La vida es cual tapiz que vamos tejiendo con nuestros pasos; aquí, lo hacemos con las letras: ellas son un dulce racimo de latidos y vivencias; historias y quimeras que nos alimentan.

Mostrando entradas con la etiqueta Presentaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Presentaciones. Mostrar todas las entradas

martes, 28 de marzo de 2017

Noelplebeyo



Verbo que cuenta, que dice; historia de vida… ©Noelplebeyo Verbo, que poetiza… 

Fragancia En Sus Orillas

La fragancia que recorre su cuerpo
Hace que recorra su maxilar
Todas las mañanas atrapando
Su pezón, primero el izquierdo,
Después el derecho, hasta descansarlos
En el fondo pacífico de mi boca.

Y es esa fragancia alucinógena
Capaz de congelar el tiempo en los Trópicos,
Inundar los Desiertos hasta hacerlos
Ríos violentos,
Provocar tan desmedida marejada
Sexual que el Cambio Climático
Empieza y terminará en mi pituitaria
Olisqueando entre sus dos orillas.


(Autor del poema: ©Noelplebeyo)

Mi Agradecimiento:



lunes, 27 de febrero de 2017

Amowhor



Verbo que poetiza, pensamientos y sentires. ©Amowhor Un racimo de emociones…


UN PASEO POR TUS SUEÑOS

Gratitud, en una mañana de lunes particular, mi agradecimiento por tu
compañía,
por tu roce, y por muchas más cosas…
Pañafrancia y una humedad considerable, entre nuestros pies. Camino a tu
lado,
conversando de lo amarga y dulce que es la vida, de las rocas y la arena
que
bañan nuestros pensamientos, dichoso el mío…
Un suspiro y una vez más, soy capaz de escucharte e ir pensando, con la
belleza tus párpados
sugiriendo al suelo una futura imagen donde amortigüe tu entrega y mi
coherencia, tu sutileza
y mi honestidad.
Tus sueños navegando por un bosque de pasión, alrededor de un mágico
itinerario.
Tus frases son el concurso de mi sonrisa, allí donde los pasos también se
entrelazan,
intento vencer tus palabras con mi astuta comprensión. Nostalgia ninguna
y el sol poco
a poco comienza a reflejarse en tus ojos azules, divinidad talentosa para
mi mirada.
Tuve la virtud de poder mirarte y admirarte, aunque hoy no sea lunes…


-No elijas a la persona más bonita del mundo, elige a la persona que haga más bonito tu mundo-

(Autor del texto: ©Amowhor)

Mi agradecimiento:


lunes, 20 de febrero de 2017

Pitt Tristán


Secuencias y devenires de la vida…©Pitt Tristán Voz que relata y dibuja sentires…


Evocación


Esta mañana me he levantado contenta. Otros días me levanto cachonda y otros de una mala leche como si ya hubiera pasado todo el día rodeada de gente. Nada más echar el pie al suelo me he fumado un cigarrillo. Sin complejos. Sin traumas. Que les den a los carteles de la OMS y al cambio climático, que me mate el tabaco por elección en vez de la naturaleza -esa borde, que va a su rollo- por obligación. O el destino. Me levanto pletórica, con las tetas en su sitio, me miro al espejo ¡qué guapa eres! Los pelos como en esas recreaciones que sales tú y el mamut, pero ¡cuánto vales, nena! y es que la autoestima eso es lo que tiene. Llevo una semana de las buenas. El martes visité la feria, una atracción de autómatas, como aquellos que encandilaban a Flaubert, “El carromato de No Sé Qué” y ligué con el feriante, le pregunté-animé: ¿vamos a emborracharnos juntos? Eso lo entienden todos los tíos, piensan: bueno nos tomamos unas copas y luego, si hay suerte, lo que caiga pero las copas ya nos las hemos tomado. Total que resultó un tío muy majo, eso sí un poco raro, porque estuvimos hablando de rollos culturales, algo de ciencia, sobre la física de las atracciones de feria y sobre los autómatas a lo largo de la historia que, por cierto, se quedó allá por principios del XIX en donde, merced a la ingesta alcohólica, cayó rendido a mis pies. Lo malo es que fue literal. El que mi padre tuviera viñas e hiciera vino en casa, y que este vino fuera malísimo, hacía que nos lo bebiéramos casi todo nosotros y, desde bien pequeños, recién destetados, ya nos daban pan mojado en vino y rociado con azúcar, así que a resultas de esta inmunización alcohólica he conocido pocos tíos que aguanten más que yo; hubo uno pero murió de cerrosis, sí de cerrosis, le cayó un rayo estando en un cerro, quiero decir. Nos fuimos a casa pero el tío seguía medio grogui y si algo da una idea de la torpeza extrema es un tío borracho. Pase por que se le olvide tu nombre, pase por que te llame con el nombre de otra, pero ¡so gilipollas! ¡que el clítoris lo tengo donde todas! Esa noche nada, bueno peor que nada, porque ya te has hecho ilusiones, pero al día siguiente vinieron las disculpas, unas flores (ya he dicho que era un poco raro), como un cordero, como un cordero al matadero. Y yo una loba. Estuvo majo, cariñoso, dulce y sin prisas. Me hizo, entre otras virguerías, unas botas de saliva a mi medida, desde el pie a la ingle y un poco más. Todo aquello tuvo para mí el sabor de un guiño. No creo que dure, porque llevaba una marca en el dedo como si fuera un pajarraco de esos en peligro de extinción al que acaban de desanillar. Es lo que tiene agosto. Casi mejor. Mejor. Que luego pasa lo que pasa y una no está para esos trotes romanticones. He pasado una semana cojonuda pero estoy mejor con la mileurista como yo con la que comparto piso, aunque es un poco guarra, a veces me dan ganas de mandarla a tomar por culo pero se me pasan cuando me acuerdo que el piso y los muebles son suyos. Maldita memoria. No me gusta la memoria. Si pudiera me la arrancaba de cuajo porque, muchas veces, demasiadas veces recuerdo que mi vida no siempre fue así. Hace algunos años conocí a un chico, tuvimos un amor acendrado e insomne y fuimos muy jóvenes y muy felices. Tuvimos un hijo. Siempre íbamos los tres de la mano. A todos los sitios. Tenía cinco añitos cuando murió ahogado. En un pantano. Un fin de semana. Ya no he tenido más fines de semana, y odio los pantanos. Recuerdo que me dejaron poner una estela junto a la orilla: “Entre lamentos, mi madre colocó esta lápida en mi recuerdo”. Aquella tragedia en vez de unirnos y hacernos más fuertes nos fue apagando y todo acabó. Pero hoy aún palpita en mí el rescoldo de un amor abrasado por la sed de la muerte. Me enciendo otro cigarrillo. Sin complejos. Sin traumas. Que les den... Pero ahora, ahora, ya no estoy contenta.

