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Sitio de Samarcanda

Sitio de Samarcanda
Parte de conquista mongola de Jorasmia

Dibujo de una batalla ecuestre frente a las puertas de una ciudad. Del Compendio de Rashid-al-Din Hamadani, fechado en 1300-1325.
Fecha Marzo-abril de 1220
Lugar Samarcanda, actual Uzbekistán
Coordenadas 39°39′15″N 66°57′35″E / 39.654166666, 66.959722222
Resultado Victoria mongola
Beligerantes
Imperio mongol Imperio jorezmita
Comandantes
Gengis Jan
Tolui
Alpär Jan
Fuerzas en combate
40 000[1]​-50 000[2]​ hombres (estimación moderna) 8000 hombres (estimación moderna)[3]

El sitio de Samarcanda (1220) fue un asedio librado en el contexto de la invasión mongola de Corasmia. Sucedió cuando el jagán Gengis Jan, fundador del Imperio mongol, invadiera el Imperio jorezmita del sah Mohamed II.

Los mongoles habían puesto bajo asedio la ciudad de Otrar, pero al ver la dura defensa, el jagán decidió avanzar sobre Transoxiana junto con su hijo menor Tolui. El jagán realizó una maniobra sorpresiva que lo llevó a saquear Bujará y quedar con el camino libre para Samarcanda, la nueva capital del sah, que contaba con una numerosa guarnición y fuertes almenas. El ejército mongol repelió a las fuerzas de socorro y luego fue reforzado tras la captura de Otrar, pudiendo emboscar a los defensores de la capital cuando hicieron una salida. Los clérigos musulmanes convencieron a los ciudadanos de rendirse, sin embargo, la mayoría fueron esclavizados o reclutados a la fuerza en el ejército mongol.

Antecedentes

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Samarcanda

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La ciudad de Samarcanda se encontraba en el actual sitio arqueológico de Afrasiab, al norte del emplazamiento actual, donde un canal le suministraba agua desde el sur.[4]​ Al norte tenía al río Siab y contaba con las puertas de Nowbahar (al oeste de su muralla), de Bujará (al norte), de Kesh (al sur) y de China (al este), apodadas así porque de ellas salían caminos que llevaban a esos lugares.[5]​ La parte norte de la ciudad estaba sobre una meseta[4]​ y contaba con un gran palacio de la dinastía abásida y dos más pequeños de época omeya, una mezquita del siglo VIII[6]​ y una ciudadela levantada sobre una plataforma artificial. Al sur crecieron suburbios donde vivían las clases populares.[4]

Durante la Edad Media, las ciudades de Asia Central como Bujará, Samarcanda o Merv[7]​ típicamente contaban con una ciudadela (kuhandiz) ubicada en terreno elevado y que servía como última línea de defensa.[8]​ Luego tenían la zona intramuros (shahristán) donde vivía la mayoría de la población y se encontraban las principales edificaciones.[9]​ Por último, tenían los arrabales o suburbios (rabad) que se encontraban afuera de las murallas.[7]

La época dorada de esta urbe fue durante los samánidas, que gracias al desarrollo de los sistema de irrigación y convertirse en el centro económico de ese reino,[10][11]​ pudo alcanzar el medio millón de habitantes.[12][13]​ En 1210, la ciudad quedó bajo poder de los jorezmitas,[14]​ pero dos años más tarde estalló una revuelta en que fueron asesinados 8000 a 10 000 jorezmitas que vivían en ella. En respuesta, el sah Mohamed II tomó la ciudad y mató a 10 000 locales en venganza;[15]​ para conseguir algunos apoyos, el sah hizo construir la mezquita del Viernes.[4]​ De todas formas, por su importancia política y económica, la convirtió en su nueva capital en 1213-1214.[16]​ Según el demógrafo Tertius Chandler, la urbe tenía unos 60 000 pobladores en 1150[17]​ y se mantuvo en esos niveles hasta el año 1200, con 60 000[18]​ ú 80 000[19]​ habitantes. Según R. W. Bulliet, Isfahán, Ray, Nishapur, Merv, Bujará, Samarcanda, Balj y posiblemente otras urbes superaban los cien mil habitantes.[20]​ El historiador Aiyub Palmer estimaba que pudo alcanzar los 120 000 en su época de esplendor, basándose en el área que ocupaba su shahristán.[21]

Campañas

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El primer ataque mongol contra el Imperio jorezmita se dirigió contra la fronteriza ciudad de Otrar, cuya guarnición logró resistir un asedio sorprendentemente largo. En respuesta, el jagán Gengis Jan y su hijo menor Tolui cruzaron el desierto del Kyzyl Kum hacia Bujará.[22]​ La ciudad quedó atónita, pues los mongoles cruzaron una zona considerada intransitable, y rápidamente fue asaltada y saqueada. La ciudadela resistió dos semanas, pero cuando sus muros fueron atravesados todos sus defensores acabaron masacrados.[23]​ A diferencia de asedios posteriores, los mongoles fueron indulgentes con los habitantes, pero muchos reclutados a la fuerza.[24]

