Quod si vivere in delectatione est Peccātum gloria est infernum.

El Tacto del Pecado

He aquí el Pecado, enarbolado en el Ser y en el Sentir, encumbrado en su gloria y en ella, sacralizado.


domingo, 19 de diciembre de 2021

Heme aquí, en el Pecado latente que rila mi alma, colmándola de gozo al saberse dichosa. Dichosa en la Carne y dichosa por la aquiescencia que me otorgáis para peregrinar ante vuestros ojos, propalando el místico misterio que inunda mi pensamiento.

Y llegadas estas fechas, como cualquier otra sin más nombre, deseo, de todo corazón, agradecer vuestra compañía y el cariño recibido, el cual acojo con humildad y respeto, deseando en vosotros toda la felicidad que bien merecéis, toda la paz que llene vuestra vida y todas la bonanzas que esta debe regalarlos, enarbolado todo ello con la luz de la esperanza y el reflejo calmo de la serenidad.

Con todo mi cariño



He aquí, también, todos los detalles que voy recibiendo y que llenan mi Cofre de cariño.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Delirium...


Siento tu aliento cortando la piel de mi nuca, horadando cada uno de los poros y llegando a mi mente donde traquetea como un antiguo tren sobre las traviesas de madera... Cruje, ahí, extendiéndose por la sangre de mis venas, palpitando entre mis esencias... mientras me veo reflejada ante ese espejo, escoltada por tu cuerpo, amarrada desde mi norte a mi sur por las garras de un deseo que no controlo.

Tus manos se aferran a mí, buceando en mis frentes, desde mi pecho, latidos de deseo encarnados, hasta el centro de mi caderas donde los muslos se abren como brazos de ancla. Tus manos..., en mi torso, erizado como la cresta de un ofidio alado, pues alas me das cuando atraviesas todos mis instintos, cuando yergues y ensoberbeces mi cuerpo, provocando en mí, ululatos de este gozo de sentirte en mis adentros. 


Tu boca se hace áspid reptando hasta mi yugular. Bebes mis pulsos y me derramas en más, en pulsiones carnosas que te renombran en cada embestida de tus dedos, en el aliento de cada uno de ellos hendiendo mis pliegues y provocando una oleada de tibios efluvios de intensa fragancia que agoniza en tu sed.

Los sonidos reverberan en tu garganta y surgen como rugidos desde el averno de la bestia. Y te prevengo de esos estremecimientos cuando me abitas con tanto fuego, tan salvaje que pierdo los fundamentos de mi cordura al saber que ya nada puede detenerte, ni yo misma, en la fricción de nuestras entrañas. Te sublevas y escupes desde lo más hondo hasta el bosque que cubre mi monte henchido que frunces en tu mano, estrujándolo en un abismo de pieles.

Te reflejas en mi rostro, en mis ojos, en mis convulsiones y maldiciones. En mí cuerpo retorcido de placer, exudado de un deseo complacido. En cada uno de los gemidos que aspiras. Y en pleno delirio transgredo esta piel que me arropa abriéndome en canal para que me habites y hagas áncora en mí  siendo el cenit de este momento el grito callado que lacran nuestros labios en el penúltimo aliento y el estigma níveo que sella el silencio mutado de nuestras carnes.

domingo, 7 de noviembre de 2021

Impiedad...

Yo, mar gallardo, 
encubro espuma al abrigo de tu bravura: 
Mil caballos encabritados marcados a fuego,
a la impiedad de esta conflagración de tu cuerpo pertrechado sobre el mío.

Vuelo rasante 
de tus labios en las coronas de mi piel 
endurecidas como rocas al dulce martirio de tus dedos,
efervescentes al clamor de un suspiro que se hace eco.

Exhalo placer extremo cuando te fijas entre mis piernas 
cual estribos que arrostran tus asaltos.
Mis manos, arañas.
Mis dedos, esdrújulas.
Mis uñas, alambres que se anclan en tu piel
arrastrando hacía mí los impulsos que nos devoran. 

Y emerges tú, furia rusiente que vuela sobre mis verticales,
para fortificarte entre mis adentros.
 E inanes tus credos porque de tus hálitos, 
exabruptos a capricho, 
huyen los deseos de Hombre clamados en nombre de Mujer. 


miércoles, 20 de octubre de 2021

Abisales...


Soy áncora en los bancales de tus arenales, 
sin deriva a los embates de tus mareas.
Amarras mis brazos por los pulsos
y nacen eslabones fundidos en salitre de tu boca enclavada en la mía, 
latidos batientes como danza de algas que se enredan y se aclaran
en este hábito de sentires, en este fuego de lavas, en este azul universo... 
en este mar dulce donde llueven lágrimas de sal por el placer de fundirnos, 
por el deseo sin contener, por el sentimiento desbordado... 