(Autor del relato: ©Pitt Tristán)

Mi Agradecimiento:


miércoles, 8 de febrero de 2017

Rick Forrestal


Photography  and beauty… ©Rick Forrestal A wonderful  journey of images…and life…


Pic Today 8/13/16









COMPETING FOR POLLINATORS

Let's face it,
a flower's job is to
be stunning . . .

through color, design
and fragrance.

To be absolutely irresistible
to pollinating insects.
Their future depends on it.

Collecting pollen from its stamens
(usually six),
and depositing on its single pistil.

A beautiful process,
don't you think?

(Thank you pollinators,
especially bees.)


(Photographer-Posted By: ©Rick Forrestal)

Gratitude:


sábado, 28 de enero de 2017

Ame


Verbo teñido con la tinta que hilvana suspiros… ©Ame Finos y delicados trazos, que dicen de la piel, del alma, y del amor…


Noche insomne

Camino silenciosa entre las ruinas sombrías de mi pasado
indecisa y a la vez piadosa.
El sabor amargo del recuerdo se ha disuelto
en el suspiro del alma que gravita
en el claroscuro palpitar de mi universo.
Hoy la noche iluminada de luceros encendidos
ha caído en mi piel
con la maestría de un verbo que en mi cuerpo dormita.
Los pensamientos se elevan formando nubes silenciosas
que se precipitan en los renglones marcados
de noches insomnes.
Aspiro mis sentimientos y al hacerlo
siento cómo late mi pequeño corazón
en la oscuridad de mi pecho.
La luna pronto desaparecerá
ofreciéndome el sol de un nuevo día
…los fantasmas han caído.
Y es acaso que aún no has comprendido que
si tu recuerdo se diluye en la penumbra
…es porque así lo he decidido.

(Autora del poema: ©Ame)

Mi agradecimiento:



viernes, 13 de enero de 2017

Yessy Kan


Y siguiendo el orden en que me habéis ido confirmando que me permitís compartir vuestros blogs, aquí os dejo, siendo para mí un gran placer, el primero de este año.
GRACIAS a tod@s por ser y estar, en esta bonita complicidad de letras y sentires…

(Iré pasando por vuestros blogs, para dejaros mi invitación a traer vuestros textos y espacios, siempre que así lo deseéis, a éste mi rincón...que es vuestro también…)


Bsoss a montones, compañer@s!! ♥


Bella pluma que poetiza y dibuja historias… ©Yessy Kan Arte y verbo, en un viaje emocionante…


¿Qué hace esto aquí?

En una larga noche de verano, mi cuerpo desnudo descansaba boca abajo sobre mi lecho de silencio y sueño. De pronto, sentí algo quisquilloso sobre mis glúteos. -¡Maldita sea! ¿Qué hace esto aquí? – me dije totalmente fuera de control al voltear la cabeza y ver un escorpión con su encorvada cola. Asustada brinqué desde la cama y al observar el piso, lo vi inmóvil con las pinzas pegadas a su cabeza. Una pequeña sonrisa cínica se dibujó en mis labios y traté de apachurrarlo de un pisotón. Muy veloz escapó de la sandalia, y corrió hacia la puerta. Resignada me fui a la cama con la duda de que aún estaría rondando por mi estancia.
Comenzaba a tomar posesión el sueño, cuando de pronto bajo la sábana algo viscoso se trepó por mis piernas, acompañado de unos chasquidos y un fuerte olor a rocas húmedas. Quise moverme pero me fue imposible, la sábana resbaló y cayó como cascada al suelo, entonces pude ver con horror el cuerpo escorpulino de un negro artrópodo detenerse sobre mi pecho. Por sus piezas bucales se escapó un chillido cuando sus ojos resplandecieron ante los míos.
Sus pinzas agarraron mis manos, mientras su enorme aguijón se preparó para inyectar su neurotóxica lujuria en mi chakra umbilical, lo intuí, porque pude olfatear su deseo por refugiarse en los ardores de una hembra mortal. Con violencia reaccioné ante el fulminante pinchazo, que en segundos descargó su líquido tóxico, el cual comenzó a viajar a través de mis arterias; por cada vena, y los pequeños vasos. Me sentí en llamas, en fuego incandescente hasta sucumbir febrilmente a las fatales contracciones musculares del escorpionismo. Todo pasó demasiado rápido, me desperté sobresaltada, aletargada entre tiempo y espacio con la tierra aurora que apuntaba el celaje del noreste.

