Guía
del Románico en Candán y Deza (Pontevedra)
Las comarcas
de Candán y Deza ocupan el sector nordeste de
la provincia de Pontevedra, formando junto a otras tierras limítrofes
de Lugo, Orense y La Coruña, el llamado "centro de Galicia",
un territorio que es, sin duda, el que mayor concentración
y densidad de edificios románicos ofrece de toda la Comunidad
Gallega.

Dentro de
tan nutrido plantel de edificaciones románicas llegadas a nuestros
días, hemos un grupo relevante pero no exhaustivo, bien por
su relevancia o bien por sus particularidades constructivas y ornamentales,
sobresalen por el encima del resto como son el Monasterio de San
Lorenzo de Carboeiro, el de Santa María de Acibeiro,
San Pedro de Ansemil, San Pedro de Dozón y San Salvador
de Camanzo.
Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro
El más
ambicioso proyecto del románico en Candán y Deza fue,
sin duda, el Monasterio Benedictino de San Lorenzo de Carboeiro, en
las proximidades de Silleda. Fue fundado en la décima centuria,
aunque la fábrica actual dataría de la segunda mitad
del XII.

Hasta
hace escasas decadas se encontraba en un lamentable estado de ruina
y abandono, pero afortunadamente las tareas de restauración
acometidas, han permitido reacondicionar el edificio hasta devolverle,
de manera aproximada, a su estado original.
La
iglesia monacal, único resto conservado del conjunto cenobítico,
consta de tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares
de sección cuadrangular con columnas adosadas en las que apean
los arcos formeros; mientras que unas mensulas empotradas sobre los
mencionados pilares sustentarían los fajones, hoy desaparecidos
y sustituidos por una estructura de madera.

Las tres naves,
cubiertas con bóvedas de crucería, desembocan en un
amplio crucero muy marcado en alzado y de anchura similar a la nave
principal, quedando rematado en ambos extremos con dos pequeñas
naves culminadas en otras tantas capillas de planta semicircular.

La cabecera
queda resuleta mediante una gran girola a la que abren tres absidiolas;
esquema que se repite, prácticamente idéntico, en la
cripta dispuesta a un nivel inferior, gracias a la cual, se consigue
salvar el desnivel del terreno. Dicha cripta, accesible a través
de dos sencillos vanos coronados por tímpanos que dan paso
a escaleras de caracol, se articula a base de potentísimos
soportes sobre los que descansa el peso de la iglesia superior.

De
las cinco portadas con que contaba el Monasterio de Carboeiro, destaca
la abierta al muro occidental, coronada por un rosetón y constituída
por cuatro arquivoltas de medio punto que descansarían sobre
columnas, hoy perdidas. Todas las roscas quedan profusamente decoradas
a base de fórmulas vegetales, con la única excepción
de la tercera, en la cual, fueron representados los Ancianos músicos
del Apocalipsis probablemente a mano de un discípulo del Maestro
Mateo, siendo llamativo el hecho de que, quizás por un error
o por simple cuestión de espacio, en lugar de 24 aparecen 23.

El tímpano,
elevado sobre mochetas que reproducen ángeles, presentaba tres
campos en los que se alojarían grupos escultóricos,
conserándose, a día de hoy, sólo uno de ellos
con San Mateo y San Marcos, pudiendo admirarse los dos restantes en
un museo de Barcelona.
La portada sur,
mucho más sencilla, albergaría otro tímpano desafortunadamente
desaparecido.
Más
información del Monasterio
de Carboeiro
Monasterio
de San Pedro de Ansemil
Muy
cerca de Carboeiro, el antiguo Monasterio benedictino de San Pedro
de Ansemil, hoy parroquia de la localidad del mismo nombre, es un
edificio cuyos orígenes habría que remontarlos a finales
del siglo IX o a principios del X.

Fundado como cenobio dúplice, albergó, salvo breves
paréntesis temporales, comunidades femeninas, pasando a depender,
ya en el siglo XVI, del Monasterio compostelano de San Payo de Antealtares.
Se
trata de un modesto edificio rural de tres naves cubiertas de madera
que abren a una cabecera tripartita de testero recto solventada con
bóvedas de cañón; un esquema que algunos especialistas,
han emparentado con los modelos prerrománicos asturianos.
Muy
llamativa es la estructura que, adosada al costado sur de la nave,
rompe la simetría del conjunto eclesial. Se trata de la capilla
funeraria de Diego Gómez de Deza, erigida, con un esquema de
corta nave y cabecera cuadrangular, entre los siglos XIII y XIV. A
dicho espacio, independiente del templo, se accede por un sencillo
vano adintelado coronado por un tímpano de forma trapezoidal
que cobija un Anus Dei, elevándose sobre él una escultura
de la Virgen María amamantando al Niño bajo un elegante
dosel.

