Quod si vivere in delectatione est Peccātum gloria est infernum.

El Tacto del Pecado

He aquí el Pecado, enarbolado en el Ser y en el Sentir, encumbrado en su gloria y en ella, sacralizado.


jueves, 21 de agosto de 2014

jueves, 14 de agosto de 2014

Eres tan insolentemente descarado,
tan orgulloso, soberbio y desvergonzado, 
que me haces carne de Pecado.

domingo, 10 de agosto de 2014

Orgasmo...

Todavía no habías llegado y el imaginar tu sola presencia me ha desatado, me ha enloquecido. He dejado mi cuerpo desnudo, con el solo roce de las sábanas y esas medias negras que cubren la mitad de mis piernas, dejando al desnudo mis pechos y mi sexo.
Y llegas. Y te sientas, como en un juego en el que tú mandas y yo obedezco... O yo dirijo y tú esperas, ahí sentado en la butaca, con tus piernas cruzadas y tu torso desnudo. Tus manos permanecen inmóviles sobre los brazos del sofá... Y, mientras me observas, tus pensamientos siguen el Recorrido de mi mano sobre mi piel. Y pienso que tu lengua me recorre poro a poro, como un lento oleaje a la deriva, como un caminante que disfruta del paisaje. Muero en tus labios con la avidez del sediento que calma la sed en tu saliva. Y me envuelvo en Gemidos y jadeos que se desahogan en mi garganta y supuran entre los vértices de mis labios, estallando en suspiros que se contienen entre mis piernas. Y siento que Arrancas de mí esos gritos que convulsionan en mi sexo, que derramas inherente los fluidos de mi cuerpo, perdiendo la cordura, la fina locura, en cada una de tus embestidas, en cada uno de esos envites, en cada una de esas lamidas que se extienden desde mi sur hasta mi norte...
Y sin Saciarme de ti, por necesidad y vicio, por lujuria y Pecado, como un desequilibrio perfecto entre el querer y el poder, el ser y el estar, entre el poseerme y el ser poseída... Mojada, húmeda y brava, enloquecida e insaciable, domada e indomable, como un animal salvaje que lucha contra la sumisión por propia naturaleza irracional; siendo el empuje de tu sexo la retórica de mi mano, de mis dedos penetrando en la oscura humedad que se enfurece entre los verbos de mi sexo. Y al mirarte, estás de pie, al pie de mis pies, separando mis piernas, recorriendo el deseo que me enciende y me quema, y, en la Orgía de tus manos, tu mirada, tu respiración y tu deseo, juntamos las entrañas en el orgasmo grabado entre tu piel y la mía, entre tu cuerpo y el mío, entre tu anhelo y mi deseo, entre tu espada y mi vacío, entre el tuyo y mi vaina.


La táctica del Pecado es enredarse hasta hacerte sucumbir.

La táctica del Pecado es enredarse hasta hacerte sucumbir.
Llegar al final tiene su interés. Puedes sorprenderte con sus pasos.