(Autora del relato: ©Yessy Kan)

Mi agradecimiento:



martes, 29 de noviembre de 2016

Pecados en carne


(Blog erótico-sexual explícito +18)

El pecado que gime y supura al roce de la piel…©Pecados en carne Deseos que se desatan…


Como un animal.

Justo después de que las puertas de tu ascensor se cerraran tras de mí, entré en tu casa. No te vi en la puerta, así que avancé lentamente por el angosto pasillo oscuro de tu casa, adentrándome cada vez más en tu territorio. Yo preguntaba en voz alta donde estabas, pero nadie respondía. Así que paso a paso me acercaba a tu habitación.
La puerta estaba cerrada. No entendía muy bien qué pasaba, pero estaba claro que me preparabas alguna sorpresa... y vaya si me llevé una sorpresa. La puerta no era lo único que había logrado abrir esa tarde. Allí estabas tú, masturbándote en la cama mientras esperabas que llegara.
Estabas más que guapa... Yo no entendía muy bien a qué venía ésto, pero la verdad es que no me importaba en absoluto. Disfruté unos segundos de este magnífico y bello espectáculo con el que me deleitabas los sentidos antes de que me dijeras:

- He estado leyendo tu blog... y éste es el resultado.
Está claro que no hay nada más bonito que una mujer masturbándose. Pero no te detuviste ahí, me dijiste que me tumbara a tu lado. Sin pensármelo ni un solo instante me puse a tu lado y de un rápido movimiento me sacaste la tranca, que ya la tenía dura por la contemplación de tanta sensualidad junta. Así que comenzaste a masturbarme mientras yo te metía el dedo y tus juegos continuaban tocando tu sexo.
Tumbado a tu lado disfrutaba de este magnífico espectáculo provocado por la lectura de mi blog.

- Joder... no sé cómo lo haces, pero es que me pones completamente cachonda cuando lo leo.

No puedo evitar masturbarme como si me ardiera el cuerpo...
Mientras tanto yo te contemplaba en toda tu belleza. La sensualidad recorría cada centímetro de tu piel, al igual que mi mirada que me provocaba un deseo cada vez más fuerte de follarte con toda mi alma allí mismo.
Tú estabas poniéndote cada vez más sensible. Tu piel comenzaba a sonrojarse de una manera realmente sexy y yo te deseaba hasta tal punto que tu masturbación únicamente me daba ganas de penetrarte con fuerza. Parece que el sentimiento era mutuo, porque en un momento me hiciste un gesto que lo decía todo...
La verdad es que me ardían las ganas de follarte con toda mi fuerza sobre esa cama en la postura que fuera, en la que más placer te diera. Quería convertirme en tu juguete para darte todo lo que necesitases.
Pero antes quería disfrutar con mi boca de ese sexo húmedo y caliente que tenías gracias precisamente a la lectura de los relatos de mi blog. Supongo que es algo normal, porque la masturbación es la mejor forma de disfrutar uno mismo y sobre todo de hacer volar la imaginación. Pero en este momento no te hacía falta imaginar, allí estaba yo para comerte todo el coño.
Te metí mi lengua en tu vagina y comencé a jugar con ella con mucho sentimiento. Mis manos me abrían su sexo, que estaba al rojo vivo. Pretendía hacerte gozar con apenas el roce de los pelos de mi barba sobre tu entrepierna.
Tú me pusiste las manos en la cabeza y me dejaste que te continuara clavando los dedos hasta lo más profundo que llegaran... Aunque eso no era nada comparado con el límite que iba a alcanzar mi sexo unos instantes más tarde...
La cuestión es que estaba deleitándome de la mejor manera posible con tu sexo húmedo. Mientras tanto, tu gemías de placer y me gritabas:

- ¡Estoy muy caliente!
- ¿Ah, si? ¿Estás muy caliente?
- Mmmmm.... es la sensación que me provoca pensar en ti...
- Pues entonces será el momento de que me dejes follarte.
- Si, hazlo... Sé un animal.
- ¡A sus órdenes Señorita!

