma a lei (nomos) era estabelecida sobre o fundamento da natureza (physis), e o povo (demos) com isso legitimava seu poder: imbuindo a coletividade com um alto nascimento (eugenia), os cidadãos autóctones eram todos iguais porque era todos nobres - entenda-se "todos" como apenas os que tinham cidadania ateniense. Dando um passo além, os oradores orgulhosamente sobrepunham Atenas a todas as outras pólis, que para eles constitu��am uma heterogênea reunião de intrusos estabelecidos num território que imaginavam seu por direito divino. A índole guerreira de Atena, destacando suas qualidades viris, associada à sua virgindade perpétua, jamais "entrando na casa de um homem", fazia com que ela jamais abandonasse a "casa de seu pai", permanecendo sob a direta influência de Zeus, o patriarca por excelência, e tal fato se tornou uma das bases míticas do patriarcado local e da primazia do homem sobre a mulher na sociedade e na política ateniense.[40][41]​ Também o mito de Teseu foi incorporado ao de Atena, dentro de um viés político, pelo fato de que ele era considerado o unificador da Ática, sendo celebrado ao lado de Atena tanto no festival da Synoikia como nas Panatenaias.[42]

Fuentes

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Referencias

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  1. Cook, Arthur Bernard. Zeus: a study in ancient religion. CUP Archive, 1925. p. 226
  2. a b Burkert, Walter. Greek religion: archaic and classical. Wiley-Blackwell, 1987. p. 139
  3. Hurwit, Jeffrey M. The Athenian Acropolis: history, mythology, and archaeology from the Neolithic era to the present. CUP Archive, 1999. p. 32
  4. Pseudo-Apolodoro. Biblioteca, III, 12, 3.
  5. a b Smith, William George. Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology. J. Walton, 1849. Vol. I, pp. 397-398
  6. Maitland, Edward. Life of Anna Kingsford: her life, letters, diary and work. Kessinger Publishing, 1913. Volume 2, p. 183
  7. Homero, Ilíada iv.514.
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  9. Kerényi sugiere que «Tritogenia no significaba que viniese al mundo en un río o lago particular, sino que nació de la misma agua, pues el nombre 'Tritón' parece estar asociado con el agua en general.» (Kerényi 1951 pág. 128.)
  10. Tzetzes, Sobre Licofrón 519.
  11. Plutarco, Vida de Pericles xiii.8.
  12. Smith, ed. J. Walton, 1849, pp. 397-400
  13. Hurwit (1999), p. 15
  14. Cook, p. 189
  15. Burkert, p. 140
  16. Hesiod. The Theogony. Forgotten Books, 1914-2007. pp. 29-31
  17. Smith, ed. J. Walton, 1849. p. 398
  18. a b Burkert, pp. 141-142
  19. Homero. The Odyssey. North Atlantic Books, 2008. pp. 531-534
  20. Hesiod, p. 19
  21. Apollodorus. Gods and heroes of the Greeks: The library of Apollodorus, com notas de Michael Simpson. University of Massachusetts Press, 1976. p. 19
  22. Apollodorus, pp. 202-204; 208; 247-248
  23. Pseudo-Apolodoro. Biblioteca, Epítome, 5, 22
  24. Pseudo-Apolodoro, Biblioteca, Epítome, 6, 6
  25. Athena Wrtah. IN The Theoi Project
  26. Athena Favour. IN The Theoi Project
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  33. Cook, pp. 201-224
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