Y me atrapas en estas lindes 
de entrega indulgente entre farallones de miradas, 
entre mordientes de besos robados al aliento,
y preces húmedas que imploran las entrañas mientras arañan las pieles. 

Morimos pleamar en plenilunio,
insondables de espuma blanca y calma trémula.

lunes, 4 de octubre de 2021

Furia...

Muy seguro de sí mismo, convencido, con ese alarde de quien lo controla todo, me llevó hasta el extremo de sacar ese lado de leona territorial y dominante. Se dejó hacer en mis manos. Cabalgué sobre él, me apropié de su cuerpo, lo mantuve a raya, incluso le estampé la palma de la mano en su rostro,  en un gesto exacerbado de furia y pasión, sin resquemor, sin sentido de venganza por todos los azotes que él había proporcionado a mi trasero como si fuera una niña mala. Una niña mala llena de intenciones que se escondían en cada pensamiento, en cada sonido gutural, en cada hilo de saliva que pendía de la esfera que separaba mis labios y que él lamía como quien viene de un erial. 

Un «estate quieto» mientras lo montaba como una walkiria regia en busca del héroe que debe morir, mirándole fijamente a los ojos, observando la libidinosidad en su mirada y hurgando en la mueca de su boca. Un «demuéstrame lo zorra que eres» se diluía entre sus dientes mientras yo, serena y acomodada, no dejaba de espolearlo, permitiéndole hundirse en mí,  alojándolo en el abismo entre mi carne y mis humedades. 
Impidiéndole cualquier otra intención que fuera más allá de tenerlo a mi antojo, entre las piernas me sobrevino una cadena de convulsiones, una explosión que me hizo temblar entera, y aquel magma límpido, parido desde la profundidad de mis entrañas, desbordó toda mesura, inundándonos a mí de placer y a él de gozo.

Mi mano cortó el aire hasta estrellarla de nuevo en su mejilla. Mi respiración agitada, mis armas desenfundadas, y, entre mi sucinta sonrisa,  su «¡¡Joder!!» entrecortado. Estaba entregado pero no rendido. Su protesta se convirtió, antes de poder darme cuenta, en un brusco abrazo que me puso patas arriba. Y la reina se volvió súbdita, atrapada bajo su cuerpo, amarrada en cruz, con los brazos hundidos en las almohadas, entalladas las muñecas a las bridas de sus manos. Mis piernas, abiertas como velas de barco, expuesta como la más vulgar de las furcias follada en una oscura habitación de pensión. Embestida, una y otra vez, apuñalada, una y otra vez, por su miembro y por su mirada, sin concesión alguna... dejándome a las puertas de la gloria para alcanzarla en oración. Sentía sus acometidas abriéndose camino entre mis canales. Mis brazos erigidos como riendas. Mi rostro preñado contra el suelo. Mis pechos, de vórtices erectos, amortajados, y él, magnificado jinete, montándome sin aliento en aquel vaivén de furia donde nuestras carnes se fundían la una con la otra, donde las pulsaciones, aceleradas, repetían al unísono por alcanzar, en el mismo latido, la plenitud, la gloria, el culmen de esas llamaradas que nos hacían hoguera.

domingo, 1 de agosto de 2021

Stigmata...


La huella, el estigma... 
La razón de ser. 
Mi Señor.
La marca que transfigura el deseo. 
La luz que enriquece las sombras. 
El pulso que late bajo la llama... 
El Verbo.

El Santo Sepulcro que se abre entre los pliegues de mi carne.
La Redención de los sentidos al anhelo de la Cruz.
La penitencia transformada en cumbre de deseo.
Mártir.
Estigmatizada al hierro que se blande caricia de seda
a la Voluntad que humedece,
que enarbola el Placer.
A la Entrega elegida, prendida y deseada,
domada y enaltecida,
confiada al Instinto;
 al humilde Acto de Amor que engrandece el Alma.

martes, 8 de junio de 2021

Sacrificium...

Los latidos de mi corazón suenan como tambores poderosos recorriendo tu muralla, intuyendo que no tienen otras armas para vencerte, provocando la confusión en tus sentidos y, en mí, el temor a ser conquistado por ese ejército que amenaza batalla con sus timbales. 