Así que me puse en pié y te contemplé. Tú estabas risueña, deseando que llegara el momento de la penetración que te llevaría hasta el éxtasis de placer. Pero tenía tantas ganas de follarte que la verdad es que no sabía por dónde empezar. Tú me mostraste tus dulces muslos mientras me masturbabas y te reías, así que decidí ponerte a cuatro patas y follarte como un animal.
- ¡Ponte a cuatro patas!
Te clavé la polla de un rápido movimiento. Te ensarté como a un pincho moruno. Tú lanzaste un gemido entre gusto y alivio por tenerme ya dentro de ti. Desde luego, parece que la lectura del blog te había excitado de sobremanera. Mientras tanto, yo comenzaba a dejarme llevar por la lujuria...
Además, hacía tiempo que no follaba bien y tenía ganas de disfrutar con una mujer en esta postura que es tan placentera para ambos. Así que me puse tu espalda y comencé a penetrarte, abriéndote el sexo poco a poco, mientras mis labios recorrían tu cuello, lo besaban y te mordía la oreja después de decirte todo lo que querías escuchar.
No pude contenerme por mucho tiempo. Estaba necesitado de sexo... bueno, la verdad es que siempre lo estoy. Pero no de sexo cualquiera, de buen sexo. Porque prometer es una cosa muy fácil, pero cumplir, para eso es para lo que he nacido. Así que poniendo mis manos en tu culo perfecto, comencé a follarte con dureza.
Tú estabas relajada, disfrutando de este sexo goloso que iba cada vez a más; pues mis brazos comenzaban a tensarse, a agarrarte con más fuerza, mientras mi pene entraba y salía desde la mayor profundidad hasta abandonar tu sexo en apenas un segundo. Me gusta mucho sentir como mi entrepierna toca tu trasero.
Te cogí de los pechos y comencé a dejar salir por mi boca todo el sexo que estaba deseando decirte. La verdad es que no recuerdo bien las palabras exactas que te dije, pero en resumen era todo lo que deseaba poseerte, hacerte mía, ser tuyo y sobre todo fusionarnos con el sexo como si no hubiera mañana. Querías follar como animales y lo estabas consiguiendo.

- No pares.
Mi cadera estaba dando todo lo que puede dar de sí. Prácticamente te la colaba en tu sexo como si no hubiera mañana. Además, tengo una gran resistencia y fue un largo periodo de deleite contigo a cuatro patas mientras yo no dejaba de penetrarte. Estabas realmente sexy a pesar de que no te veía el rostro salvo cuando te girabas, como si te faltara el retrovisor, y necesitaras ver la cara de placer que me estabas provocando... que era mucho.
Te agarré fuerte del pelo y decidí dártelo todo. Fuerte. Duro. Intenso. Hasta el fondo. Realmente querías vivir uno de mis relatos.... pues aquí lo tienes.

- Me encanta ¡Quiero toda tu leche!
- Tranquila... aún falta para eso. Todavía tengo que follarte de varias maneras más.
- Uffff.... Sigue por Dios.

Era tal el placer que te daba que me tratabas de coger, con tu mano temblorosa por el gusto que te provocaba y por las embestidas que te estaba dando, mis testículos. Los tenía tan hinchados y rellenos de semen que lo notabas con la punta de tus dedos. Pretendías arrancármelos... pero te aseguro que ya tenía en mente lo que iba a salir de ellos a borbotones.
- Más ¡más! MÁS.
- Estaría toda la vida así... follándote.

Tu estabas completamente extasiada. También necesitabas un buen revolcón. Un hombre de verdad que te follara como la diosa que eres, con la necesidad que te abruma de encontrar a un buen semental que te haga todo lo que necesitas. Sentías cada movimiento de mi rabo duro por tu vagina... y eso no hacía más que excitarte hasta el límite.
Me senté sobre un sofá que tenías lleno de ropa. Me dio igual, no tu desorden, sino follarte sobre todas tus cosas. Me gusta dejar mi aroma a sexo en las posesiones de quienes tengo el gusto de que me inviten a su casa para follar de esta manera tan abrumadora. Y es que, de alguna forma tengo que hacer valer que me vuelvan a invitar de nuevo... ¿no?
El caso es que te puse sobre mi vientre y comencé a darte pollazos mientras te sujetaba las piernas. Otra vez más tú estabas gritando de placer... pero esta vez veías en primera fila el espectáculo de nuestros sexos jugando al unísono.

Yo comencé a follarte con fuerza, más que nada porque me estaba empezando a cabrear que llevásemos más de quince minutos follando y aún no tuviese que controlar mis ganas de
correrme conmigo. Me gusta esa sensación en la que estoy disfrutando tanto que siento que es irrevocable la corrida, pero aguanto, con el sudor cayéndome por la frente, todo lo que puedo... que es mucho.
Tú estabas sedienta de una buena polla. Así que te colocaste de la manera que más te beneficiaba para masturbarte un poco. Tú sí que estabas al borde del orgasmo... y vaya si lo tuviste. La cara de placer que se reflejaba a la luz de la luna en el espejo del otro extremo de la habitación lo decía todo de lo que tu cuerpo demandaba esta noche.
- Quiero verte de cara.
- Y yo quiero seguir follándote como un animal... nena.
- Me gusta que me desees.
- Yo tengo entre mis brazos todo lo que deseo ¿Y tú que quieres de mí?
- Ya lo sabes... ;)

Estabas sobre mí, irguiéndote como una auténtica perra en celo que necesita, a su ritmo alcanzar los últimos estertores del orgasmo. Tus manos se posaban en mi pecho mientras tus fuertes brazos sustentaban tu cuerpo que en el último azote te tiraba el pelo cada vez más por delante de tu rostro, como si no quisiera que te viera la cara de placer que tenías.
- Cógeme del culo y penétrame hasta el fondo... Ya llega.
- Ohhhh.... Sí, así ¡Sí! ¡¡¡Siiiii!!!

Estaba claro que ya había llegado el momento de correrse. Me quedé sorprendido de la cantidad de fluido que te salió. Pero claro, después de semejante actividad como para no hacerlo... Tenías los ojos cerrados y la mirada hacia el techo, pero yo sabía perfectamente la expresión de tu cara: una expresión de gusto absoluto.
Te toqué con mis manos sobre tus pechos, que se movían todavía, como si la inercia de tu cuerpo y el mío, juntos sobre la cama, no se acabase. La llama seguía estando encendida... sobre todo la mía. Yo aún necesitaba más. Mucho más.
Te volví a poner sobre la cama. De nuevo, te volví a abrir las piernas. Tu soltaste un "Dios" por tener que gozarme todavía más. Pero es que, cuando despiertas a la bestia que tengo dentro, es difícil volver a encerrarla otra vez. Aunque, si os soy sincero, me gustaría que estuviera despierta todo el día, todos los días...