El sah, que desconfiaba de sus comandantes y aún no había implementado sus métodos deseados de administración, decidió una estrategia de dividir sus tropas guarneciendo ciudades como Otrar, Samarcanda y Balj.[25][26]​ Es probable que sólo esperada la típica incursión nómada que devastaría el campo, pero dejaría las ciudades intactas.[27]​ Anteriormente, los únicos nómadas contra los que habían luchado los jorezmitas eran los túrquicos qanglis, que no tenían conocimiento en la guerra de asedio; los mongoles trajeron ingenieros expertos en la guerra de asedio que sorprendieron al sah.[28]

Fuerzas enfrentadas

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Aunque los cronistas medievales han atribuido enormes fuerzas a ambos bandos, los historiadores modernos son más conservadores en sus estimaciones, pero las cifras precisas siguen siendo ampliamente discutidas; la única certeza es que la fuerza mongol total era mayor que el ejército del sah.[29]​ El erudito afgano Ali Ahmad Jalali estimaba en 50 000 plazas al ejército que Gengis Jan y Tolui llevaron a las puertas de Samarcanda,[2]​ mientras que el sueco Carl Fredrick Sverdrup reduce el número a 40 000.[1]

Las estimaciones sobre la guarnición de la ciudad varían ampliamente.[30]​ El cronista persa Minhaj-i Siraj Juzjani afirmaba que eran en total 110 000 hombres: 50 000 cayeron en una emboscada cuando hicieron una salida y 60 000 resistieron por otros diez días hasta que cayó la ciudad.[31]​ Los persas Ata-Malik Juvayni y Rashid-al-Din Hamadani dan los mismos números: 60 000 turcos dirigidos por sus propios janes y 50 000 tayikos,[32][33]gentilicio usado por los turcos para referirse a los iraníes en general;[34]​ además, contaban con 20 elefantes de guerra.[33][35]​ Esta guarnición se componía de túrquicos qarlug, gúridas, tayikos y afganos jalyis.[36]​ En cambio, el árabe Ali ibn al-Athir hablaba de que el sah dispuso a 50 000 jinetes para proteger Samarcanda.[37][38]​ Otro cronista Shihab al-Din Muhammad al-Nasawi reduce los defensores a 40 000.[39]​ El Yuanshi[nota 1]​ concuerda con que ese último computo, agregando que un tercio eran árabes (o persas) y el resto mercenarios turcos, aunque una revisión moderna reduce el número a 30 000, o más exactamente 26 667.[40]​ El sueco Sverdrup redujó la cifra a sólo 8000.[3]

Asedio

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Los mongoles rodearon la ciudad y los defensores turco-iraníes realizaron una salida,[41]​ chocando con los mongoles en las afueras de la ciudad y forzándolos a retroceder a una llanura.[38]​ Sin embargo, fueron emboscados y masacrados, perdiendo quizás unos 1000 hombres.[41]​ Poco después llegaron Ogodei y Chagatai con refuerzos mongoles y prisioneros de Otrar (hasha), permitiendo rodear por completo la ciudad.[42]​ Mohamed II permaneció en su campamento recibiendo informes de la situación de la ciudad, limitándose a enviar tropas a intentar romper el asedio desde afuera, en la primera ocasión envió 10 000 hombres y en la segunda 20 000.[43]​ En esos días despachó a los generales (noyan) Yebe y Subotai para que persiguieran al sah al oeste.[44]

El 16 de marzo, una parte importante de la guarnición restante, unos 3000 soldados según Sverdrup, se rindió poco después y fue ejecutada de inmediato, sin embargo, unos 2000 defensores en la ciudadela siguieron resistiendo. La estructura fue tomada por la fuerza en abril. Poco antes de su caída, una pequeña fuerza de 1000 defensores al mando de Alpär Jan logró abrirse paso y llegar al río Amu Daria (Oxus). Los mongoles liberaron a los elefantes capturados en la campiña cercana, donde murieron poco después por la falta de alimentos.[41]​ Los paquidermos fueron exhibidos por las autoridades sobrevivientes, quienes afirmaron que servían para romper las líneas de infantería, pero los mongoles no se impresionaron.[45]

Consecuencias

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Según la crónica de Athir, fueron muertas 70 000 personas.[46]​ Juvayni mencionaba que la ciudad fue saqueada y muchos que intentaron ocultarse acabaron muertos, pero 50 000 personas permanecieron en la ciudad gracias a la intermediación de un cadí.[47]​ También que 30 000 turcos qangli fueron ejecutados[48]​ y 30 000 artesanos y sus hijos fueron llevados a Mongolia para servir a sus nuevos amos; los hombres jóvenes que quedaron fueron reclutados a la fuerza como auxiliares.[49]​ Rashid sostenía que sólo 50 000 personas fueron perdonadas a cambio de 200 000 piezas de oro y se les permitió quedarse en la ciudad.[50]​ El monje chino Qiu Chuji describió la ciudad después de la batalla, afirmando que de las 100 000 familias que antes vivían ahí, solamente quedaba un cuarto.[51]