El
elemento más sobresaliente del conjunto es la portada occidental
de la iglesia, de dos arquivoltas aboceladas cuyos capieteles despliegan
decoración zoomórfica y figurativa, destacando uno en
el que un personaje, que por sus ropajes parece ser un clérigo,
aparece flanqueado por curiosos seres desnudos.
En
el muro norte, sobre un sencillo vano adintelado, fue dispuesto un
tímpano en el que se aprecia una cruz envuelta en un esquema
pentalobulado.
En el interior, la sorpresa es mayúscula, pues
observamos tres naves separadas por arcos de medio puento sobre pilares,
de origen -o al menos tradición- prerrománica.
Más
información del Monasterio
de Ansemil
Breixa
La iglesia parroquial de Santiago de Breixa es uno de
esos templos románico-rurales gallegos que, a tenor de su aspecto
exterior y como consecuencia de haber sido profundamente alterado
en tiempos del barroco, podría pasar perfectamente desapercibido
para muchos visitantes. Algunos canecillos, una portada al sur hoy
cegada y una cabecera cuadrangular enmascarada por aditamentos tardíos
son las únicas pistas que ofrece la iglesia de su origen medieval.

Sin embargo, una vez en el interior, el visitante descubre
que se encuentra ante una de las construcciones románicas de
mayor interés de toda Galicia ya que, concentrados en su cabecera,
podemos admirar una colección de capiteles figurados principalmente
con motivos animales (tanto reales como fantásticos) sin parangón
alguno en la región.

Tras una nave de gran sencillez, un gran arco triunfal
de medio punto doblado y peraltado da acceso al espacio presbiterial.
Queda perfilado el arco por una curiosísima solución
a base de dovelas lobuladas cuya irregular disposición permite
adivinar que, si no reaprovechadas de otro lugar, sí pudieron
ser recolocadas en una segunda etapa.
Descansa el arco triunfal sobre capiteles de gran interés,
presentando el de la izquierda tres águilas y un león;
y el de la derecha, quizás el más conocido del templo,
tres centauros en diferentes actitudes junto una arpía a la
que parece disparar una flecha uno de los centauros, en cuyo arco
además aprovechó el autor para identificar a estos seres
con la cartela "sagitario".
El espacio cabecero queda segmentado en dos tramos mediante
un arco fajón apeado sobre parejas de columnas culminadas cada
una de ellas por sus respectivos capiteles, pudiendo identificarse
grifos en las cestas del lado del evangelio, y lo que parece ser una
anfisbena enrollada sobre sí misma en uno de los de la epístola.
A su vez, en los muros laterales de la cabecera se disponen dos arcos
de medio punto a cada uno de los costados. Entre los capiteles destacables
de dichos arcos; al lado norte destacan dos sirenas sujetando su cola
y, ya en el ángulo nororiental del espacio, un ave de delicadísimo
plumaje con la cabeza lamentablemente mutilada y en cuyas alas puede
leerse la cartela "Falcon Oriol".

En el hastial sur, entre los capiteles sobre los que
descansan estas arcadas laterales se identifican fórmulas geométricas
y vegetales, arpías con sus respectivas cartelas identificativos,
y una cabecita de felino asomando entre un follaje vegetal bajo el
cual, agarrados literalmente al collarino, se aprecian otros dos leones.
Por último, en el muro del testero, los capiteles del único
ventanal presentan dos leones que se unirían en una sola cabeza
hoy mutilada en la cesta izquierda; y en la derecha una curiosísima
sirena (junto a la cartela "Serena") que con una mano agarra
su propia cola y con la otra un pez, dando desde la lejanía
la sensación de ser una sirena de doble cola.

Así pues, la magnífica cabecera de Santiago
de Breixa se traduce como uno de los programas escultóricos
más interesantes del románico gallego. Cronológicamente
podría situarse a finales del siglo XII, siendo identificables
al menos dos manos o talleres: uno emparentado o al menos conocedor
de las formas del Maestro Mateo; y otro de gran singularidad, gran
habilidad a la hora de trabajar animales y seres fantásticos
y que no oculta además su interés descriptivo identificando
cada figura con sus inscripciones. Este misterioso maestro no parece
tener referente conocido ni continuidad creadora más allá
de este templo.