- Me encanta follarte. Menudo cuerpazo tienes.
Con mis manos en tus muslos, te penetraba una y otra vez, con la misma dureza de mi polla erecta que te había provocado el orgasmo apenas dos minutos atrás. Sé que estabas cansada, pero es que nena... soy insaciable y necesitaba desfogarme. Porque si me hierve la sangre, necesito una buena corrida sea como sea.
Tú estabas completamente abierta para mí. Yo estaba como poseído por el demonio mientras te follaba sin descanso. No podía hacer otra cosa más que mirarte a los ojos, con mucho deseo, mientras disfrutaba de cada penetración de mi miembro en tu cuerpo.
Ahora si que estaba controlando la corrida. Iba a ser una de las grandes. Pero aún me quedaba un rato hasta que no pudiera aguantar más y terminara rindiéndome frente a tu cuerpo. Así que continué follándote como un animal con toda mi fuerza mientras tú gritabas y movíamos la cama del sitio a causa de la fuerza con la que te embestía.

- Vas a romperme la casa, joder...
Ya venía, así que no tuve más remedio que ponerme delante de ese cuerpo de reina que tanto me había dado esta noche... desde el momento en que te pusiste a leer mi blog y comenzaste
a desearme, hasta éste momento en el que ya no podía aguantar e iba a correrme con toda mi leche sobre ti.
Abriste la boca y dejaste que una parte del chorro de semen cayera en ella, mientras el resto caía, a borbotones o gota tras gota sobre tu dulce cuerpo, desde el cuello hasta tu sexo, que aun ardía, entre tus piernas y las mías...

Ésto si es forma de celebrar el aniversario de un blog.

(Autor del relato: ©Pecados en carne)

                                             (Para ti; mi agradecimiento...)


martes, 15 de noviembre de 2016

Misthyka Elemental


El verbo que tienta e incita…©Misthyka Elemental Deseos que supuran sentires; piel encendida…


Llovía, no mucho, pero lo suficiente para ponerla nerviosa. Se había tomado la tarde libre; necesitaba prepararse. Una cita a ciegas, ¡qué locura! ¿En qué estaba pensando? Era como aceptar caramelos de un desconocido..., o peor. Pero él había despertado su curiosidad, eran meses que la provocaba. Y ahí estaba. Decidida a dejarse ir, a abandonar cada prejuicio. Un elegante edificio en pleno centro de la ciudad. Tomó el ascensor. Llegó hasta la puerta del departamento, estaba apenas apoyada ...abrió.
Adelante... –su voz profunda la hizo temblar.
Atravesó el umbral... Toda su seguridad se había diluido con el “clack” de la puerta cerrándose a su espalda y apoyarse en ella. Esperaba que él la llamara o algo, sin embargo sólo había silencio. Comenzó a caminar, y se dió cuenta de hacerlo en puntas de pie. Las manos heladas aún dentro los bolsillos del tapado. Entonces lo vió.
Él estaba sentado en un ángulo de la habitación. Debajo de una lámpara de pie que apenas lo iluminaba, y con un vaso de algo en la mano.
Haz aquello que deseas... –dijo sin agregar más.
Sin saber cómo, y de manera totalmente natural, se quitó el tapado, dejándolo caer por sus hombros hasta los pies. Había elegido un vestido negro, corto y enlazado al cuello, en modo de tener la espalda al descubierto. Caminó lentamente hasta el sillón dónde estaba él, parándose delante sin decir una palabra. Sintió sus manos subiendo por sus piernas, acarició sus muslos, se sobresaltó cuando una de ellas se apoyó por completo en su pubis y sus dedos separaron sus labios.
Me gusta que estés ya así de húmeda... –dijo mientras se alzaba y se llevaba la mano a su boca. Y también me gusta tu sabor...
Instintivamente se acercó más a él e inició a desabrocharle la camisa. La invadió su perfume, pasó sus manos por su nuca y..., él temblo, quiso simularlo, pero ella lo notó. Continuó a desvestirlo, sin dejar de observarlo. Él sentía sus ojos y le mantuvo la mirada, llevando sus manos al cuello de ella, para desabrochar su vestido, dejándola sólo con su conjunto íntimo.
Ella comenzó a bajar besando su pecho, su vientre, deteniéndose a la altura de su sexo. Excitado, erecto..., tanto que casi no estaba dentro del pantalón. Lo desabrochó y lo bajó junto con el boxer. Él sonrió, seguro que ella lo observaba..., y había adivinado. Se sentó nuevamente sobre el sofá, haciendo que ella se sentara sobre él.
Las manos de él recorrieron su espalda, y las de ella se enredaron en sus cabellos. Lamió el lóbulo de su oreja.
Hazme tuya... –susurró. Muero de deseo... Te deseo.
Él besó su cuello bajando hasta el seno, liberándolo del sujetador. Tomó posesión uno a uno de sus pezones con los dientes, mordisqueándolos, succionándolos. Su mano corrió las bragas de ella, la alzó apenas, lo suficiente para penetrarla. Lentamente. La hizo subir y bajar por su virilidad, disfrutando en ver sus gestos de placer, en oír sus gemidos. Ella clavó las uñas en sus hombros, aumentando la intensidad de los movimientos. Él sintió como ella se contraía entorno a su sexo y la tomó por el cabello.
Eres mía... –dijo en su oído. Y desde hace mucho tiempo..., sino no estarías aquí.
En ese preciso instante su hombría quemó sus entrañas mezclándose con la esencia que ella derramaba. Pasaron unos minutos para que sus latidos y respiración se calmaran.
Ella se alzó lentamente, e inició a vestirse. Él hizo lo mismo ajustándose los pantalones, se detuvo a observarla.
Quédate esta noche... –y su voz era apenas más alto de un susurro. Quédate conmigo...
Ella se giró, mirándolo a los ojos y terminando de vestirse.
No... –se acercó a su oído. Me voy..., porque yo no tengo dueño, pero tú..., tú eres mío.