El jagán pasó el resto de la primavera en los alrededores de esa ciudad.[52]​ Después de la victoria, una fuerza al mando del general Alak fue enviada al río Vajsh y otra a cargo de Baiju hacia Taloqan.[50]​ En mayo Tolui fue enviado a continuar la campaña en el Gran Jorasán mientras que su padre arrasaría lo que antes se llamó Bactria.[53]​ El sah, temeroso de ser traicionado por sus oficiales turcos que lo consideraban un incapaz, empezó a cambiar de tienda cada noche. En abril pasó por Nisapur y siguió huyendo al oeste.[54]

La famosa biblioteca de la ciudad, junto a las de Bujará y Merv, quedó hecha cenizas.[55]​ Como los mongoles se llevaron a muchos artesanos, el sector de Afrasiab, donde vivía la mayoría, fue abandonado y la población restante se ubicó en los suburbios del sur. En 1333 o 1335, el explorador marroquí Ibn Battuta visitó la ciudad y afirmó que no habían murallas, las puertas no eran usadas y muchos monumentos estaban en ruinas.[4]​ Samarcanda siguió arruinada hasta que Tamerlán la convirtió en su capital en 1370, reconstruyendo sus mezquitas, palacios, jardines, pabellones y murallas[56]​ en la parte oeste del nuevo emplazamiento.[4]

Notas

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  1. También llamado Xin Yuan Shi, es una crónica oficial de la dinastía Yuan.

Referencias

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  1. a b Sverdrup, 2017, p. 152.
  2. a b Jalali, 2021, p. 180.
  3. a b Sverdrup, 2017, p. 151.
  4. a b c d e f Grenet, Frantz (2002). "Samarqand". Encyclopaedia Iranica Online.
  5. Grenet, 2004, p. 1044.
  6. Grenet, 2004, p. 1052.
  7. a b Azad, 2018, p. 304.
  8. Can, 2015, pp. 148-150.
  9. Can, 2015, pp. 150-151.
  10. Roudik, 2007, pp. 33-34.
  11. Barisitz, 2017, p. 82.
  12. Roudik, 2007, p. 34.
  13. Burlot, 1995, p. 87.
  14. Lococo, 2008, p. 62.
  15. Abazov, 2008, p. lix.
  16. Davidovich, 1992, pp. 136-137.
  17. Chandler, 2013, p. 310.
  18. Chandler, 2013, p. 311.
  19. Chandler, 2013, p. 232.
  20. Bulliet, 2015, p. 325.
  21. Palmer, 2015, p. 58 (nota 2).
  22. Jackson, 2017, p. 78.
  23. McLynn, 2015, p. 274.
  24. Chalind, 2014, pp. 144-145.
  25. Jackson, 2009, p. 31.
  26. Barthold, 1968, pp. 373-380.
  27. Sverdrup, 2017, p. 150.
  28. Jackson, 2017, p. 89.
  29. Sverdrup, 2010, p. 113.
  30. May, 2016, p. 62.
  31. Raverty, 1970, p. 979.
  32. Juvayni 18.91 (Boyle, 1958, p. 116).
  33. a b Rashid 78 (Arends, 1946, p. 206).
  34. Boyle, 1958, p. 116 (nota 5).
  35. Juvayni 18.91 (Boyle, 1958, p. 117).
  36. Raverty, 1970, p. 980.
  37. Athir 365 (Richards, 2016, p. 207).
  38. a b Athir 367 (Richards, 2016, p. 209).
  39. Nasawi 16.45 (Bunyatov, 1996, p. 76).
  40. Yuan, 2022, p. 430.
  41. a b c Sverdrup, 2017, p. 153.
  42. Juvayni 18.92 (Boyle, 1958, pp. 117-118).
  43. Athir 368 (Richards, 2016, p. 210).
  44. Juvayni 18.92 (Boyle, 1958, p. 118).
  45. Juvaini 18.93 (Boyle, 1958, p. 119).
  46. Athir 368 (Richards, 2016, p. 209).
  47. Juvayni 18.94 (Boyle, 1958, p. 120).
  48. Juvayni 18.95 (Boyle, 1958, p. 121).
  49. Juvayni 18.95 (Boyle, 1958, p. 122).
  50. a b Rashid 79 (Arends, 1946, p. 207).
  51. Bretschneider, 1888, p. 78.
  52. Boyle, 1958, p. 122 (nota 22).
  53. Howorth, 1876, p. 80.
  54. Howorth, 1876, pp. 79-80.
  55. Johnson, 1965, p. 96.
  56. Marefat, 1992, p. 35.

Bibliografía

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Primaria

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Los libros son citados en números romanos y capítulos y párrafos en números arábigos. Entre paréntesis se usaron los apellidos de los editores o traductores de las ediciones usadas para indicar las páginas.

Moderna

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