Monasterio
de Santa María de Aciveiro
Cerca de Forcarei,
la fundación del Monasterio de Santa María de Aciveiro
se remontaría al año 1135, pasando a depender unas décadas
después (sin poder precisarse con exactitud la fecha exacta),
a la Orden del Císter.
Presenta una
planta basilical de tres naves separadas por arcos de medio punto
que apean sobre pilares cuadrangulares con columnas adosadas, con
la particularidad de que, en un segundo nivel sobre los formeros,
discurre un falso triforio constituido por vanos bíforos inspirado
en el modelo de la Catedral de Santiago de Compostela.
Las tres naves,
de mayor relieve la central, desembocan en otros tantos ábsides,
siendo poligonal el central con columnas angulares y ventanas de medio
punto en cada paño; y prácticamente semicirculares los
laterales, abiertos mediante sencillos vanos coronados por óculos.

La que sería
su portada principal, dispuesta en el muro occidental a los pies del
templo, fue reemplazada en una reforma posterior por otra de factura
moderna, conservándose, de época románica, un
único ingreso abierto en muro norte. Consta éste de
dos arquivoltas con roscas decoradas con formas vegetales, geométricas
y ajedrezadas que reposan sobre columnas con capieteles figurados.
Declarado
Monumento Histórico en 1931, en la actualidad funciona como
hospedería.
Más
información del Monasterio
de Aciveiro
Iglesia
del Monasterio de San Pedro de Dozón
Muy cerca
de Lalín, el antiguo Monasterio de San Pedro de Vilanova de
Dozón remonta sus orígenes a mediados del siglo XII
y, aunque es imposible concretar su datación exacta, si se
conoce que fue fundado por Doña Gutroda, concibiéndolo
para albergar en él una comunidad monástica femenina.
Edificado
a base de grandes sillares graníticos perfectamente escuadrados,
se trata de una construcción de una única nave de tres
tramos cubiertos con bóveda de cañón entre fajones
que desembocan, tras un tramo recto de considerable profundidad, en
una cabecera semicircular cerrada con bóveda de cascarón.
Al
exterior, lo más destacable del conjunto es la armonía
de sus paramentos, en los cuales, da la impresión de que sus
constructores no se han permitido dejar espacios vacíos, desplegando
rítmicamente vanos y contrafuertes bajo una cornisa corrida
de profundos arquillos sobre canecillos geométricos que se
prolonga también por el perímetro absidal.
El ábside
semicircular queda estructurado en cinco paños mediante cuatro
columnas, abriéndose, en cada uno de ellos, vanos de medio
punto con roscas decoradas, destacando, por encima del resto, el ventanal
central, en el que fue horadado un óculo a modo de ojo de buey,
y un sencillo rosetón en el que cinco esferas reproducen una
forma cruciforme.
En
cuanto a la escultura se refiere, predominan en San Pedro de Dozón
los motivos geométricos y vegetales inspirados en postulados
cistercienses, muy probablemente llegados desde cercano Monasterio
de Santa María de Oseira.
En el hastial
septentrional, cobijada por un tejaroz sostenido por una cornisa de
arquillos semejantes a los del alero, abre su portada más relevante.
Consta de un arco mixtilíneo trasdosado por tres arquivoltas
molduradas y apuntadas que apean sobre columnas con capiteles decorados,
culminando el conjunto un tímpano presidido por una cruz en
bajorrelieve.
Mucho más
sencillo es su ingreso occidental, enmarcado por contrafuertes, también
bajo tejaroz, y constituido a base de arquivoltas boceladas que encierran
el vano central, también de perfil mixtilíneo.
Más
información del Monasterio
de Dozón
Iglesia
de San Julián de Ventosa
La iglesia parroquial de Ventosa, bajo la advocación
de San Xulián (Santa María según algunas publicaciones),
es un modesto edificio del tardorrománico rural gallego muy
modificado en siglos posteriores que pasaría totalmente desapercibido
de no ser por la tan singular como inesperada sorpresa en forma de
escultura monumental que atesora en su interior.
Arquitectónicamente fue concebida como una iglesia
de nave única culminada presumiblemente por un ábside
semicircular, sin embargo, una serie de añadidos en el siglo
XVI y una más reciente intervención el XIX, acabaron
por desfigurar casi por completo su cabecera, conservándose
a día de hoy como únicos testimonios de su origen románico
los muros laterales y sus dos portadas de acceso, abiertas a los muros
sur y oeste.