Salió de esa habitación, del edificio. Continuaba a llover; pero sonrió..., ya no estaba nerviosa.

(Autora del relato: ©Misthyka Elemental)

                                                 (Para ti; mi agradecimiento...)


jueves, 27 de octubre de 2016

Tracycorrecaminos


El verbo que hace caminos y vivencias…©Tracycorrecaminos Un viaje enriquecedor que compartir…


OLORES  Y  SABORES DE LA INFANCIA

Dicen que el sentido con más memoria es el del olfato y es verdad, cada vez que huelo a un cocido de los de antes, me vienen a la memoria tantos recuerdos...

La cocina de casa de mi abuela era grande, con mis ojos de niña la contemplaba como la habitación más bonita de la casa, quizás porque nunca se encontraba sola, tenía un ir y venir que ahora, desde la atalaya de  la edad, casi la comparo con la plaza del pueblo, era foro de conversaciones,  el único lugar de la casa en la que bullía la vida y a la que no tenía vedada la entrada porque siempre había alguien en ella: los desayunos con su olor a pan tostado en la lumbre, se empalmaban con la llegada del  cesto de la compra, aquel que tenía dos tapas por las que asomaban las acelgas y que me ponían de mal humor sólo verlas.
 Recuerdo que el sacar la compra llevaba a esa conversación recurrente de lo que se iba a poner de comer a mediodía y a la noche.
 Inmediatamente seguía la preparación de la comida en una enorme mesa de madera rústica, con un gran cajón  donde se guardaba el pan y al que yo iba y venía cuando el hambre se hacía notar "abuela sólo un trocito" y me lo daba no sin antes decir "te vas a quitar la gana de comer...." A continuación me iba al pico de la mesa, en el que tenía asignada una banqueta, donde no estorbaba, para llevar a cabo mi cometido: pelar los ajos. Ahora me pregunto ¿todo llevaría ajos? ¿o es que me los daban para tenerme entretenida?, después de pelarlos venía el majarlos con perejil que cogía de una maceta, y la sal que, previamente a echarla en el mortero, tenía que enseñarla, no se me fuera ir la mano. La tarea del majado duraba bastante,  a mi abuela y a mi madre les parecía que nunca estaba bien triturado
Por fin se ponía el cocido. Me gustaba su olor desde sus primeros hervores y me envolvía en sus vahos, como si del más rico elixir se tratara, la casa quedaba impregnada de ellos desde que se entraba por el portal.
Mientras se hacía esta suculenta olla, cuya elaboración duraba toda la mañana, se aprovechaba para lavar: en la misma cocina, al lado de los fregaderos que parecían de mármol blanco, estaba la pila que era negra de piedra brillante y en la que se echaba la ropa mientras lo olla hervía a  fuego lento. 
 A esa pila mudaba yo mi banqueta porque me encantaba meter las manos hasta el codo y chapotear, poniéndome perdida y llevándome la consabida regañina y la amenaza de no volver a pisar la cocina, amenaza que surtía su efecto.
Aún quedaba el ritual de la ensalada, recuerdo el olor a pepino recién partido y a mi madre poniéndome una tira de su mondadura, sobre mi frente y sobre la de ella, porque decía que refrescaba mucho.
Hoy día se la pongo yo a mis nietos, lo que no le puedo poner son esos platos suculentos del cocido de antes porque dicen que son demasiado potentes para los tiempos que corren en los que todo lo que comemos debe ser "light"
Ellos se lo pierden porque lo "light" no tiene olor y no guarda recuerdos.

(Autora del texto: ©Tracycorrecaminos)

                                                 (Para ti; mi agradecimiento...)


lunes, 17 de octubre de 2016

Pequeños Delitos Renovados


(Blog erótico-sexual explícito +18)

Verbo explícito que dibuja pieles encendidas…©Pequeños Delitos Renovados Poesía de la carne y el ser que palpitan…


FAROL DE MINHA VIDA


Esse amor que tenho aqui
É teu. Esse amor que tu o conheces
Tu o sabes ser eterno. Infinito. Irrevogável.

Amor construído como um farol
Sólido.
Degrau por degrau.
Único.
Onde tua luz ilumina o mar revolto de minha vida.
Fundido pelo amálgama das noites de lua e
Raios de sol.

Deposito em tua luz
Minha esperança de vida.
A força que emana de ti.
Mesmo que tua luz atravesse maus momentos.
Entrego-me a ti.
Busco, incessantemente, o delírio
De teu ousado amor.

(Autor del poema: ©Pequeños Delitos Renovados)

Traductor de Google:

FARO DE MI VIDA


Este amor que tengo
Y tu. Este amor que sabes
Tú has sabido ser eterno. Infinito. Irrevocable.