Presiento que te agazapas a las puertas de mis instintos mientras mi carne tiembla y mi aliento, como quejidos de lujuria, palpita a la altura de tu cuello. Mis dedos, con mis uñas como anclajes de tu piel, esculpen diez senderos desde tu pecho hasta el borde mismo de tu vientre donde se apuntalan todos los deseos que, ebrios, en pleno fragor, lidian entre sí en una lid donde guerreros y reos se baten a sangre. 

Mi corazón es un espejo: no guarda nada que no refleje. Arrastro mi lengua de nuevo a mis labios. Ahí, sintiendo tu sabor acicalado. Tendrás que pelear por cada gota de mi linaje, abriéndote paso en mis entrañas con cada hilo de tu saliva, con cada empuje de tu aliento, domando al viento indomable de mi cabello, mi furia; hablándole al silencio con cada resorte de tu carne, con cada palpito de tu ser, ganándote ser mi amante o ser, simplemente, mi consentido. 

Concibo sentirme tu siervo cuando estoy a la altura de tu ombligo, rindiéndome al manantial que evoca placer desde el centro de tus pilares, entre tus piernas. Comulgo.... mientras delineo las formas que se abren a mi aliento y al aroma de tu piel erizada, haciéndome temblar, quebrar con avidez, hundirme en la fragancia que me encumbra, que me versa lujuria en el tacto caliente de tus labios que, henchidos, me reclaman prenderme de tu señal más profunda, la que se erige ante la punta de mi lengua... Respiro de ti y marcas mi rostro y toda mi boca hasta el final de mi garganta con tu sabor como territorio de tu propiedad. Arrastro mis labios por tus criptas, lamiendo, y, sin ningún ósculo, pongo toda mi aquiescencia en servir a mi señora. Y rezumo sobre tu sexo antes de morder para demostrar mi amor. 

Y empiezas a desvanecer sin tinta en tus venas. Levito con mis fauces y mi boca ensangrentada de tu cáliz. Es un acto de amor, de entrega total... y un sacrificio en tu nombre…
Un secreto a cuatro manos,
pinceladas de pasión desbordada en letras,
letras que se deslizan sobre los sentidos para dejar prendados a los suspiros.

Charly y yo hemos ido moldeando este texto para vosotros. 

Para mí ha sido un placer poder colaborar, contigo—lo has puesto muy fácil y, así, es como volar— y recrear tecla a tecla un momento que es impronta tanto de  ti como de mí. 
Ello nos ha permitido plasmarlo en simbiosis, palpito y libertad.
De corazón, muchísimas gracias por la oportunidad.

lunes, 10 de mayo de 2021

Devoción...


Me desvelas en un Silencio quedo
acariciando hasta la más pequeña grieta que queda en mi Alma.
Pensamiento mudo que grita. 
Ecos plenos de arrullos tácitos.
Sin piel. 
Jaculatorias invocadas por impulsos armados de Entrega. 

Tú, mi Óbolo, 
mi amparo, mi auxilio.
Yo, viso de Tu Corazón. 

Devoción 
al callado vivo de Tus Ojos,
al plenilunio de Tu Carne,
al Ósculo radiante que cose Tu Boca a mis labios.

Rezo 
al susurro que se enhebra en mi pecho
cuando, silente, me veo Tu Obra, enaltecida y honrada
porque, Mi Señor, es Mi Ser,
tallado libre, plegaria a Ti
según Tu Voluntad.

Ante Tus Deseos me reverencio
elevando mi mirada a Tu Cielo.
Veo en Ti, Mi Señor, Mi Eucaristía
y a Tus Pies, Mi Entrega.

domingo, 25 de abril de 2021

Flamas...

Nos percibimos desnudos, contacto de piel y piel, de gemido y gemido, exudando deseo en la penumbra de nuestro cuarto, centro de nuestros juegos, pecados y libertades, de la esencia de sernos carne y de la entrega de sentirnos almas soberanas de nuestro libre albedrío. 

Yo me hago agua en Ti, por Ti... Y Tú navegas en mí siendo horizonte de mi vertical, subido a las cubres de mis valles inundados, hundido en las dunas cabalgadas y erigido como un Neptuno, clavando Tus Dedos como tridentes, orgulloso de las marcas que dejas a Tu paso sobre la Hembra que amas, deseas y sometes a voluntad, entregada y dispuesta, sabiéndoTe digno de mí, sintiendo la honra de tenerme. 
Yo, regia y enervada, vencida al tiempo, cedo mi carne abierta a los designios de mis lujurias, cumplidos Tus anhelos, que son míos, florecidos entre mis pliegues irrigados por la emergencia y desbordados en el saliente de su floema, pues enredadera es al ocaso de mi cuerpo. 