La portada de los pies, bajo una graciosa espadaña
de doble tronera y remate triangular, cuenta con dos arquivoltas de
medio punto sobre finas columnas acodilladas rematadas en capiteles
de estilizada decoración vegetal. Muy particular tanto en esta
puerta, como en su hermana pequeña del lado sur, es la decoración
a base de casetones rehundidos que animan la rosca principal de cada
una de ellas.

Sin embargo, aún saliéndose de los límites
cronológicos del románico, los elementos de mayor interés
de la iglesia de San Xulián de Ventosa se sitúan en
el interior el templo. Nos referimos a un mausoleo monumental y a
los restos de un baldaquino que, no se sabe si originarios de este
templo (lo más probable) o procedentes de otro, fueron recolocados
en los muros laterales de la nave a finales del siglo XIX.

Así, en el hastial de la epístola hacia
los pies se sitúa un espectacular mausoleo funerario de aspecto
bajomedieval que, aún sin poder confirmarse, parecen albergar
los restos del Abad Lope de Ventosa, canónigo de la catedral
compostelana para cuyo enterramiento pareció querer reproducir
el Pórtico de la Gloria.

Sobre el sepulcro aparece el difunto yacente con los
pies apoyados sobre una pila de libros y, flanqueándolo en
diferentes registros, varios ángeles orantes, apóstoles,
patriarcas y, presidiendo el monumento, la efigie de Cristo en Majestad.

En el muro opuesto fueron también recolocados
los restos escultóricos de lo que bien pudieron ser dos baldaquinos
desmontados que, en origen, se dispondrían flanqueando el arco
triunfal de la iglesia (aunque hay quién señala que
incluso pudieron estar asociados al citado monumento funerario).
Además de las columnas, tanto los grupos en relieve como las
figuras de bulto redondo de los baldaquinos, los cuales conservan
en la mayoría de casos su policromía original, fueron
recolocados sin respetar un orden narrativo, aún así,
la visión interior de esta iglesia gracias a estas figuras
y por supuesto a los restos de pinturas murales, resulta realmente
sorprendente.

Iglesia de San Miguel de Moreira
Situada a poco más de 5 kilómetros de la
localidad de A Estrada, a cuyo Concello pertenece, la iglesia parroquial
de San Miguel de Moreira, levantada a varios cientos de metros del
caserío, es una construcción originaria de finales del
siglo XII que perteneció en primera instancia al cenobio compostelano
de San Martín Pinario y, posteriormente, a la Corona.
Presentaba en origen la típicamente rural morfología
de nave única abierta, tras un breve tramo recto cubierto con
bóveda de cañón, a un ábside semicircular;
sin embargo, durante una serie reformas acometidas en el siglo XVIII
fueron añadidas sendas capillas a cada lado de la nave confiriéndole
al edificio su actual planimetría de cruz latina.
Más allá de los muros perimetrales en cuyas
cornisas aún perduran una serie de canecillos con figuración
animal y vegetal, el principal punto de interés de la iglesia
de Moreira se concentra en el hemiciclo absidial, separado del tramo
recto por potentes pilastras.

Elevado sobre un prominente basamento, se articula el
ábside en tres paños separados entre sí por dos
columnas entregas rematadas a la altura de las cornisas por sus correspondientes
capiteles; destacando el tema del Señor de los Animales en
una de las cestas, y un personaje de brazos extendidos junto a otro
menor sosteniendo un báculo en la otra.

En el paño central se abría en origen un
ventanal -hoy cegado- perfilado por una chambrana taqueada que trasdosa
una arquivolta decorada con florecillas tripétalas que apea
sobre columnas rematadas en capiteles vegetales.

A la altura de las cornisas llama la atención
la decoración a base de flores hexapétalas de botón
central inscritas en anillos perlados tanto en sofitos como metopas;
mientras que los canecillos, diecisiete en total, presentan un rico
muestrario de figuración geométrica, zoomorfa y humana,
destacando un músico tañendo una viola, un acróbata
y un curioso personaje de aspecto monstruoso que parece engullir las
cabezas de dos aves.