El amor construido como un faro
Solid.
Paso a paso.
Individual.
Donde su luz ilumina el mar tempestuoso de mi vida.
Soplado por la fusión de las noches de luna y
Rayos de sol.

Deposito en tu luz
Mi esperanza de vida.
La fuerza que emana de ti.
Incluso si su luz a través de los malos tiempos.
Me entrego a ti.
Busco incesantemente delirio
Tu amor negrita.

                                                 (Para ti; mi agradecimiento...)


martes, 11 de octubre de 2016

Eva BSanZ


Pureza del verbo que destila pálpitos en su lobreguez…©Eva BSanZ Voz que grita; tinta que sangra…del alma, de la vida…


Piélago

Oh! Mar… Tu calor manado en mi piel es poesía
humedecida a olas tibias en las alturas de mi alma
temblorosa.

La tinta en la orilla y tu nombre en la noche junto a
las estrellas de plata o la luz del día con olores
licenciosos del viento.

Oh! Tú que radias espuma en pies desnudos con
tu canto presente de melancolía yo te observo tan
cerca brillar poesía…

Oh! Mar de pasiones y susurros divisores en mis
oídos tú eres la balada del poeta, el papel dibujado
en la memoria y el tacto más preciado en mi boca.

(Autora del poema:  ©Eva BSanZ)

                                                 (Para ti; mi agradecimiento...)


jueves, 6 de octubre de 2016

Don Vito Andolina


Amanece el verbo que resurge y vive ©Don Vito Andolina Una luz en el camino…


                Despertar.
               
                La brisa de la mañana envuelve
                el genuino latido madrugador
                el corazón descorazonado resuelve
                otro amanecer primerizo, conquistador.

                Marginales secuencias interminables
                despejan las nubes más desconsiderables,
                luz entregada, abducida y mimada
                abre los ojos de mi virginal amada.

                Sonrisa perpetua, eterna, alargada
                saluda jovial la nueva hora,
                su mano leal, briosa implora
                otra batalla alrededor de su almohada.

(Autor del poema: ©Don Vito Andolina)

                                                   (Para ti; mi agradecimiento...)


lunes, 26 de septiembre de 2016

Rodrigo Fuster


Llueve el verbo entre los adoquines; siente y gime… ©Rodrigo Fuster Palabra que besa y goza; vida que se desliza, por la calle del saber, y el placer...


La dama del tranvía...

No recuerdo cuando dejé de ser feliz, no recuerdo cuando fue la última vez que le alcance las nalgas a una mujer sólo para probar cuál sería su reacción. Y aunque las he tocado toda mi vida, esas que tocaba antes por deporte, ahora, siempre actúo a la segura.
No recuerdo cuando deje de seducir con mis palabras y crear en las mujeres ese deseo oculto que esconden todas. Ellas que siempre se sonrojaban y luego soltaban una cachetada para decir que no, pero que luego se cruzaban en tu camino para que las volvieras a pellizcar.
Eso volvió a ser. Hoy se cruzó una de estas señoras en mi camino, mayor, tan mayor como seductora.
Las delgadas telas de su vestido me animaron como en esos tiempos. Al subir al tranvía, la vi del principio del vagón. Tan señora y compuesta como su facha. Me acerqué para mirarla de lejos, su delgada blusa oscura delataba la piel desnuda al otro lado de la costura. Ahí me quedé, fijos mis ojos en el escote de su vestido, y esos pezones que acusaban una excitación por esa mirada. A cada frenada del carro, sus senos temblaban como gelatinas, pero no perdían su hidalga figura. Carnosos y redondos como dos balones de basket. Era tan exquisita esa imagen que no tarde en caer en trance, mientras otros empujaban atrás para abrir espacio en el carro. Su cuerpo se fue acercando al mío produciendo temblores en mis manos, hasta que estuvo al alcance de mis manos. Sudadas por la imagen de esa mujer, deje que estas cayeran hacia abajo quedando al alcance de sus nalgas. Lo demás es sabido. No demoraron en perder la tranquilidad y se posaron delicadamente sobre sus carnes duras pero blandas a la vez, o debo decir firmes. Pude sentir como su piel se acomodaba a la forma de mis inquietas extremidades, y las dejé ser. Posada sobre el delgado vestido, la diestra fue recorriendo sus voluptuosas formas, y sin apartarse, dejo sus glúteos descansar en ella. Sentí como sus nalgas se habrían entre mis dedos, nada había entre ellas. Desnudas bajo el oscuro vestido, se dejaron acariciar eternamente, hasta que una frenada del brusco carro, dejó que estas se apretaran contra mis genitales haciéndolo crecer como aisberg que emerge del ártico mar. Sentí el roce de su carne que envolvía deliciosamente el erguido miembro oculto, también desnudo tras las telas, moda que había adquirido en Buenos Aires cercano al mar del plata, de turistas europeos que alivianaban sus maletas para recorrer el mundo de la forma más liviana y menos trabajosa. Este tiritaba entre sus nalgas, que curiosamente, como ventosas, envolvían mi sexo hasta sentir el calor de su piel. Nada demoró en tomar un curioso vaivén la compuesta dama. Las frotaciones se fueron intensificando sobre mi verga como una segunda piel, mientras mis manos distraídas iban levantando sus faldas entre el congestionado carro del tranvía. Su perfume entraba por mis fosas nasales hipnotizando mi mente que se dejaba llevar por los acontecimientos. Cada roce era una provocación para seguir adelante. Por un momento parecía que perdía el conocimiento. Y no resistí más. Mis manos se dejaron llevar, deslizándose por su ligero rozando suavemente su piel, y recorriendo sus caderas alcancé sus senos, para estrujarlos entre mis manos. Ella se apretó a mí, y sin inmutarse, llevó sus manos hasta alcanzar mi sexo embrutecido, y bajando el cierre, se introdujeron, para con ligeros apretones y caricias, hacerlo explotar en sus manos. Luego limpió el resultado en el interior de mi pantalón, hasta que unos curiosos ojos de una colegiala se clavaron en sus senos, que eran recorridos descaradamente por mis manos sin vergüenza. No demoró en voltear para soltar su mano desocupada sobre mi rostro, al momento que mi sorprendida mano se agarraba entre sus piernas para no caer, y tan bien agarrada quedó, que su cuerpo se estremeció, para soltar con sorpresa, un chorro que corrió por sus piernas.
Lo sub-realista de la imagen en el tranvía, hizo que las otras damas que iban en el carro, gritaran como locas escapando del manicomio, a la vez que sobre mí, caían una lluvia de manotazos de los supuestos caballeros que nos rodeaban, hasta dejarme caer peligrosamente sobre la loza del paradero.
Todo fue muy loco, pero la adrenalina que liberé, fue tan agradable como la sensación de haber tocado esa piel lozana de mujer llena de experiencia y seducción. Me pregunto ahora, ¿ qué estará sintiendo en estos momentos esta señora?....

