Comentario en torno a la novela "La busca", de Pío Baroja. Esta entrada pertenece a la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.
Polvo o lodo según la estación, "vida africana, de aduar". Así son las orillas del Manzanares en mil novecientos y poco.
Madrid, Puente de Toledo. |
Manuel ya no puede trabajar en la pensión de doña Casiana, ha cometido la imprudencia de pelearse con el huésped comisionista, aquel que tanto le chinchaba. Su madre, la criada Petra, le acompaña a un nuevo trabajo: vivirá con su tío, un zapatero "regenerador" de calzado viejo. Reciclaje diríamos hoy, en aquellos tiempos todo era un intento de "regeneración":
"...el zapatero discurseó un poco a cerca del porvenir de España y de los motivos de nuestro atraso, conversación agradable para la mayoría de los españoles que nos sentimos regeneradores"
Con chichones en la cabeza y tras descuartizar una montaña de zapatos viejos, acompaño a Manuel, con su primo Vidal, por las "rondas miserables" del sur de Madrid. Allí va a conocer al Bizco y los "Piratas", compañías nada recomendables.
Me doy de bruces con unas líneas especialmente duras, cuyas protagonistas son apenas unas niñas. El Bizco se nos hace odioso.
"Unas cuantas chiquillas de diez a catorce años charlaban en grupo. El Bizco y Vidal y los demás las persiguieron por el patio. Corrían las chicas medio desnudas, insultándoles y chillando. El Bizco contó que había forzado algunas de aquellas muchachitas
-Son todas puchereras, como las de la calle de Ceres -dijo uno de los piratas.
-¿Hacen pucheros? -preguntó Manuel.
-Sí; buenos pucheros.
-Pues ¿por qué son puchereras?
-Pu... lo demás -añadió el chico haciendo un corte de mangas.
-Que son zorras -tartamudeó el Bizco-. Pareces tonto.
Manuel contemplo al Bizco con desprecio, y preguntó a su primo:
-¿Pero esas chicas?
-Ellas y sus madres -repuso Vida] con filosofía-. Casi todas las que viven aquí."
Me quedo con la mirada de desprecio de Manuel. Y con la respuesta filosófica del primo Vidal.
El ritmo de lectura que impone Baroja es muy rápido, se suceden personas y ambientes fundidos en un mismo conglomerado mísero y cochambroso. Hombres y mujeres en su lucha por la vida, aunque algunos abandonen la batalla y se limiten a "dormir como aletargados"
Aguas pestilentes, " un montón de trastos inservibles, cubierto de chapas de cinc...telas puercas y tablas carcomidas, escombros, ladrillos, tejas y cestos: un revoltijo de mil diablos."
Respiro aliviada, algunos trozos de galería, en la Corrala, se salvan del caótico amasijo:
"Aquí se advertía cierta limpieza y curiosidad: la pared blanqueada, una jaula, algunas flores en pucheretes de barro...un banco de carpintero, la caja de herramientas, denunciaban al hombre laborioso, que trabajaba en las horas libres"
A pesar de estos oasis, estoy agotada, literariamente hablando. Así que cierro el libro y me dedico al googleo, a ver qué dicen por ahí de la singular manera de escribir que tiene nuestro don Pío; al cual voy tomando cariño, a pesar de su fama de misógino.
"todos leen a Baroja" |
Misógino, misoginia...me viene a la memoria una anécdota bien conocida acerca de Miguel Delibes, cómo no, Pío Baroja y las mujeres lectoras. El periodista Juan Cruz lo escribe así en "El País":
"Contaba Miguel Delibes que cuando tuvo su primer éxito editorial con La sombra del ciprés es alargada se fue a ver a su maestro Pío Baroja. Y cuando estuvo frente al ilustre misógino (y misántropo) le explicó los números de su triunfo:-Maestro, ya he vendido 3.000 ejemplares.-Esa es una cantidad muy importante, le respondió Baroja, que a continuación inquirió: ¿Y cómo es posible, cómo ha vendido usted tanto?-Bueno, me han dicho que ahora leen mucho las mujeres. -¡Ah, pues si leen esas...!"
-Sí, don Pío. Ahora "esas" leemos e incluso algunas de "esas", profesoras universitarias, han rastreado su obra para despojarle a usted del sambenito. Como la profesora Asunción Rivas que afirma:
"Ha sido un error proverbial tachar a Baroja de misógino"
“El problema, quizás, es que la observa con objetividad y no duda en describir su situación como realmente la ve”
"...un arquetipo embrutecido, dependiente y dominado por la religión"
Hay en otras novelas de Baroja otro tipo de mujer libre y culta, como la Lulú de "El árbol de la ciencia". “Pero...con dos rasgos femeninos fundamentales –la necesidad del amor y el deseo de ser madres- que las caracteriza frente a los hombres y las hace vulnerables”-
¿Y en "La busca"? Como muestra, puede servir este botón:
"Las mujeres de la casa, por lo general, trabajaban más que los hombres, y reñían constantemente. De treinta años para arriba tenían todas el mismo carácter y casi el mismo tipo: negras, desmelenadas, iracundas; gritaban y se desesperaban por cualquier cosa"
Mujeres trabajadoras, pobres y desesperadas. Así era la realidad, no había misoginia en ello. Como la pobre Salomé y el bellaco de su marido.
"La respuesta de don Pío esconde toda una manera de ver la irrupción de las mujeres en el universo en el que él no veía, entonces, sino pantalones de dril. Lo cierto es que antes y después las mujeres han sido tan buenas o tan malas lectoras como los hombres, pero los hombres han sido más o menos como don Pío en todas las épocas y también ahora mismo. "
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Las palabras directamente extraídas del texto se corresponden con el enlace:
http://www.escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr/contenidos/biblioteca/esociales/PioBaroja-LaluchaporlavidaI_Labusca_.pdf