Al interior, profundamente reformado el espacio para
fieles, el interés se concentra de nuevo en la zona presbiterial,
delimitada por un arco triunfal de medio punto peraltado y doblado
en el que destaca el capitel del lado sur, donde aparece representado
en su cara principal un personaje barbado a caballo tocando un olifante,
y en las caras menores personajes sosteniendo palomas y un libro.

El resto de capiteles interiores son vegetales, con la
aparición puntual de alguna cabecita de aspecto simiesco entre
el follaje. Recorre todo el perímetro absidial interno una
imposta billetada, siendo también perceptibles hacia el sector
septentrional unas pinturas murales con el tema del Lavatorio cronológicamente
encuadrables, según la mayoría de especialistas, a principios
del siglo XVI.

San
Salvador de Camanzo
Pese a que existe
constancia de una primera fundación monástica cuyo origen
se remontaría al siglo X, la actual fábrica de San Salvador
de Camanzo correspondería a una segunda fase levantada durante
la segunda mitad del siglo XII para acoger una comunidad masculina,
que, poco después, sería relevada por una de monjas
benedictinas.
Presentaría
en origen una planta basilical, pero en una reforma posterior, fueron
derribados los últimos tramos de las naves laterales hacia
los pies, confiriendo al conjunto una engañosa apariencia de
esquema de cruz griega en la actualidad. Dichas naves quedarían
separadas por arcos de medio punto y apuntados en alternancia, descansando
sobre pilares de sección cuadrada con columnas adosadas.

Las tres naves
abren a tres ábsides semicirculares, el central de mayores
dimensiones, articulados en paños mediante columnas que rematan
directamente sobre el alero y entre las cuales, se disponen ventanas
abocinadas de doble arquivolta sobre columnillas culminadas en capiteles
vegetales.

Perdida la portada
sur con el derribo de los tramos occidentales de las naves laterales,
el actual ingreso principal se dispone en el muro de los pies, constando
de una arquivolta en la que, en posición radial, se disponen
nueve toscos bustos; uno central en actitud de bendecir sobre la clave,
y a cada lado, otros cuatro con los brazos alzados que podrían
ser ángeles. El tímpano, dispuesto sobre mochetas que
vuelven a reproducir figuras angélicas, presenta una figura
aislada del Salvador.
Al norte, comunicando
con el claustro primitivo, encontramos una segunda puerta de una única
arquivolta horadada con lóbulos trebolados y pequeños
óculos en cuyo tímpano, envuelto en un brote vegetal
ondulante, aparece representado un carnero portante de la cruz de
la Resurrección.
Del claustro original tan sólo han llegado a nuestros días
tres arcos que, muy probablemente, corresponderían a la primitiva
sala capitular.
Más
información del Monasterio
de Camanzo 
Otros vestigios
A lo largo de
toda la comarca del Candan y Deza, son numerosísimos los templos
de origen románico levantados en las distintas localidades
que salpican el territorio.

Además
de las ya referidas, merecen ser destacadas las iglesias de Santa
Eulalia de Losón, con su cabecera poligonal con ventanas de
rosca polilobulada; la de San Lorenzo de Ouzande, con su primitivo
arco triunfal de acceso al presbiterio. La
iglesia de San Mamede do Castro es un pequeño edificio rural
de una sóla nave conservado prácticamente intacto.
Las actuales parroquias
de San Xurxo de Codeseda y de Santo André de Orrea, son herederas
de pequeños monasterios hoy exclaustrados, destacando un tímpano
con formas geométricas en la primera, y otras dos portadas
de bella factura en la segunda.

Interesantes portadas
se conservan en los templos de Santa María de Ventosa, San
Martiño de Riobó, San Martiño de Asperelos, San
Cristovo de Borraxeiros, Santiago de Taboada, San Salvador de Escuadro
o San Pedro de Ferreiroa.
Numerosos son también los edificios cuyas cabeceras delatan
el origen románico de sus fábricas, bien de planta semicircular
como en, San Miguel de Goiás o en Santa María de Pescoso;
de esquema cuadrangular como los de Santa María de Loimil,
Santiago de Tabeiros y San Martiño de Fiestras; o incluso poligonales,
como se aprecia en San Pedro de Ancorados.

Distintos vestigios
aislados se aprecian igualmente en las parroquias de Santa María
de Noceda, San Martiño de Lalín de Arriba, Santa María
de Donramiro, San Xulián de Anzo, Santa María de Bermes,
San Xoan de Camba y San Martiño de Ramil.