El tranvía se alejó golpeando los rieles, mientras que los duros adoquines enfriaban los golpes que sentía.

Gustab, atrevido.

(Autor del texto: ©Rodrigo Fuster)

                                                   (Para ti; mi agradecimiento...)


martes, 20 de septiembre de 2016

Marián


El verbo que siente y dice de la vida, en el arte de conjugar…©Marián Translúcido velo en la danza de la palabra…

Ese lado narcisista…

En no pocas ocasiones la escritura constituye un placer sin reservas. Es en esos momentos en que la magia del pensamiento se expande de forma impremeditada. Una se posiciona  ante el teclado con la inocente intención de ejercitar los dedos sin ningún ritmo deliberado, sólo buscando ese momento intranscendental de evadirse...y de pronto una palabra te lleva a un significado ambiguo... te sugiere un giro inesperado. Y es entonces cuando ese placer de relajación oyendo la sutilidad del movimiento de tus dedos...te lleva  apenas  sin pensarlo a una escritura con vocación de desligarse de ataduras...desatada...más explícita pero sin caer en lo vulgar...me voy al otro lado de la cama, abandonando esa poetización que ensombrece lo explícito en la que tengo la tendencia a domesticar las palabras, los conceptos;  puestos o expuesto, ante el erotismo... y sus límites...lo narrativo de una extrema tensión en la que la belleza de las palabras se rinden ante lo humano, a favor de una narrativa pura y dura...y ese placer se multiplica por dos. De un lado porque de pronto se abre ante ti un universo fascinante  con el que das paso a la imaginación. Y de otro lado, porque la magia de la escritura intranscendente  impone su presencia...Las letras van tomando sus posiciones dando sentido a una coreografía escrita. Arquitectura formada por una composición de palabras...metáforas, alegorías...en un texto que en principio iba a ser "lo que saliera" y de pronto intuyes que puede ser algo bueno...incluso serlo todo...dando un golpe de estado a la razón...porque en esos momentos la razón de todo es tu cuerpo pidiendo  un asalto al territorio del placer...

A menudo se dice de  cierta clase de escritores  que su vida y su obra parecen  seguir  caminos divergentes, pero en otros, en cambio, la vida se vierte de manera tan notoria sobre las palabras, que a través de ellas te dejan ver lo que son. Yo soy de esta segunda clase. Y por mucho que intente hacer transformismo, al final siempre termino delatándome...y sigo por ese camino en el que  sientes con verdadero deleite el placer de abandonarte...

Y escribes y escribes  sin pensar...como al dictado de una musa que ha hecho acto de presencia sin avisar...es esa extremosidad que te invade...y que más que cualquier otra cosa lo que parece es un reto. Y ya no hay vacilaciones...todo lo ves ya como un espectáculo escritural...aunque sabes que tu visión puede ser desproporcionada y te sientes como la Alicia que viajaba mediante sus sueños a lugares extraños... porque la escritura se va tejiendo como un tapiz, donde las hebras cortadas, los anudamientos, los remates se quedan en el reverso, donde no se ven...(aunque las musas tuerzan el gesto porque les estás enmendando la plana) y sólo se muestra la "representación" de las escenas.

Y así emerge el efecto estético-erótico, el encantamiento te invade, y al margen de desconocer por completo lo que estás haciendo...o de pensar que estás viendo belleza donde no la hay...es ese tiránico deseo de placer sexual...vives el momento como en un sueño donde cualquier extravagancia puede cuadrar. Y entonces te sientes como Dios...o mejor, como una Diosa...
Porque esa, y no otra, es la magia de la escritura... y del que cree en ella...

(Autora del texto: ©Marián)

                                                (Para ti; mi agradecimiento...)


Las fotografías que comparto en este blog, son descargadas de Internet. En caso de que alguno de los autores no estuviese de acuerdo con su exposición aquí, tras pedirle mis disculpas, las retiraría de inmediato. ©Gin