Crucificada en tu piel
martirio de este deseo por ser Mujer.
Tuya soy en este calvario de carne
donde pasión y anhelos son cauce de mi sangre.
A tus pulsos me ato,
voluntad engendrada de mi Señor de Señores.
De Mí toma la ofrenda;
mientras para Ti enervo mis silencios
e invoco mis esencias
que ensalzadas sean en pos de la tuyas.
Sean tus flagelos ab libitum
zaherimiento de mi cautiverio,
astillas que se clavan en mi piel tras la fusta
que se mece en tu destreza
mas en mi servil sufrimiento
está la Gloria de tu placer,
Majestad suprema de tu beneplácito.
De tu santa cruz pendo,
ocaso endrino que renace entre mis piernas
a vehemencia de tu albor
en ese envés de tus caderas que amarizan
el templo que por Ti se hace sacro.
Sea mi condena ensalce de tu Don,
condominio nato entre Nos,
óbolo y asenso plenos de Mí,
en humildad, respeto y admiración,
por y para Mi Señor.
En tu Cielo soy Hembra.
Tú en Mí, Señor entre Señores.
Mi Señor.
Mi Señor.