Y nos enraizamos cual sierpes que se descaman en el trébol sagrado de estas cuatro esquinas donde los ángeles simulan taparse los ojos pero miran por el rabillo mientras los demonios se acarician penitentes. Nos abrimos como vainas al estímulo que nos abriga las entrañas, al ósculo que nos embebe y consagra en el delito de pieles sublevadas al tino y sino de ser en este juego, flamas.

domingo, 21 de marzo de 2021

Magma...


Tu Libido y mi Deseo.
Nacen vástagos entre esquejes:
Mis suspiros.
Mi saliva...
Cada chasquido de mi lengua.

Sanguíneo el impulso que se derrama.
Lava blanca.
Fruto de sarmientos ardidos
entre tus manos y mi boca...
Mis manos.

La savia.
Hebra errante.
Gime
y florece a borbotones.
Mil batallas asperjadas.

Se azogan los latidos.
Trémulos los cuerpos.

Y
lloran tus entrañas
a mis juncos rosas.

jueves, 4 de marzo de 2021

Energeia...

Remando contra corriente, a favor de los impulsos que me sostienen, reviento mis ansias en los silencios de su boca, entreabierta como un horizonte de fuego derramando juramentos que lacerarían a cualquier beguina. Pero entre mis pensamientos recorre su caricia, la que ensalza las profundidades de mi piel, la hebra de cada uno de mis sentires mientras yo, hembra devota sin castidad, me entrego al venerado suplicio de Su Voluntad. 
Y se reinventa, exhala desde las falanges de sus dedos espinos resoles sobre las crestas de mis pechos. Palpito ebria y sucumbo en el desvelo de la venidera acometida donde hurga en mi oscuridad y rezo, una vez más, las exequias de sus asaltos...

Me deja con la piel temblando y el alma estremecida como si un cortejo de mil hienas hubiera usurpado mi cuerpo, mordiéndolo, tirando de él, excoriado por sus fauces y uñas... Entregado, como una ofrenda ante los dioses, lo viste de todas las intenciones, de todos los instintos de la bestia dominadora que goza del terreno conquistado con paciencia e inteligencia, que disfruta de sus llanuras y cumbres, de los oquedades y lagunas..., que escudriña cada pliegue dejándome encarnadas estelas horadadas. De nada las súplicas a boca pequeña entre gemidos y jadeos, entre el retemblar de mis lágrimas, las que envuelven el dolor y el placer. La Entrega consentida... 

Me mira, y en el influjo de su mirada nace mi reflejo. Yazgo, rendida al baladre que me fustiga y, después, el cuidado, el arrumaco, las caricias tiernas y las palabras susurradas que dibujan miel sobre las heridas, los besos quedos que beben las sales y los abrazos densos que refugian... 
El agradecimiento mutuo.
El silencio que deja latir el alma.

sábado, 20 de febrero de 2021

RespirándoNos...


Cuando en Tus Manos soy cuerda vibrante de sonido creciente, 
pasión sonrojada que requiebra bajo Su Piel. 
Aullidos de suspiros contemplados 
abocados al estigma de mi carne 
que, gozosa, se abre desde las entrañas y se alza erizada
mientras mi silencio habla desde sus comisuras. 

Y son Tus Dedos entretejiendo caricias que resbalan por mi piel
sepultando la incertidumbre, levantando el espíritu encarnado en Entrega,
en deseo que florece como musgo sobre suelo húmedo.

Y yo, en el soneto inmortal, prometo enfundada
rehuir de otro no sino 
arraigado en los perfiles de mis callados,
en los aguerridos impulsos que revolotean hacia los eternos inmarcesibles,
aquellos que se armonizan entre Tu Boca y la mía,
entre los cristales de mis ojos y el sílice de los Tuyos.
Entre mis oquedades y Tus Sagitas...
Entre los hilvanes de Tus gemidos y mis conmociones...

RespirándoNos... 

tan cerca de los labios, tan lejos del abismo.



domingo, 14 de febrero de 2021

En Gloria...

Me visto del infinito fósforo de tu mirada
y clamo, silente,
desde el latido de mis venas,
extrañas caricias de hiedra
que se enredan, curiosas, en los cristales de mi piel.

Mi voz,
liviana y tibia como cada gota de tu sangre
blandiendo contra las afiladas sirtes de mis entrañas,
invoca Tu Nombre nacido de mi pecho.

Y muero derramada en tus costados,
en las costuras de Tu Alma,
abrigada al tácito sostén de estos deseos,
sarmientos encendidos desde el culmen de tus palabras
 hasta el cenit horadado de mis suspiros 
donde, siervos, gemirán blandidos por tu carne albar
y, ahormada por viva servidumbre Mi Esencia, 
renacer en gloria.



sábado, 6 de febrero de 2021

En carne viva...

Me quemaba en tu mirada siendo rea entre tus carnes, elevada en la erección de tu cuerpo, deseosa de tenerte en mí, de ser parte de él, de hacerme en ti Hembra de fuego y agua, concupiscente y comulgada. Sentí entre mis pliegues la firmeza de tu ser,  obelisco enardecido entre perfumes irisados en el deseo azuzado de tu piel, y cada bocanada instigada desde tus adentros, una ráfaga de impulsos derramados en las ansias de mi ser, palpitante, encendido, crecido desde la más absoluta lascivia. Poseída, como súcubo absorbiendo la esencia de la lujuria.  


Mi pecho reclamaba tus alientos y el verbo húmedo de tu saliva demandando desde mis vértices el arado de tus dientes y la fusta de tu lengua. Me anclé en tu vórtice, gimiendo al infierno cada poro de mi tapiz, asperjando mi alma como savia sobre tu tierra, prendida de abono, lujuria efervescente en cada cabalgada, y tú, ardiente de furia, estremecido, me amarrabas los vientos, abrías la carne…, te hundías, izándome, preñándome de esa eterna necesidad de morir en ti, por volver a renacer… Por pendenciar arraigada en tu sangre y en el fruto denso que encomienda mi servir.

Exhausta, mancillé el gemido de tu boca, mordisqué tus silencios y el latido de tu lengua en rebeldía. Me hice dueña de tus convulsiones y te rendiste, poseído mortal, al incendio de mis entrañas, al edén perverso de mi pensar, del juego de mis manos sobre las heridas de tu deseo, sobre las cicatrices abiertas rezumando sal.


Y tú, con el control perdido a la altura de las caderas, con el pensamiento enardecido como lumbre, tarareaste enfervorizado los ósculos profanos que encandilaban la sinuosidad de mis finales, las techumbres de mis latidos... y, me clamaste en adoración engendrando arrebatos entre la húmeda carnosidad de mis labios, atarugados en la unción del gozo, aferrándote a las aristas de mis perfiles y, hundiéndote en las parábolas de mis piernas, me entronaste en preces.

Respiramos, con el aullido borboteando más allá de las bocas secas, más allá del temblor de dos cuerpos ceréos bañados en su propia serosidad y quedamos enclavados en el ceremonial donde nos dejamos las entrañas del alma en carne viva.

miércoles, 20 de enero de 2021

Ramera...

Mi quietud,
mi paz infinita de un anhelo sostenido,
gana inmaculada bajo los auspicios de Mi Señor
que me ve coronada de verdes espinas y misericorde grana.

El silencio tiembla 
entre el encaje de pliegues que escoltan mi plegaria
mientras, Gloria Viva, Mi Señor, mi Dueño y Amante,derrama sus acólitos deseos
embalsamados en las letanías de mi piel trémula.

Mi hálito, 
majestad que libra mis ojos de la esclavitud impía,  
se hace suspiro de mi alma y vela de mi cuerpo 
despojado, entre amaneceres oscuros, de mi inocente desnudez.

Y se enroca mi destino en los mansos de Sus Manos,
desde los espliegos abiertos sobre los que mi carne cabalga,
indómita y sometida,
reinante del ósculo sagrado que marca mi zenit
y me encumbra, profanada, Ramera de Mi Señor
cual ofrenda hinojada
besando con la frente el altar de Sus Huellas.

lunes, 4 de enero de 2021

Sacrosanta...


Profanarme... 
hasta que las entrañas dejen de hablarme,
y las ganas revienten inconscientes
arremolinando mis aguas en sus cauces.

Hasta que la niebla disipe la sed,
mi pecho sea enjambre de mil demonios
y mi alma rile agrietada por las embestidas
 suplicando, en silencio, el decoro sometido.

Hasta que la piel se arrepienta de los pecados no cometidos
y de las glorias que, pétreas, la arranquen a jirones
y se huellen las yemas de mis dedos
como granos de uva pisoteados
en el majar de mi pensamiento
y retumbe mi aliento
como ráfagas de viento invocando mi lujuria,
haciéndose de perenne efimeridad
el néctar libado en las ánforas de mi deseo.

Y en este nombre de mujer,
perdida, flagelada, dominada y expuesta,
me aleje de lo profano para encumbrarme sacrosanta
y orada en el Verbo del Pecado.





La táctica del Pecado es enredarse hasta hacerte sucumbir.

La táctica del Pecado es enredarse hasta hacerte sucumbir.
Llegar al final tiene su interés. Puedes sorprenderte con sus pasos.